Se despertó boca abajo en la cama y alargó la mano derecha para darse cuenta que Pedro no estaba en la cama. Levantó la cabeza y vio el lugar vacío con la luz que entraba por la puerta entornada. Se levantó y después de ir al baño, salió al salón para ver a Leticia vestida con un peto vaquero y una camiseta de tirantes rosa viendo la televisión, comiendo un bol de cereales.- Buenos días.
-Tardes- dijo la chica con la boca llena- Nos hemos levantado muy tarde.
-¿Qué hora es?-preguntó sorprendida abriendo la puerta de la terraza del salón.
-La una. ¿Puedes llamar al hospital? –preguntó ansiosa.
-Sí, claro.
Pedro entró en ese momento y sonrió al verla despierta- La dormilona se ha levantado.
-¿Por qué no me has despertado?
-Has tenido unos días movidos y tienes que descansar- se acercó y le dio un suave beso en los labios.- Voy a comer algo que tengo una sesión.- dijo yendo hacia la cocina.
Paula lo siguió y le vio abrir la nevera. – ¿No hay comida en tu casa?
-No.- dijo sacando los ingredientes de la nevera para hacerse un sándwich.- Nena, ¿te hago uno?
Asintió mirándolo fijamente. Se había puesto una camiseta verde oscuro que le resaltaba el color de los ojos y estaba realmente guapo.- Pedro ¿con quién tienes la sesión?
Él frunció el entrecejo mientras untaba mayonesa en el pan.- ¿A qué viene esa pregunta?
-Por nada, curiosidad.
-¿Sabes que la curiosidad mató al gato?
-¿Y sabes que como no me lo digas, te voy a meter una patada en el culo?
Pedro se echó a reír a carcajadas y Leticia sonrió entrando en la cocina para dejar el bol en el fregadero.- ¿Paula...?
-Sí, ¿me puedes traer el bolso que está al lado de la puerta?
Leticia salió a toda prisa y él levantó una ceja- Voy a llamar al hospital para ver cómo está Brian.
Él asintió y cogió un plato colocando el sándwich de Paula encima. Se lo llevó hasta la mesa y la besó en la mejilla antes de volver a por el suyo. Se sentó a su lado después de coger una cerveza y una cola de la nevera. Leticia llegó con el bolso y ella le dio las gracias. La miró mientras buscaba el teléfono en el bolso – ¿Cómo va tu brazo?
-Me las arreglo- respondió sentándose con ellos en la mesa.
-¿Te duele?- marcó el número del hospital y se lo puso en el oído.
-Algo.
-Ahora hablamos de eso- dijo cuando descolgaron al otro lado. –Hola, soy la doctora Chaves y quiero que me pasen con cuidados intensivos.
-Enseguida.
-¿Paula?
-Orson. ¿Cómo coges tú el teléfono?- Pedro entrecerró los ojos al ver su sonrisa.
-No hay nadie por aquí. Están ocupadas.
-Bueno, de todas maneras quería hablar contigo- apoyó la espalda en el respaldo de la silla- ¿Cómo va el chico?
-Se ha despertado.
-Estupendo- levantó el pulgar a Leticia que sonrió- ¿Alguna secuela?
-Todo bien. Está hecho polvo, pero se recuperará. Es joven y fuerte. Por cierto me preguntaba si querías ir a cenar esta noche.
-¿Cenar?- Se quedó tan sorprendida que no pudo disimularlo y Orson se echó a reír. Miró a Pedro, al ver que la miraba con desconfianza se levantó de la silla sonrojándose y salió de la cocina- ¿Es una broma?
-Varios que empezamos a la vez, vamos a salir esta noche para celebrar que hemos acabado. Además muchos se van esta semana y no los volveremos a ver.
-Ya- se pasó una mano por el cabello y asintió- Sí, claro que voy. No tengo nada que hacer.
-Nos reuniremos en el Mike´s a la siete para tomar algo primero.
-Allí estaré ¿Aviso a Malena?
-La veré en una hora, así que no te molestes.
-Vale.- cuando colgó volvió a la cocina y sonrió- Está despierto.
-Eso es bueno ¿verdad?
-Sí, Orson me ha dicho que se recuperará. No tiene ninguna secuela.
-¿Puedo ir a verle?- preguntó ansiosa.
-Hoy no. Quizás mañana.
-Vale.
Al sentarse ante su plato, vio que Pedro había perdido el apetito.- ¿No comes?
-¿Vas a salir con ese tipo?
-Ese tipo es un neurocirujano muy prometedor que me ha salvado la vida- dijo cogiendo su sándwich- así que trátalo con respeto.
Pedro apretó los labios – ¿Vas a salir con él?
-Sí.
Leticia se quedó con la boca abierta y dijo apresuradamente- Tengo que hacer….algo.
