viernes, 29 de enero de 2016

A TRES PASOS: CAPITULO 15





A las cinco de la mañana chistó a la campañilla del ascensor cuando se cerraron las puertas. De puntillas pasó ante la puerta de Pedro, temiendo que estuviera despierto. Abrió su puerta de su casa sin hacer ruido y suspiró cuando cerró. 


Ya más tranquila se dio la vuelta, cuando se encendió la luz de la lámpara auxiliar del salón. Pedro estaba sentado en el sofá con cara de pocos amigos.- Hola.


-¡Estás despierto!-exclamó demasiado sonriente.


-¿Has bebido?- preguntó atónito.


-Una copita.- respondió haciendo un gesto con la mano sin darle importancia.


-¿Puedes beber?-la siguió hasta la habitación y la cogió del brazo dándole la vuelta- Nena, te han operado hace poco.


-Estaba rodeada de médicos y nadie dijo ni mu.


Pedro entrecerró los ojos –Has bebido más de una copita.


-Dos…- se apartó y cogió el bajo de su vestido rosa tirando de él hacia arriba. Al ser tan ajustado se le atascó en el pecho y dio una vuelta sobre sí misma retorciéndose. 


Pedro se acercó a ella y tiró del vestido hacia arriba quitándoselo por la cabeza.- En este momento te estrangularía.


Ella sonrió tirándose sobre la cama- Ven- se sentía tan bien y estiró los brazos mimosa.-Ven conmigo.


-Duerme la mona.- dijo enfadado saliendo de la habitación y apagando la luz.


Pedro, no te enfades!- se apoyó en sus codos para mirar la puerta cerrada y suspiró dejando caer la cabeza sobre la almohada.- Estupendo Paula.


Cuando se despertó gimió porque estaba agotada. 


Afortunadamente el alcohol no le había sentado mal al estómago. Se levantó y fue hasta el baño. Se dio una ducha rápida para despejarse y salió con una bata verde de seda. 


En la cocina se encontró con Leticia que estaba recogiendo el desayuno- Buenos días.



-¿Qué has hecho?- preguntó la chica viéndola ir hasta la cafetera.


-Nada.


Leticia entrecerró los ojos- El tío Pedro se sube por las paredes y creo que no ha dormido nada.


Hizo una mueca antes de beber del café. Miró a Leticia que llevaba un bikini bajo la camiseta- ¿Vas a tomar el sol?


-Mis amigas y yo vamos invitadas al club de Cindy. Tienen piscina.


-No te mojes la escayola. – dijo siguiéndola por el salón.


-Vale. ¿Por la tarde puedo ir a ver a Brian?


-Llamaré al hospital para ver como está y ya veremos.- entraron en el piso de Pedro y le vio saliendo del estudio con una bolsa de cámaras en la mano. Leticia fue a coger su bolsa y Pedro se acercó a ella. Le levantó la barbilla mirándola bien- ¿Cómo estás?


-Perfecta.-sonrió y le guiñó un ojo.- ¿Y tú?


Pedro gruñó y dejó la bolsa en el suelo- No he dormido por tu culpa.


Leticia salió de su habitación –Os veo luego.


-Pásalo bien- dijo ella cogiéndolo de la mano y tirando de él hasta su habitación. Pedro entrecerró los ojos al ver que cerraba la puerta.- ¿Qué haces?


-Es que…- dejó la taza sobre la cómoda y cogió un lazo de la bata- Me he levantado juguetona.


-¿Ah sí?


-Y como no estabas conmigo, he venido a buscarte.- deshizo la lazada lentamente y su bata se abrió mostrando que debajo estaba desnuda. Fue hasta la cama y dejó caer la bata al suelo antes de subirse de rodillas. Miró por encima de su hombro y susurró.- ¿Vienes?


Pedro se pasó una mano por el cabello mirándole el trasero- ¿Ya puedes…?


-¿Tú qué crees?


Él se acercó a toda prisa y la cogió en brazos haciéndola gritar del susto-¿Qué haces?


-La primera vez que nos acostamos no va a ser en esa cama- dijo con voz ronca sacándola de la habitación.


Pedro, estoy desnuda!


