miércoles, 17 de febrero de 2021

APARIENCIAS: CAPÍTULO FINAL

 


–Has estado muy bien ahí arriba –le dijo ella mientras se alejaban.


–He dicho la verdad, aunque no me haya resultado fácil reconocer que me equivocaba.


–Supongo que no te gustará oírlo, pero tengo entendido que Rafael sigue planeando dividir y vender la empresa. Mañana aparecerá un artículo al respecto en la primera página del Seaside Gazette.


–Por desgracia, ahora mismo no se puede hacer nada. Y nuestra relación es mi prioridad.


Paula pensaba lo mismo, su carrera había pasado a un segundo plano.


Pedro le abrió la puerta y salieron al patio, iluminado solo por la luna y las estrellas.


Le dijo que la quería y que tenían que hablar de lo de casarse.


Y le pidió perdón.


–Siento haberte mentido.


–Te perdono.


–Y la otra noche, en el hotel, no fui justo.


–No importa.


–Te dije que nos teníamos que casar porque era lo mejor para el bebé…


Pero Pedro pensaba que lo que tenía que haberle dicho era que la quería.


–Te quiero.


–Yo también te quiero. No pretendía que ocurriese, pero ocurrió.


–Mi cabeza me dice que tenías razón, que es demasiado pronto para que nos casemos, que necesitamos más tiempo.


Paula se sintió decepcionada al oír aquello.


Aunque por otra parte era normal. Se conocían desde hacía tan poco tiempo… Qué había esperado que dijera.


Pedro le acarició la mejilla.


–Pero mi corazón me dice que eres la mujer con la que tengo que pasar el resto de mi vida.


Pedro tomó aire y volvió a hablar:

Así que, Paula Chaves –empezó–, ¿me harías el honor de…?


–¡Sí! ¡Sí, sí, sí! –gritó ella abrazándolo.


Pedro se echó a reír.


–Supongo que eso es un sí. Así que imagino que querrás esto –le dijo, sacando un precioso anillo con un diamante del bolsillo.


–Es precioso.


–Antes de que lo aceptes, quiero que sepas que este anillo era de mi madre. Como sé que seguro que alguien te dice que te va a dar mala suerte, quiero darte la opción de ir a comprar otro mañana.


Paula sabía que Pedro no le habría ofrecido aquel anillo si no fuese muy importante para él. Además, el anillo daba igual, lo importante era que Pedro era suyo.


Para lo bueno y para lo malo, en la riqueza o en la pobreza.


Sonrió y tendió la mano, y él le puso el anillo…



APARIENCIAS: CAPÍTULO 54

 


Pedro le dio la mano a Rafael y la multitud aplaudió. Después, habló con Ana unos segundos y bajó para reunirse con Paula, que estaba al lado de su hermana y su padre.


Pedro –le dijo Roman–. Me alegro de verte, hijo.


–Yo también.


Paula se dio cuenta de que ambos tenían los ojos húmedos.


–Tienes buen aspecto –le dijo Pedro a su padre.


Este sonrió.


–Me siento bien. No me hacía gracia la idea de jubilarme, pero ya era hora. Y me siento mejor que en mucho tiempo.


–Me alegro. Tienes derecho a relajarte.


–¿Qué tal van las cosas por el rancho?


–Muy bien. Deberías venir a verlo.


–Lo haré –dijo Roman, mirando a Paula–. Y esta debe de ser Paula Chaves, la responsable de esta maravillosa fiesta.


–Encantada de conocerlo –le dijo ella.


–Me ha dicho mi hija que estáis esperando un hijo.


Paula asintió.


–Para el veintidós de enero.


Pedro la miró y se echó a reír.


–¿Es una broma?


–Ese día es el cumpleaños de mi hermano –comentó Emma.


–Y el mío –le dijo Paula–. Supongo que es el destino.


–Pues espero que nos veamos más, porque quiero conocer a mi sobrino o sobrina –comentó Emma.


–Y yo al mío –le respondió Pedro, tocándole el vientre a su hermana.


Emma abrazó a Paula y le dijo en un susurro:

–Bienvenida a la familia.


–Ahora, necesito hablar a solas con Paula –anunció Pedro.




APARIENCIAS: CAPÍTULO 53

 


Él le dio un beso rápido y siguió a Ana hasta el escenario. Paula y Emma se acercaron más. Rafael estaba hablando por el micrófono y al ver acercarse a Pedro, lo anunció:

–Señoras y señores, es para mí un honor presentarles al hombre que ha ganado este año el premio de la fundación, el señor Pedro Dilson.


Todo el mundo aplaudió mientras Pedro se acercaba al micrófono con la seguridad de un hombre acostumbrado a ser el centro de atención. Le dio la mano a Rafael, pero cuando este fue a entregarle la placa, Pedro negó con la cabeza.


Rafael frunció el ceño, confundido.


–Muchas gracias, señor Cameron, pero me temo que no puedo aceptar el premio.


Se oyeron varios gritos ahogados.


–Como algunos se habrán dado cuenta ya, mi apellido no es Dilson, sino Alfonso. Y, hasta hace unos meses, era el heredero de Industrias Alfonso. Llevo unos meses haciéndome pasar por Pedro Dilson, un peón analfabeto de rancho, con el objetivo de infiltrarme en la fundación y desacreditar tanto a esta como a su fundador, Rafael Cameron.


La gente empezó a hablar y Rafael intentó acercarse a él, pero Pedro lo detuvo.


–Por favor, deje que me explique.


La multitud se quedó en silencio.


–Cuando me enteré de que la empresa de mi padre había sido comprada por Empresas Cameron a través de una OPA hostil, me quedé muy preocupado. Cualquiera que conozca a nuestras familias sabe cuál es su historia. Entonces empecé a oír rumores de que el señor Cameron pretendía dividir la empresa y venderla al mejor postor, lo que devastaría la economía de Vista del Mar. La empresa lleva varias generaciones en la ciudad y yo me sentí responsable del fracaso al haber rechazado ocupar el puesto de mi padre en ella. Por eso decidí descubrir a Rafael Cameron, para que la ciudad tuviese otra oportunidad, y la manera de hacerlo fue a través de la fundación.


Paula vio a Pedro clavar la vista en la audiencia y, concretamente, en Roman Alfonso, su padre, que estaba al lado de Emma. La mirada de ambos era de dolor.


Paula había oído decir que Roman Alfonso tenía un hijo con el que no mantenía ninguna relación, pero jamás habría imaginado que se tratara de Pedro.


–Lo hice por los habitantes de Vista del Mar, y por los empleados de la fábrica, pero también me he dado cuenta de que lo hice, sobre todo, por mí. Porque me sentía culpable por haber abandonado a mi familia.


A su lado, Emma se limpió los ojos y su padre le puso un brazo alrededor de los hombros.


–He pasado los cuatro últimos meses investigando la fundación y estoy aquí para informaros de que su gestión es cien por cien legal. El servicio que ofrece a la comunidad es irreprochable. Y por eso esta noche voy a hacer una importante donación y espero que ustedes hagan lo mismo –Pedro se giró a mirar a Rafael–. Espero que Rafael, Ana y el profesor que tanto tiempo ha pasado conmigo me perdonen por esto. También quiero disculparme ante mi familia por… demasiadas cosas para decirlas aquí.


Entonces miró a Paula.


–Y a Paula Chaves, que es además la mujer que ha organizado este acto, quiero decirle que la quiero. Que sé que lo he estropeado todo y que no tengo derecho a pedirte esto, pero que espero que me des otra oportunidad.


Paula notó que se le llenaban los ojos de lágrimas.