viernes, 29 de enero de 2016

A TRES PASOS: CAPITULO 14





Se despertó boca abajo en la cama y alargó la mano derecha para darse cuenta que Pedro no estaba en la cama. Levantó la cabeza y vio el lugar vacío con la luz que entraba por la puerta entornada. Se levantó y después de ir al baño, salió al salón para ver a Leticia vestida con un peto vaquero y una camiseta de tirantes rosa viendo la televisión, comiendo un bol de cereales.- Buenos días.


-Tardes- dijo la chica con la boca llena- Nos hemos levantado muy tarde.


-¿Qué hora es?-preguntó sorprendida abriendo la puerta de la terraza del salón.


-La una. ¿Puedes llamar al hospital? –preguntó ansiosa.


-Sí, claro.


Pedro entró en ese momento y sonrió al verla despierta- La dormilona se ha levantado.


-¿Por qué no me has despertado?


-Has tenido unos días movidos y tienes que descansar- se acercó y le dio un suave beso en los labios.- Voy a comer algo que tengo una sesión.- dijo yendo hacia la cocina.


Paula lo siguió y le vio abrir la nevera. – ¿No hay comida en tu casa?


-No.- dijo sacando los ingredientes de la nevera para hacerse un sándwich.- Nena, ¿te hago uno?


Asintió mirándolo fijamente. Se había puesto una camiseta verde oscuro que le resaltaba el color de los ojos y estaba realmente guapo.- Pedro ¿con quién tienes la sesión?


Él frunció el entrecejo mientras untaba mayonesa en el pan.- ¿A qué viene esa pregunta?


-Por nada, curiosidad.


-¿Sabes que la curiosidad mató al gato?


-¿Y sabes que como no me lo digas, te voy a meter una patada en el culo?


Pedro se echó a reír a carcajadas y Leticia sonrió entrando en la cocina para dejar el bol en el fregadero.- ¿Paula...?


-Sí, ¿me puedes traer el bolso que está al lado de la puerta?
Leticia salió a toda prisa y él levantó una ceja- Voy a llamar al hospital para ver cómo está Brian.


Él asintió y cogió un plato colocando el sándwich de Paula encima. Se lo llevó hasta la mesa y la besó en la mejilla antes de volver a por el suyo. Se sentó a su lado después de coger una cerveza y una cola de la nevera. Leticia llegó con el bolso y ella le dio las gracias. La miró mientras buscaba el teléfono en el bolso – ¿Cómo va tu brazo?


-Me las arreglo- respondió sentándose con ellos en la mesa.


-¿Te duele?- marcó el número del hospital y se lo puso en el oído.


-Algo.


-Ahora hablamos de eso- dijo cuando descolgaron al otro lado. –Hola, soy la doctora Chaves y quiero que me pasen con cuidados intensivos.


-Enseguida.


-¿Paula?


-Orson. ¿Cómo coges tú el teléfono?- Pedro entrecerró los ojos al ver su sonrisa.


-No hay nadie por aquí. Están ocupadas.


-Bueno, de todas maneras quería hablar contigo- apoyó la espalda en el respaldo de la silla- ¿Cómo va el chico?


-Se ha despertado.


-Estupendo- levantó el pulgar a Leticia que sonrió- ¿Alguna secuela?


-Todo bien. Está hecho polvo, pero se recuperará. Es joven y fuerte. Por cierto me preguntaba si querías ir a cenar esta noche.


-¿Cenar?- Se quedó tan sorprendida que no pudo disimularlo y Orson se echó a reír. Miró a Pedro, al ver que la miraba con desconfianza se levantó de la silla sonrojándose y salió de la cocina- ¿Es una broma?


-Varios que empezamos a la vez, vamos a salir esta noche para celebrar que hemos acabado. Además muchos se van esta semana y no los volveremos a ver.


-Ya- se pasó una mano por el cabello y asintió- Sí, claro que voy. No tengo nada que hacer.