-No te va a ver nadie.- salieron al hall y Paula gritó al ver un hombre con pinta de sacerdote dispuesto a llamar a la puerta con un folleto en la mano. Ella muerta de la vergüenza escondió la cara en el cuello de Pedro y gimió cuando le oyó decir- Disculpe padre, pero tenemos algo muy importante que hacer.


-Ya veo, hijo- respondió el cura a punto de atragantarse- Si queréis confesaros…


-Quizás algún día, padre- dijo entrando en su casa y cerrando la puerta. Pedro se echó a reír y ella levantó la cabeza enfadada.


-¡Te voy a matar!


-¿Cómo me iba a imaginar que un cura iba a llamar a mi puerta? –la besó en el cuello- Nena, le has alegrado el día.


-Muy gracioso. –apartó la cabeza para hacerle espacio mientras acariciaba su pecho sobre la camiseta.


La dejó sobre la cama y la miró de pie a su lado- Eres preciosa.- dijo comiéndosela con los ojos mientras se llevaba las manos al pantalón. Se lo quitó rápidamente al igual que las deportivas que llevaba y Paula no pudo evitar mirar su sexo erecto mientras se tumbaba a su lado.- ¿No te quitas la camiseta?- susurró abrazando su cuello.


Él perdió la sonrisa- No.


No quería presionarle y asintió antes de besarle suavemente en los labios. Pedro tomó el control del beso y se hizo espacio entre sus piernas haciéndola gemir al sentir su sexo rozándola.Paula se impacientó y agarró su camiseta con fuerza. Pedro apartó su boca y la miró a los ojos mientras entraba en ella lentamente. Ella respiraba entrecortadamente mientras sentía como entraba en su interior –Dios, eres maravillosa- susurró él antes de atrapar su labio inferior y acariciárselo con la lengua. Paula gimió de deseo y levantó las piernas rodeando su cintura provocando que entrara más profundamente. Pedro volvió a mirarla a los ojos y movió la cadera lentamente, provocándole un placer indescriptible. Se aferró a él queriendo más y cuando se volvió a mover no pudo evitar arquear su cuello sintiendo que su interior se tensaba.- Eso es, nena. Apriétame- susurró contra su boca comenzando una cadencia que la volvió loca hasta que con un fuerte empellón final, la catapultó a un mundo indescriptible que la dejó sin aliento.


Pedro respirando agitadamente, se apartó de ella tumbándose de espaldas para mirar el techo. Paula todavía medio inconsciente de placer, sonrió abrazándose a su torso- ¡Vaya!


Él se echó a reír y le acarició la espalda. –No ha estado nada mal.


-Mumm- la mano de Paula bajo por su vientre y él divertido le atrapó la mano- Vamos, no seas malo. Quiero más.


Pedro levantó una ceja- Hasta yo necesito un descanso.


Paula miró hacia abajo y maliciosa dijo- ¿No serás demasiado viejo para mí?


La volvió de espaldas haciéndola reír tumbándose sobre ella- ¿Cuantos años me echas?


-¿Treinta y cuatro?


Él gimió haciéndola reír- ¿Más?


-Treinta y cinco.


Chasqueó la lengua- Lo que decía- Pedro empezó a hacerle cosquillas y ella se echó a reír a carcajadas. Antes de darse cuenta la estaba besando otra vez y no tardó en llevarla al éxtasis.


Al final Pedro se dio por vencido –No puedo más. Eres insaciable.


-¡Eh!- se levantó de la cama y fue hasta el baño pero antes de entrar le miró sobre el hombro.- ¿Te duchas conmigo?


Pedro entrecerró los ojos- No, dúchate tú.


Asintió y le guiñó un ojo, pero no pudo evitar sentirse decepcionada. Se estaba duchando cuando sonó su móvil. – ¡Paula, es Malena!


-¡Dile que la llamo ahora!


Entró en el baño ya vestido con el móvil en la mano y la miró preocupado- ¿Qué pasa?


-Al parecer Brian ha tenido un problema. Algo del bazo.


-Mierda.- salió de la ducha preocupada.


-Que ocurre, ¿es grave?


-Sí.-dijo cogiendo una toalla.- Normalmente el peligro pasa a las cuarenta y ocho horas. No habían pasado.


Casi sin secar, salió del baño y fue hasta el armario- Si viene Leticia no le digas que estoy en el hospital. No quiero que se preocupe.


