sábado, 4 de diciembre de 2021

LA MAGIA DE LA NAVIDAD: CAPÍTULO 22

 

Pedro extendió el trozo de madera tallada en la mano y examinó su trabajo. Levantó la navaja y cortó un trozo minúsculo del pico del pájaro. Cuando hubo terminado, dejó la talla sobre su mesa de trabajo y flexionó la espalda. Los músculos le dolían. Llevaba trabajando desde por la mañana temprano y el pájaro era el tercer animal que terminaba en dos días.


Se mantenía ocupado para evitar pensar. Sin embargo, el trabajo no había expulsado la imagen de Paula de su cabeza.


Se repetía que estaba loco por haber bajado la guardia y haber hecho el amor con ella. Nada había cambiado; seguía sin tener nada que poder ofrecerle a Paula.


Sin embargo, deseaba verlas a Olivia y a ella. Habían pasado dos días desde que hicieran el amor y no había intentado ponerse en contacto con ella. Al principio intentó fingir que no había ocurrido, que no había sido tan estúpido. Después juró que no volvería a ocurrir.


Pero sabía que no era cierto. A pesar de sus intenciones, le gustara o no, su vida había adquirido un nuevo significado. Paula había llevado algo especial a su aburrida existencia.


Sin embargo, le asaltaban preguntas que no conseguía olvidar. ¿Podía arriesgarse a otra relación? ¿Lo amaba de verdad ella?


Se dejó caer sobre una silla de madera y apoyó la cabeza contra la pared. Con los ojos cerrados, intentaba olvidarla cuando sonó el timbre del teléfono de modo persistente. Incapaz de ignorarlo, se puso en pie y avanzó hacia la cabaña.



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