-Nos reuniremos en el Mike´s a la siete para tomar algo primero.


-Allí estaré ¿Aviso a Malena?


-La veré en una hora, así que no te molestes.


-Vale.- cuando colgó volvió a la cocina y sonrió- Está despierto.


-Eso es bueno ¿verdad?


-Sí, Orson me ha dicho que se recuperará. No tiene ninguna secuela.


-¿Puedo ir a verle?- preguntó ansiosa.


-Hoy no. Quizás mañana.


-Vale.


Al sentarse ante su plato, vio que Pedro había perdido el apetito.- ¿No comes?


-¿Vas a salir con ese tipo?


-Ese tipo es un neurocirujano muy prometedor que me ha salvado la vida- dijo cogiendo su sándwich- así que trátalo con respeto.


Pedro apretó los labios – ¿Vas a salir con él?


-Sí.


Leticia se quedó con la boca abierta y dijo apresuradamente- Tengo que hacer….algo.


-Cobarde- masculló antes de meterse el sándwich en la boca. Miró de reojo a Pedro que estaba a punto de explotar, pero disimuló masticando.


-Nena….


-¿Si?


-¿Lo haces para joderme o realmente te gusta?- siseó furioso.


Lo miró sorprendida- Pedro… no todo lo que hago en la vida tiene que ver contigo.


-¡Entonces te gusta!- gritó violento levantándose de la silla.


Paula le miró a los ojos atónita porque su reacción era totalmente desproporcionada y dijo suavemente- Creo que es mejor que te vayas y pienses en ello, porque me parece que todo esto te está desbordando.


-¡No, si ya lo tengo muy claro!- le gritó tirando la silla al suelo y al salir de la cocina dio un puñetazo en la pared, traspasando el tabique. Paula se sobresaltó y se quedó mirando el boquete que le había hecho en la pared.


Estuvo allí sentada mucho tiempo sin saber qué hacer. 


Estaba claro que la inseguridad le había provocado esa reacción y ella no había ayudado nada al no decirle que era una salida de amigos. Pero se negaba a ser la única que exponía sus sentimientos en esa relación. Cuando se levantó, sintió que sus piernas temblaban y salió de la cocina lentamente. Fue hasta la puerta y la abrió caminando los tres pasos que llevaban a su piso. Entró en su piso sin llamar y Leticia que estaba sentada en el sofá con un libro en la mano señaló su habitación. Fue hasta allí y abrió la puerta para verlo tumbado en la cama, con uno de sus brazos doblado bajo la cabeza, mirando el techo. Cerró la puerta y caminó hasta la cama. Se arrodilló sobre la cama y gateó hasta él para sentarse a su lado. Pedro no la miró y ella susurró- ¿Te duele?


Él no hizo un gesto y Paula le acarició la mejilla volviéndole la cara hacia ella. – ¿Sabes? No sé cómo comportarme contigo.


Él frunció el ceño- ¿Por qué?


-Nunca sé cómo vas a reaccionar. ¿Tengo que medir mis palabras contigo?


-No.


-¿Tengo que tener miedo a que al decirte algo te pongas como hace unos minutos?


Él no respondió, sino que volvió a mirar el techo. Segundos después respondió en voz baja- Nunca te haría daño.


-Me acabas de hacer daño.


Pedro apretó los labios- Lo siento.


Paula suspiró. –Vamos a quedar un grupo de amigos a tomar algo para despedirnos.


Él la miró- ¿Y por qué no me lo dijiste?


-Porque no tienes derecho a fiscalizar mi vida, cuando tú haces lo que te da la gana.


-No me acosté con ella.


Paula se quedó con la boca abierta- ¿Qué?


-No me acosté con la pelirroja. La besé pero no me acosté con ella.


El corazón le dio un vuelco con esas palabras- ¿Por qué me mentiste?