-Nena…


Antes de ponerse un vestido azul fue hasta la cómoda y sacó unas braguitas- No te preocupes. Se están encargando de él.


-No es tu paciente…


Ella se volvió sorprendida- Lo sé pero es amigo de Leticia y si hay algo que yo pueda hacer, no voy a quedarme de brazos cruzados.


Fue hasta su bolso después de ponerse unas manoletinas negras y lo cogió metiendo el móvil- Volveré cuando sepa algo.


-Dios, si se muere no sé cómo se lo voy a decir…


-No adelantes acontecimientos. Es joven y fuerte. –se acercó y le dio un beso en la barbilla antes de salir. –Te llamaré.



****


Al llegar al hospital se enteró de que Brian había tenido una hemorragia y lo estaban operando otra vez. Se puso un pijama y se lavó muy bien antes de entrar para ver qué pasaba. Uno de los cirujanos la saludó con la cabeza- ¿Cómo va? Le conozco.


-La rotura reparada se ha abierto y estoy practicando la esplenectomía para evitar riesgos.


Ella asintió sujetándose la mascarilla y mirando el interior para ver como separaba el bazo para retirarlo. Todo iba bien.- ¿Habéis hablado con sus padres?


-¿Puedes decirles que acabaré enseguida y que todo va bien?


-Vale.


Suspiró de alivio y salió de quirófano. Al llegar a la sala de espera, allí estaba su madre al borde de un ataque de nervios. Al verla suspiró aliviada- ¿Cómo está?


-Le están quitando el bazo porque la rotura era muy grande y se había vuelto a abrir. La hemorragia ya se ha detenido y ahora tenemos que esperar que no haya infecciones. Enseguida cerrarán.


-¿Pero se pondrá bien?- preguntó nerviosa cogiéndola de las manos.


-Debemos esperar para que no haya infecciones, que es lo que más nos preocupa en este momento.- sonrió apretándole las manos- pero le controlaremos. No se preocupe.


-Gracias. –Se puso a llorar –La dichosa moto. Le dije a su padre que no se la comprara.


-Tranquilícese- la cogió por los hombros y la llevó hasta una de las sillas.-Ya verá cómo se pone bien. Este es un mal trago, de los muchos que dan los hijos.


-¿Tiene hijos?


-No. -la mujer se echó a reír pues los nervios la dominaban- pero espero tenerlos en el futuro.


-Seguro que serás una madre estupenda.


Miró a su alrededor y no vio a su marido- Está trabajando- dijo a punto de llorar otra vez- Siempre está trabajando.


-Tranquila, yo me quedo con usted. Estoy de baja y no tengo que trabajar.


-Gracias por venir.


Estuvieron hablando mucho tiempo y cuando Brian salió del quirófano, la dejó pasar para que se quedara tranquila.


Como su marido no llegaba, algo muy extraño porque ya eran las once de la noche, decidió llamar a Pedro. Buscó su número en el archivo del hospital y sin dejar de mirar a la mujer, se colocó el auricular en el hombro.- ¿Diga?


-Soy yo.


-Coño, nena ¿sabes qué hora es?


-No sé cuándo voy a poder ir.


-¿Tan mal está?


-No, pero su madre está aquí sola y…


-¡No fastidies, Paula!


Suspiró pasándose la mano por la frente- No voy a dejarla sola.


-¿Y su marido?


-No lo sé- dijo entre dientes girándose para que no la vieran.


-¡Llevas allí horas! ¡Tienes que descansar! Y ayer no dormiste mucho que digamos.


-Llegaré enseguida, ¿vale?


Después de ir a buscarle un café a la mujer, se sentó a su lado- Debería irse a descansar. No podrá ver a Brian hasta mañana.


-No, yo me quedo- dijo la mujer sonriendo- No hace falta que se quede conmigo, doctora Chaves.


-No me gusta dejarla aquí sola. Usted también tiene que…


El padre de Brian apareció por la puerta y parecía indiferente a lo que había sucedido. – ¿Dónde estabas?


-En el trabajo. ¿Cómo está Brian?


-¿Cómo está Brian? ¡Le han operado otra vez! Te he dejado mil mensajes.


El padre palideció y Paula se dio cuenta que no había estado en el trabajo, pero ese no era su problema. Bastante tenía con lo que tenía en casa.


-Bueno, yo me voy.- dijo incómoda.


