sábado, 4 de diciembre de 2021

LA MAGIA DE LA NAVIDAD: CAPÍTULO 9

 

Pedro estaba de pie al lado de la ventana y miraba al exterior. La joven observó su perfil, que parecía tallado en piedra. Con un suspiro, se volvió a examinar la habitación. El interior de la cabaña estaba inmaculado y resultaba bastante acogedor. La estancia tenía techos altos y una hilera de ventanas, una chimenea de piedra, muebles de cuero y una enorme alfombra de colores.


Pero lo que más le llamó la atención fue una hilera de figuras de madera tallada que cubrían un alféizar situado en el lado opuesto del hombre.


Al final, incapaz de soportar más rato el silencio, preguntó:

—Tengo entendido que es usted guardabosques.


Pedro se giró en redondo y la miró con dureza.


—Supongo que en una ciudad como ésta, los cotilleos son inevitables.


Ambos se miraron un momento en silencio.


—¿Fue así como resultó herido? —preguntó ella, al fin.


—Sí.


La joven no sabía por qué preguntaba. Quizá era porque él le provocaba emociones que no sabía comprender.


—¿Esas tallas de madera las ha hecho usted? —volvió a preguntar.


—Sí —musitó él, secamente.


Paula desistió de sus intentos por sacarle más información. Se quedó en silencio y un momento después vio que Olivia se movía.


—Tenemos que irnos —dijo.


—Muy bien —repuso Pedro—, pero no a casa.


—¿Por qué no?


—Porque creo que a Olivia debería verla un médico. Ese sueño es demasiado profundo para mi gusto.


Paula sintió que la invadía el pánico.


—No pensará usted…


—No. Pero creo que alguien debe examinarla. Me cambiaré de ropa y la llevaré yo.


La joven abrió la boca con intención de decir algo, pero cambió de idea y volvió a cerrarla.




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