-Nos estamos acercando demasiado. Has llegado hace unos días y…-Paula quiso gritar de alegría pero no movió un gesto esperando a que terminara- y ya duermo contigo.


-A mí me gustas. Mucho.


-Lo sé- Pedro sonrió.


-¿Y?


-¿Y qué?


-¿Cómo qué y qué?- preguntó indignada.


Pedro se echó a reír y la cogió por la cintura tumbándola sobre él. Ella sonrió y le acarició la nuca. La miró a los ojos –Me gustas.- Paula sonrió radiante- Pero no me agobies.-perdió algo la sonrisa- No sé si tendré la paciencia de tenerte en mi vida.


-¿Soy una carga?


-Sí, nena- respondió más serio.- Eres una carga muy pesada.


Paula asintió entendiendo lo que decía- Sólo quiero que me hagas un hueco en tu vida.


-No sé si seré capaz.


Que fuera sincero en ese aspecto, era un avance muy importante- ¿Me lo contarás algún día?


-No.-intentó apartarse pero ella se aferró a él abrazándolo.


-No te alejes de mí. Dime lo que sientes, pero no te alejes de mí.


Pedro la abrazó con fuerza y enterró su cara entre su cabello- Nena…lo siento.


-Me debes una pared nueva.


Él se echó a reír- Mañana estará arreglado.


-Tienes mucho trabajo pendiente.


-Tengo una sesión.


-¿Con quién?


Pedro se echó a reír y se apartó para mirarla a la cara. – ¿Te he dicho que eres preciosa?


Paula chasqueó la lengua –Ya claro, pero la estantería sigue sin montar.-la besó suavemente.- Por cierto…


-¿Sí?- susurró contra sus labios.


-Cambia las sábanas.


Pedro se echó a reír cuando llamaron a la puerta de la habitación- ¡Tío, ha llegado una tal Jody!


-¡Ya voy!- la besó por última vez y se levantó de la cama. Suspiró mirando a su alrededor- Tengo que contratar una asistenta.


-Sí- se levantó de un salto y fue hasta la puerta- Y cuanto antes mejor. No sé cómo lo soporta Leticia.- dijo antes de salir.


-¡Eh! ¡Tampoco es para tanto!


Ella ya estaba observando a la preciosa morena que se miraba las uñas pintadas de rojo en medio del salón. Demasiado exótica para su gusto. –Leti, ven que vamos a hablar del brazo.


La chica se levantó del sofá y cuando llegaron a su piso escucharon la música a todo volumen.- Un día le echan los vecinos.


-Abajo no vive nadie- dijo su sobrina sentándose en el sofá.


-¿Ah, no?


-No. Son suyos. Intentó comprar este pero la anterior propietaria no quería ni verlo.


Hizo una mueca antes de echarse a reír porque la verdad es que cuando se empeñaba en algo…



***


Tres horas después escucharon los gritos en el piso de al lado- ¡Mierda, Jody! ¡Como sigas poniendo esa cara no te van a llamar ni para envases de cereales! ¡Largo de aquí, me tienes harto!


Paula sentada en el suelo intentando atornillar la estantería hizo una mueca mientras Leticia soltaba una risita- La está poniendo fina.


-No seas mala- dijo Paula con una mirada maliciosa.


-Estás disfrutando con esto ¿verdad?


-Mucho- siguió atornillando y suspiró al ver que todavía le quedaba la mitad. Estaba claro que el bricolaje no era lo suyo.


-¡Paula!- gritó Pedro desde su piso.


Frunciendo el ceño, se levantó del suelo estirando sus pantaloncitos verdes. Se miró la camiseta y Leticia dijo divertida- Te ha visto desnuda. No se va a fijar en la ropa.


-Serás sabihonda y cómo sabes tú…


-¡Paula!


-Está impaciennnte- canturreó la chica pasando la página.