-Gracias por acompañarme, doctora Chaves.


-De nada.


Cuando llegó a casa Pedro estaba sentado en el sofá viendo la televisión. –Hola, cielo- susurró mirando hacia la puerta de la habitación de invitados.


-Está dormida.


Se acercó a él y se sentó sobre sus rodillas-¿Cómo está?


-No se lo he dicho- él le acarició el cabello hasta llegar a su cintura. Le abrazó y le dio un suave beso- ¿Has cenado?


-He comido algo con la madre de Brian en la cafetería del hospital.- le acarició la nuca mirando sus ojos.


-¿Cómo está el chico?


-Espero que bien. Hay que esperar.


Pedro apagó la televisión y la levantó en brazos- Entonces vamos a la cama.


-Estás impaciente ¿eh?


-Sí, me muero por dormir. Por tu culpa, ayer no pegue ojo.


-¡Por mi culpa!


-Llegaste borracha y me cabreaste.


Hizo una mueca y cuando la soltó sobre la cama, dejó que la desvistiera. Cuando se tumbó a su lado en camiseta y calzoncillos, ella se quitó el sujetador. Tumbados de costado se miraron a los ojos- Al final te vas a acostumbrar a mi presencia – susurró.


-No lo creo- lo dijo tan serio que se le pusieron los pelos de punta. Como si estuviera seguro de que aquello no funcionaría.


-No digas eso.


-Me conozco y sé lo que pasará.- le acarició la mejilla –No te hagas ilusiones. No quiero hacerte daño.


Asintió y se volvió para apagar la luz. Pedro la abrazó a él pero sus palabras no la dejaban dormir.


Pedro durmió de un tirón pero ella durmió sobresaltada toda la noche.








A TRES PASOS: CAPITULO 14





Se despertó boca abajo en la cama y alargó la mano derecha para darse cuenta que Pedro no estaba en la cama. Levantó la cabeza y vio el lugar vacío con la luz que entraba por la puerta entornada. Se levantó y después de ir al baño, salió al salón para ver a Leticia vestida con un peto vaquero y una camiseta de tirantes rosa viendo la televisión, comiendo un bol de cereales.- Buenos días.


-Tardes- dijo la chica con la boca llena- Nos hemos levantado muy tarde.


-¿Qué hora es?-preguntó sorprendida abriendo la puerta de la terraza del salón.


-La una. ¿Puedes llamar al hospital? –preguntó ansiosa.


-Sí, claro.


Pedro entró en ese momento y sonrió al verla despierta- La dormilona se ha levantado.


-¿Por qué no me has despertado?


-Has tenido unos días movidos y tienes que descansar- se acercó y le dio un suave beso en los labios.- Voy a comer algo que tengo una sesión.- dijo yendo hacia la cocina.


Paula lo siguió y le vio abrir la nevera. – ¿No hay comida en tu casa?


-No.- dijo sacando los ingredientes de la nevera para hacerse un sándwich.- Nena, ¿te hago uno?


Asintió mirándolo fijamente. Se había puesto una camiseta verde oscuro que le resaltaba el color de los ojos y estaba realmente guapo.- Pedro ¿con quién tienes la sesión?


Él frunció el entrecejo mientras untaba mayonesa en el pan.- ¿A qué viene esa pregunta?


-Por nada, curiosidad.


-¿Sabes que la curiosidad mató al gato?


-¿Y sabes que como no me lo digas, te voy a meter una patada en el culo?


Pedro se echó a reír a carcajadas y Leticia sonrió entrando en la cocina para dejar el bol en el fregadero.- ¿Paula...?


-Sí, ¿me puedes traer el bolso que está al lado de la puerta?
Leticia salió a toda prisa y él levantó una ceja- Voy a llamar al hospital para ver cómo está Brian.


Él asintió y cogió un plato colocando el sándwich de Paula encima. Se lo llevó hasta la mesa y la besó en la mejilla antes de volver a por el suyo. Se sentó a su lado después de coger una cerveza y una cola de la nevera. Leticia llegó con el bolso y ella le dio las gracias. La miró mientras buscaba el teléfono en el bolso – ¿Cómo va tu brazo?


-Me las arreglo- respondió sentándose con ellos en la mesa.


-¿Te duele?- marcó el número del hospital y se lo puso en el oído.


-Algo.


