sábado, 4 de diciembre de 2021

LA MAGIA DE LA NAVIDAD: CAPÍTULO 18

 


Quince minutos después, el hombre volvía a entrar en la sala de estar. Paula lo observó acercarse y sentarse sobre el sofá.


—¿Ya se ha dormido?


—Sí. Después de la primera página.


La joven sonrió.


—Ha sido un día emocionante para ella. Para mí también. No sé tú, pero yo estoy agotada.


Pedro fingió sorprenderse.


—¿Tú? ¿La trabajadora nata? No me lo creo.


—Pues créetelo. No es fácil seguirle el paso a Olivia.


—No. Es como un cartucho de dinamita.


La joven lo miró a los ojos.


—Quiero darte las gracias por lo de esta tarde. Has hecho que esta Navidad sea algo muy especial para Olivia y te lo agradezco.


—¿Y qué me dices de ti?


—¿De mí?


—¿He hecho que sea especial para ti también? —preguntó con voz ronca.


—Sí —repuso ella, con voz suave.


—No recuerdo haber tenido nunca un árbol de Navidad. Y mucho menos regalos debajo.


Aunque su voz era bastante natural, había algo doloroso en el tono que le rompía el corazón a Paula. Se lo imaginó a la edad de Olivia, sin padres y sin amor, y tuvo que hacer un esfuerzo por contener las lágrimas.


—Quizá esta Navidad sea diferente —dijo con una sonrisa.


—¿Eso crees? —preguntó él, con la mirada fija en los labios de ella.


Paula se puso en pie y avanzó hacia la cocina.


—Traeré más cacao.


—¿Dónde está el padre de Olivia?


La joven se detuvo y se volvió hacia él.


—Estuvo… en la cárcel.


—¿Estuvo? ¿Dónde está ahora?


—Muerto.



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