Con grandes zancadas fue hasta su piso, casi tropezándose con la morena que salía furiosa.- ¿Qué pasa?


Él la miró de arriba abajo e hizo una mueca- Ven, te necesito.


-¿Para qué?- le siguió hasta el estudio y le dio un teléfono móvil.- Jo, qué chulo- dijo mirándolo bien. Era de pantalla táctil, en gris metalizado y se notaba que era de última generación. Ignorándola la cogió por la cintura y la llevó hasta un taburete. Paula seguía mirando el teléfono y se sentó sin rechistar. – ¿Te lo han dejado para las fotos?


-Cuando termine puedes quedártelo- dijo cogiendo la cámara.


Confusa lo miró – ¿Cuándo termines de qué?


-De sacarte unas fotos.


Cuando se dio cuenta de lo que quería decir, se echó a reír- Ni hablar.-se bajó del taburete.


-¡Vamos nena, tengo que entregar las fotos mañana!


-No soy modelo y esto no va conmigo. Pídeselo a Leticia.


Pedro puso los ojos en blanco y susurró.-No es fotogénica.


-¡Vaya, gracias!- gritó Leticia desde el salón. Estaba claro que no quería perdérselo. Apareció en la puerta y suspiraron aliviados al ver que no se lo había tomado mal- Tranquilos. Lo sé desde hace años. Cada vez que el tío Pedro me sacaba una foto hacía una mueca sin darse cuenta.


Pedro se sonrojó y Paula se echó a reír a carcajadas. Su vecino carraspeó y la miró suplicante- Sólo tienes que aparentar que estás hablando y saco un par de fotos. Nada más.


-¿Para qué es?


-Va, un catálogo de telefonía móvil.


Salir en un catálogo no era para tanto. Se lo pensó y miró a Leticia que sonrió asintiendo. –Está bien…- se volvió a sentar en el taburete y se puso el teléfono en la oreja- ¿Diga? Sí, el pesado de mi vecino no hace más que darme la paliza- sonrió asintiendo mientras Pedro sacaba fotografías- Si ese que desde que me he mudado sólo da problemas.



-Mira quien fue a hablar.


Sonrió radiante mirando a la cámara- ¿Pero sabes? Que nos va a sacar a cenar por ahí.


-¡Sí!- dijo Leticia.


-¿Salir a cenar?- Pedro negó con la cabeza sonriendo tras la cámara antes de pulsar el botón otra vez.


-Sí, a un sitio muy caro.


-¡Una hamburguesa!- pidió Leticia.


Paula frunció el ceño negando – Ni hablar, langosta.-Pedro gimió mientras Leticia gruñía.- No seáis así. Un sitio elegante. Nos ponemos guapos y salimos a cenar.


-Nena…


-¿Si?


-¿No habías quedado?


Le miró sorprendida porque se había olvidado totalmente de sus amigos - ¿Qué hora es?


-Las cinco y media.- respondió Leticia.


-Vale, tengo tiempo.-miró a Pedro–Pero mañana nos llevas a cenar.


Él sonrió- Vale.


-Y date prisa que tengo que ponerme todavía más hermosa- dijo imitando a las modelos haciéndolos reír.- ¡No tiene gracia!- simuló indignada.-Saldré en el Vogue dentro de nada.


-Claro, cielo…


Le guiñó un ojo y le mandó un beso. Pedro no perdió detalle con la cámara y después de unos minutos dijo- Muy bien. Listo.


-El teléfono me lo quedo ¿no?- dijo llevándoselo al pecho mirándolo con desconfianza.


-Sí, es tuyo.


Chilló de alegría y se levantó dándole un rápido beso.- Gracias. Me largo, que no llego.


-¿Te ducharás esta vez?-pregunto Leticia.


-Muy graciosa, enana.


-Nena- Pedro la cogió por la cintura- No llegues muy tarde.


-No, llegaré enseguida. Sólo es una cena de despedida. –le besó en la barbilla antes de alejarse.