-Ahora hablamos de eso- dijo cuando descolgaron al otro lado. –Hola, soy la doctora Chaves y quiero que me pasen con cuidados intensivos.


-Enseguida.


-¿Paula?


-Orson. ¿Cómo coges tú el teléfono?- Pedro entrecerró los ojos al ver su sonrisa.


-No hay nadie por aquí. Están ocupadas.


-Bueno, de todas maneras quería hablar contigo- apoyó la espalda en el respaldo de la silla- ¿Cómo va el chico?


-Se ha despertado.


-Estupendo- levantó el pulgar a Leticia que sonrió- ¿Alguna secuela?


-Todo bien. Está hecho polvo, pero se recuperará. Es joven y fuerte. Por cierto me preguntaba si querías ir a cenar esta noche.


-¿Cenar?- Se quedó tan sorprendida que no pudo disimularlo y Orson se echó a reír. Miró a Pedro, al ver que la miraba con desconfianza se levantó de la silla sonrojándose y salió de la cocina- ¿Es una broma?


-Varios que empezamos a la vez, vamos a salir esta noche para celebrar que hemos acabado. Además muchos se van esta semana y no los volveremos a ver.


-Ya- se pasó una mano por el cabello y asintió- Sí, claro que voy. No tengo nada que hacer.


-Nos reuniremos en el Mike´s a la siete para tomar algo primero.


-Allí estaré ¿Aviso a Malena?


-La veré en una hora, así que no te molestes.


-Vale.- cuando colgó volvió a la cocina y sonrió- Está despierto.


-Eso es bueno ¿verdad?


-Sí, Orson me ha dicho que se recuperará. No tiene ninguna secuela.


-¿Puedo ir a verle?- preguntó ansiosa.


-Hoy no. Quizás mañana.


-Vale.


Al sentarse ante su plato, vio que Pedro había perdido el apetito.- ¿No comes?


-¿Vas a salir con ese tipo?


-Ese tipo es un neurocirujano muy prometedor que me ha salvado la vida- dijo cogiendo su sándwich- así que trátalo con respeto.


Pedro apretó los labios – ¿Vas a salir con él?


-Sí.


Leticia se quedó con la boca abierta y dijo apresuradamente- Tengo que hacer….algo.


-Cobarde- masculló antes de meterse el sándwich en la boca. Miró de reojo a Pedro que estaba a punto de explotar, pero disimuló masticando.


-Nena….


-¿Si?


-¿Lo haces para joderme o realmente te gusta?- siseó furioso.


Lo miró sorprendida- Pedro… no todo lo que hago en la vida tiene que ver contigo.


-¡Entonces te gusta!- gritó violento levantándose de la silla.


Paula le miró a los ojos atónita porque su reacción era totalmente desproporcionada y dijo suavemente- Creo que es mejor que te vayas y pienses en ello, porque me parece que todo esto te está desbordando.


-¡No, si ya lo tengo muy claro!- le gritó tirando la silla al suelo y al salir de la cocina dio un puñetazo en la pared, traspasando el tabique. Paula se sobresaltó y se quedó mirando el boquete que le había hecho en la pared.


Estuvo allí sentada mucho tiempo sin saber qué hacer. 


Estaba claro que la inseguridad le había provocado esa reacción y ella no había ayudado nada al no decirle que era una salida de amigos. Pero se negaba a ser la única que exponía sus sentimientos en esa relación. Cuando se levantó, sintió que sus piernas temblaban y salió de la cocina lentamente. Fue hasta la puerta y la abrió caminando los tres pasos que llevaban a su piso. Entró en su piso sin llamar y Leticia que estaba sentada en el sofá con un libro en la mano señaló su habitación. Fue hasta allí y abrió la puerta para verlo tumbado en la cama, con uno de sus brazos doblado bajo la cabeza, mirando el techo. Cerró la puerta y caminó hasta la cama. Se arrodilló sobre la cama y gateó hasta él para sentarse a su lado. Pedro no la miró y ella susurró- ¿Te duele?


Él no hizo un gesto y Paula le acarició la mejilla volviéndole la cara hacia ella. – ¿Sabes? No sé cómo comportarme contigo.


Él frunció el ceño- ¿Por qué?


-Nunca sé cómo vas a reaccionar. ¿Tengo que medir mis palabras contigo?