A TRES PASOS: CAPITULO 13







Brian pasó a cuidados intensivos. Orson habló con sus padres que estaban trabajando en un restaurante y no se habían enterado del accidente hasta que llegaron a casa. 


Ella acompañó a su madre a cuidados intensivos y le explicó lo que había pasado- Su hijo fue rápido de reflejos y salvó a Leticia.


-Me gustaría conocerla- dijo la mujer limpiándose las lágrimas.


-Se lo diré.


La madre de Brian le cogió la mano con cuidado todavía impresionada por ver a su hijo rodeado de aparatos- Se pondrá bien ¿verdad?


-Es muy pronto para saberlo, pero somos optimistas. Si no hay ningún problema se despertará dentro de poco. –sonrió a la madre-Aunque le va a doler todo el cuerpo, al pobrecito.
La dejó sola y sonrió a su padre que esperaba ansioso a su mujer.-Saldrá enseguida.


Estaba cambiándose cuando hizo una mueca recordando que no tenía el móvil de Leticia. Tendría que decírselo a Pedro porque Leticia seguramente estaba dormida.


Al llegar a casa llamó a su puerta pues no quería entrar sin llamar primero y escuchó los pasos al otro lado. Se acercaban a toda prisa. Se abrió la puerta y Pedro la miró de arriba abajo- Pareces cansada.


-¿Puedes decirle a Leticia que Brian salió de quirófano y que todo ha ido bien?


-¿Se repondrá?


-Orson me ha dicho que saldrá de esta, pero nunca se sabe. Siempre puede haber problemas- fue hasta su puerta y sacó las llaves. Estaba metiendo la llave en la cerradura cuando vio por el rabillo del ojo que Pedro la observaba.- Hasta mañana- susurró entrando en casa.


-Paula, sobre lo de…


Ella suspiró y se volvió para mirarlo- Mira, estoy agotada y lo que menos necesito ahora es hablar contigo.


Pedro apretó los labios y asintió antes de decir- Hasta mañana.


Sin responder cerró la puerta y dejando caer el bolso al lado de la puerta fue hasta la habitación. Se duchó a toda prisa, porque sólo quería meterse en la cama y dormir veinte horas seguidas. Con el pelo húmedo se tumbó sobre la cama y suspiró cerrando los ojos.


Se despertó en mitad de la noche y sintió un peso en la cintura. Se dio cuenta que era un brazo y miró sobre su hombro para ver a Pedro durmiendo profundamente tras ella.


Suspiró volviendo a su posición pensando en cómo habría entrado en su casa y algo preocupada porque Leticia estuviera sola en su piso. Se volvió otra vez y le apretó en el hombro- Pedro- susurró.


Él gimió y abrió un ojo- Nena, estaba dormido.


-¿Leticia está sola en tu piso?


-Está en la habitación de al lado.-respondió antes de volver a cerrar los ojos.


Se quedó de piedra al escucharlo. ¡Se habían trasladado a su piso!- Duérmete, preciosa.-la apretó a él y Paula no sabía qué hacer. ¡No los iba a echar en mitad de la noche! Ya hablaría por la mañana con él. Entonces pensó en la medicación de Leticia y alargó el brazo para encender la luz.- Nena…


-¿Le has dado la pastilla a Leticia?


Pedro miró su reloj y dijo- Hace una hora- se volvió dándole la espalda y ella pudo ver que estaba en camiseta y calzoncillos. Puso los ojos en blanco y apagó la luz tumbándose a su lado. Pedro se puso boca arriba y susurró- ¿Te estarás preguntando que hacemos aquí?


-Se me ha pasado por la cabeza, la verdad.- respondió irónica.


-La llave que te di no era la tuya.


-También se me ha pasado por la cabeza.


-Me confundí.-dijo divertido.


-Ya. –Se quedaron en silencio unos minutos y preguntó- ¿No vas a decir nada más?


-Contigo duermo.


Esas dos palabras le cortaron el aliento, porque le decía mucho más de lo que quería demostrar. –Entonces tendré que cobrarte alquiler.


-¿Cuánto?- pasó su brazo por debajo de su cuello y la apretó contra su pecho.


-Colocarás la estantería y harás lo que te pida.


-Hecho.


-Y no me sacarás fotos.-él no dijo nada y ella le pellizcó el costado haciéndolo gruñir- Dilo.


-No voy a decir eso- la besó en la coronilla –Ahora duérmete antes que me desvele del todo.-cerró los ojos y después de varios segundos él susurró.- Siento lo que te dije.


-¿Cuándo?


-Este ha sido un día horrible.


-¿Y lo de la pelirroja?


-Sobre eso no voy a hablar.


-¿Por qué?- preguntó apoyando una mano en su pecho y levantando la cabeza.


-No he hecho nada malo.


-¿Consideras que no has hecho nada malo cuando ayer dormiste conmigo y por la mañana te acuestas con otra?-no le veía bien pero su pecho se había endurecido de la tensión.- Pedro ¿Qué dirías si yo hiciera lo mismo?


-Creo que es mejor que dejemos este tema- su voz indicaba que se estaba enfadando.


Suspiró decepcionada porque no quería hablarlo y se recostó sobre su pecho. Le dio vueltas en la cabeza durante varios minutos, pero estaba claro que con él no podía hacer cábalas. Vería como se iban desarrollando las cosas.


Se estaba quedando dormida cuando Pedro alargó el brazo y encendió la luz. Parpadeó confundida mirándolo medio somnolienta-¿Qué pasa?


Él se sentó en la cama y la miró fijamente- Con eso de que si hicieras lo mismo ¿qué querías decir?


-¿Qué?


-Céntrate Paula, porque si no, no podré dormir.


-Fíjate, ya somos dos.


Pedro la cogió por la nuca y la miró intensamente- Mira, te lo voy a decir yo para que no se te pasen ideas raras por la cabeza. No te acostarás con otro que no sea yo.


-¿Ah no?- preguntó casi sin voz.


-No. Lo acabo de decidir.


-¿Y yo no tengo nada que decir?


-No.


-¿Y tú puedes hacer lo que quieras?


Pedro entrecerró los ojos –No parece muy justo ¿verdad?


-No, no lo es.


-Me da igual.


-No tienes ningún derecho a exigirme nada.- se apartó de el y se tumbó dándole la espalda. Alargó el brazo y apagó la luz.


-¡Ahora no podré dormir!- protestó él.


-Mala suerte.


-No te colocaré la estantería.


-Entonces lárgate de mi cama.


Pedro gruñó y ella no pudo evitar sonreír en la oscuridad. Él no se movió sentado en la cama y después de unos segundos encendió otra vez la luz. Paula gimió –Sino me lo prometes, no te dejaré dormir. Puedo estar así día y noche- dijo él pegándose a su espalda.


-¿A qué te echo de mi casa?- le miró a los ojos divertida y él frunció el ceño- No te voy a decir que no me acostaré con otro porque no es justo. Punto.


-¿Tengo que decirte que no me acostaré con otras?


-¡No tienes que decírmelo, tienes que hacerlo!


-Tú y yo no tenemos nada.


Ella levantó una ceja- ¿Entonces qué haces en mi cama?


-¡No puedo dormir!


-¡Fíjate, ya somos dos!


Se miraron retándose y Pedro suspiró- No te soporto.


-Genial, ya empezamos- dijo con aburrimiento.


-¡Dime que no te acostarás con otros!


Bufando se sentó en la cama enfadándose- Me estás empezando a fastidiar. ¿Cómo tienes el descaro de pedirme algo así cuando al medio día te has acostado con otra?-Pedro apretó las mandíbulas- ¡Y cuando me has hablado así delante de mis compañeros de trabajo! ¿Quién te crees que eres?