-No.


-¿Tengo que tener miedo a que al decirte algo te pongas como hace unos minutos?


Él no respondió, sino que volvió a mirar el techo. Segundos después respondió en voz baja- Nunca te haría daño.


-Me acabas de hacer daño.


Pedro apretó los labios- Lo siento.


Paula suspiró. –Vamos a quedar un grupo de amigos a tomar algo para despedirnos.


Él la miró- ¿Y por qué no me lo dijiste?


-Porque no tienes derecho a fiscalizar mi vida, cuando tú haces lo que te da la gana.


-No me acosté con ella.


Paula se quedó con la boca abierta- ¿Qué?


-No me acosté con la pelirroja. La besé pero no me acosté con ella.


El corazón le dio un vuelco con esas palabras- ¿Por qué me mentiste?


-Nos estamos acercando demasiado. Has llegado hace unos días y…-Paula quiso gritar de alegría pero no movió un gesto esperando a que terminara- y ya duermo contigo.


-A mí me gustas. Mucho.


-Lo sé- Pedro sonrió.


-¿Y?


-¿Y qué?


-¿Cómo qué y qué?- preguntó indignada.


Pedro se echó a reír y la cogió por la cintura tumbándola sobre él. Ella sonrió y le acarició la nuca. La miró a los ojos –Me gustas.- Paula sonrió radiante- Pero no me agobies.-perdió algo la sonrisa- No sé si tendré la paciencia de tenerte en mi vida.


-¿Soy una carga?


-Sí, nena- respondió más serio.- Eres una carga muy pesada.


Paula asintió entendiendo lo que decía- Sólo quiero que me hagas un hueco en tu vida.


-No sé si seré capaz.


Que fuera sincero en ese aspecto, era un avance muy importante- ¿Me lo contarás algún día?


-No.-intentó apartarse pero ella se aferró a él abrazándolo.


-No te alejes de mí. Dime lo que sientes, pero no te alejes de mí.


Pedro la abrazó con fuerza y enterró su cara entre su cabello- Nena…lo siento.


-Me debes una pared nueva.


Él se echó a reír- Mañana estará arreglado.


-Tienes mucho trabajo pendiente.


-Tengo una sesión.


-¿Con quién?


Pedro se echó a reír y se apartó para mirarla a la cara. – ¿Te he dicho que eres preciosa?


Paula chasqueó la lengua –Ya claro, pero la estantería sigue sin montar.-la besó suavemente.- Por cierto…


-¿Sí?- susurró contra sus labios.


-Cambia las sábanas.


Pedro se echó a reír cuando llamaron a la puerta de la habitación- ¡Tío, ha llegado una tal Jody!


-¡Ya voy!- la besó por última vez y se levantó de la cama. Suspiró mirando a su alrededor- Tengo que contratar una asistenta.


-Sí- se levantó de un salto y fue hasta la puerta- Y cuanto antes mejor. No sé cómo lo soporta Leticia.- dijo antes de salir.


-¡Eh! ¡Tampoco es para tanto!


Ella ya estaba observando a la preciosa morena que se miraba las uñas pintadas de rojo en medio del salón. Demasiado exótica para su gusto. –Leti, ven que vamos a hablar del brazo.


La chica se levantó del sofá y cuando llegaron a su piso escucharon la música a todo volumen.- Un día le echan los vecinos.


-Abajo no vive nadie- dijo su sobrina sentándose en el sofá.


-¿Ah, no?


-No. Son suyos. Intentó comprar este pero la anterior propietaria no quería ni verlo.


Hizo una mueca antes de echarse a reír porque la verdad es que cuando se empeñaba en algo…



***


Tres horas después escucharon los gritos en el piso de al lado- ¡Mierda, Jody! ¡Como sigas poniendo esa cara no te van a llamar ni para envases de cereales! ¡Largo de aquí, me tienes harto!


Paula sentada en el suelo intentando atornillar la estantería hizo una mueca mientras Leticia soltaba una risita- La está poniendo fina.


-No seas mala- dijo Paula con una mirada maliciosa.


-Estás disfrutando con esto ¿verdad?


-Mucho- siguió atornillando y suspiró al ver que todavía le quedaba la mitad. Estaba claro que el bricolaje no era lo suyo.


-¡Paula!- gritó Pedro desde su piso.