-Ahora no puedo pedir nada ¿no?


-¡No!


Se tumbó dándole la espalda y volvió a apagar la luz- Como vuelvas a encender la luz te corto la mano- dijo ella al notar que se movía.


-Me voy a acostar.


Paula gruñó en respuesta.


-Paula…


-¡Cierra el pico!-después de unos segundos protestó diciendo – ¡Ahora me has despejado del todo, idiota!


-Ven aquí- susurró él alargando el brazo. Ella se volvió y se abrazó a él que estaba tumbado boca arriba. Pedro le acarició la espalda por encima del camisón haciendo que se relajara, pero entrecerró los ojos cuando su otra mano descanso en su cintura bajando hasta su cadera. Se le cortó el aliento cuando Pedro se puso de costado mirándola y le acarició el trasero subiendo su camisón.- Nena…


Su voz ronca indicaba que la deseaba y no pudo evitar gemir cuando su mano acarició su nalga desnuda.-No puedo…


-Déjame que lo hago yo todo- susurró antes de atrapar su boca devorándola. Fue sentir sus labios y ya no fue consciente de nada más que del placer que le proporcionaban. Las manos de Pedro parecían estar en todos lados y ni se dio cuenta que le quitaba el camisón sacándoselo por la cabeza. Gimió cuando sus manos llegaron a sus pechos y se los acarició con suavidad, sin dejar de besarla mientras se colocaba entre sus piernas. 


Abandonó sus labios para besar su cuello y cuando llegó al lóbulo de su oreja, Paula se volvió loca agarrando sus hombros. Pedro sonrió y sopló sobre su lóbulo haciéndola temblar de deseo. Al sentir su lengua acariciándolo antes de chupárselo con delicadeza, Paula pensó que no había sentido nada igual en su vida y quería más. Clavó sus uñas en sus hombros y Pedro gruñó- Vas a despellejarme, preciosa. –le cogió los brazos sin que ella se diera cuenta y se los levantó por encima de su cabeza. Paula se agarró a los barrotes de la cama con fuerza, mientras sus manos acariciaban sus brazos pasando por sus axilas hasta llegar a sus pechos. Pedro besó sus pechos y gritó arqueando su torso sin poder evitarlo.- Shuss.- susurró él sobre su pecho antes de lamer su pezón haciéndola retorcerse.- No te muevas así, nena.- la mano de Pedro bajó por su vientre y cuando la tocó en el interior de sus suaves pliegues, Paula sorprendida tensó su interior, explotando en mil colores sin darse cuenta que gritaba de placer.


Los besos de Pedro sobre su vientre la volvieron lentamente a la realidad y levantó la cabeza al sentir como acariciaba con su nariz la piel que estaba cerca de su cicatriz- ¿Qué haces?


Él retuvo la risa y subió hasta ponerse a su altura sujetándose en sus antebrazos- Esperar a que te repusieras para ponerte el camisón.


-¿Ya?


-Sí, ya. –le puso el camisón tan rápidamente que no le dio tiempo a decir nada. La abrazó a él y dijo-Ahora vas a dormir de un tirón.


Todavía impresionada por el intenso orgasmo y porque él no pidiera más, no dijo nada. Había sido el orgasmo más intenso de su vida y no quería ni imaginarse como sería hacerlo con él. Sin poder evitarlo susurró- Eres bueno…


Pedro se echó a reír –Cielo, no has visto nada.


-¿Y crees que lo veré pronto?


-Cuando te recuperes.


Gimió abrazándose a su torso y su mano bajó peligrosamente. Él se la agarró haciéndola sonreír- Voy a castigarte.


-Munnn.


Pedro se echó a reír antes de besarla en la coronilla- En serio, duérmete.


Después de unos segundos ella susurró- Me gusta que duermas conmigo.


-Y a mí, nena.