Frunciendo el ceño, se levantó del suelo estirando sus pantaloncitos verdes. Se miró la camiseta y Leticia dijo divertida- Te ha visto desnuda. No se va a fijar en la ropa.


-Serás sabihonda y cómo sabes tú…


-¡Paula!


-Está impaciennnte- canturreó la chica pasando la página.


Con grandes zancadas fue hasta su piso, casi tropezándose con la morena que salía furiosa.- ¿Qué pasa?


Él la miró de arriba abajo e hizo una mueca- Ven, te necesito.


-¿Para qué?- le siguió hasta el estudio y le dio un teléfono móvil.- Jo, qué chulo- dijo mirándolo bien. Era de pantalla táctil, en gris metalizado y se notaba que era de última generación. Ignorándola la cogió por la cintura y la llevó hasta un taburete. Paula seguía mirando el teléfono y se sentó sin rechistar. – ¿Te lo han dejado para las fotos?


-Cuando termine puedes quedártelo- dijo cogiendo la cámara.


Confusa lo miró – ¿Cuándo termines de qué?


-De sacarte unas fotos.


Cuando se dio cuenta de lo que quería decir, se echó a reír- Ni hablar.-se bajó del taburete.


-¡Vamos nena, tengo que entregar las fotos mañana!


-No soy modelo y esto no va conmigo. Pídeselo a Leticia.


Pedro puso los ojos en blanco y susurró.-No es fotogénica.


-¡Vaya, gracias!- gritó Leticia desde el salón. Estaba claro que no quería perdérselo. Apareció en la puerta y suspiraron aliviados al ver que no se lo había tomado mal- Tranquilos. Lo sé desde hace años. Cada vez que el tío Pedro me sacaba una foto hacía una mueca sin darse cuenta.


Pedro se sonrojó y Paula se echó a reír a carcajadas. Su vecino carraspeó y la miró suplicante- Sólo tienes que aparentar que estás hablando y saco un par de fotos. Nada más.


-¿Para qué es?


-Va, un catálogo de telefonía móvil.


Salir en un catálogo no era para tanto. Se lo pensó y miró a Leticia que sonrió asintiendo. –Está bien…- se volvió a sentar en el taburete y se puso el teléfono en la oreja- ¿Diga? Sí, el pesado de mi vecino no hace más que darme la paliza- sonrió asintiendo mientras Pedro sacaba fotografías- Si ese que desde que me he mudado sólo da problemas.



-Mira quien fue a hablar.


Sonrió radiante mirando a la cámara- ¿Pero sabes? Que nos va a sacar a cenar por ahí.


-¡Sí!- dijo Leticia.


-¿Salir a cenar?- Pedro negó con la cabeza sonriendo tras la cámara antes de pulsar el botón otra vez.


-Sí, a un sitio muy caro.


-¡Una hamburguesa!- pidió Leticia.


Paula frunció el ceño negando – Ni hablar, langosta.-Pedro gimió mientras Leticia gruñía.- No seáis así. Un sitio elegante. Nos ponemos guapos y salimos a cenar.


-Nena…


-¿Si?


-¿No habías quedado?


Le miró sorprendida porque se había olvidado totalmente de sus amigos - ¿Qué hora es?


-Las cinco y media.- respondió Leticia.


-Vale, tengo tiempo.-miró a Pedro–Pero mañana nos llevas a cenar.


Él sonrió- Vale.


-Y date prisa que tengo que ponerme todavía más hermosa- dijo imitando a las modelos haciéndolos reír.- ¡No tiene gracia!- simuló indignada.-Saldré en el Vogue dentro de nada.


-Claro, cielo…


Le guiñó un ojo y le mandó un beso. Pedro no perdió detalle con la cámara y después de unos minutos dijo- Muy bien. Listo.


-El teléfono me lo quedo ¿no?- dijo llevándoselo al pecho mirándolo con desconfianza.


-Sí, es tuyo.


Chilló de alegría y se levantó dándole un rápido beso.- Gracias. Me largo, que no llego.


-¿Te ducharás esta vez?-pregunto Leticia.


-Muy graciosa, enana.


-Nena- Pedro la cogió por la cintura- No llegues muy tarde.


-No, llegaré enseguida. Sólo es una cena de despedida. –le besó en la barbilla antes de alejarse.