-Cobarde- masculló antes de meterse el sándwich en la boca. Miró de reojo a Pedro que estaba a punto de explotar, pero disimuló masticando.
-Nena….
-¿Si?
-¿Lo haces para joderme o realmente te gusta?- siseó furioso.
Lo miró sorprendida- Pedro… no todo lo que hago en la vida tiene que ver contigo.
-¡Entonces te gusta!- gritó violento levantándose de la silla.
Paula le miró a los ojos atónita porque su reacción era totalmente desproporcionada y dijo suavemente- Creo que es mejor que te vayas y pienses en ello, porque me parece que todo esto te está desbordando.
-¡No, si ya lo tengo muy claro!- le gritó tirando la silla al suelo y al salir de la cocina dio un puñetazo en la pared, traspasando el tabique. Paula se sobresaltó y se quedó mirando el boquete que le había hecho en la pared.
Estuvo allí sentada mucho tiempo sin saber qué hacer.
Estaba claro que la inseguridad le había provocado esa reacción y ella no había ayudado nada al no decirle que era una salida de amigos. Pero se negaba a ser la única que exponía sus sentimientos en esa relación. Cuando se levantó, sintió que sus piernas temblaban y salió de la cocina lentamente. Fue hasta la puerta y la abrió caminando los tres pasos que llevaban a su piso. Entró en su piso sin llamar y Leticia que estaba sentada en el sofá con un libro en la mano señaló su habitación. Fue hasta allí y abrió la puerta para verlo tumbado en la cama, con uno de sus brazos doblado bajo la cabeza, mirando el techo. Cerró la puerta y caminó hasta la cama. Se arrodilló sobre la cama y gateó hasta él para sentarse a su lado. Pedro no la miró y ella susurró- ¿Te duele?
Él no hizo un gesto y Paula le acarició la mejilla volviéndole la cara hacia ella. – ¿Sabes? No sé cómo comportarme contigo.
Él frunció el ceño- ¿Por qué?
-Nunca sé cómo vas a reaccionar. ¿Tengo que medir mis palabras contigo?
-No.
-¿Tengo que tener miedo a que al decirte algo te pongas como hace unos minutos?
Él no respondió, sino que volvió a mirar el techo. Segundos después respondió en voz baja- Nunca te haría daño.
-Me acabas de hacer daño.
Pedro apretó los labios- Lo siento.
Paula suspiró. –Vamos a quedar un grupo de amigos a tomar algo para despedirnos.
Él la miró- ¿Y por qué no me lo dijiste?
-Porque no tienes derecho a fiscalizar mi vida, cuando tú haces lo que te da la gana.
-No me acosté con ella.
Paula se quedó con la boca abierta- ¿Qué?
-No me acosté con la pelirroja. La besé pero no me acosté con ella.
El corazón le dio un vuelco con esas palabras- ¿Por qué me mentiste?
-Nos estamos acercando demasiado. Has llegado hace unos días y…-Paula quiso gritar de alegría pero no movió un gesto esperando a que terminara- y ya duermo contigo.
-A mí me gustas. Mucho.
-Lo sé- Pedro sonrió.
-¿Y?
-¿Y qué?
-¿Cómo qué y qué?- preguntó indignada.
Pedro se echó a reír y la cogió por la cintura tumbándola sobre él. Ella sonrió y le acarició la nuca. La miró a los ojos –Me gustas.- Paula sonrió radiante- Pero no me agobies.-perdió algo la sonrisa- No sé si tendré la paciencia de tenerte en mi vida.
-¿Soy una carga?
-Sí, nena- respondió más serio.- Eres una carga muy pesada.
Paula asintió entendiendo lo que decía- Sólo quiero que me hagas un hueco en tu vida.
-No sé si seré capaz.
Que fuera sincero en ese aspecto, era un avance muy importante- ¿Me lo contarás algún día?
-No.-intentó apartarse pero ella se aferró a él abrazándolo.
-No te alejes de mí. Dime lo que sientes, pero no te alejes de mí.
Pedro la abrazó con fuerza y enterró su cara entre su cabello- Nena…lo siento.
-Me debes una pared nueva.
Él se echó a reír- Mañana estará arreglado.
-Tienes mucho trabajo pendiente.
-Tengo una sesión.
-¿Con quién?
Pedro se echó a reír y se apartó para mirarla a la cara. – ¿Te he dicho que eres preciosa?
Paula chasqueó la lengua –Ya claro, pero la estantería sigue sin montar.-la besó suavemente.- Por cierto…
-¿Sí?- susurró contra sus labios.
-Cambia las sábanas.
Pedro se echó a reír cuando llamaron a la puerta de la habitación- ¡Tío, ha llegado una tal Jody!
-¡Ya voy!- la besó por última vez y se levantó de la cama. Suspiró mirando a su alrededor- Tengo que contratar una asistenta.
-Sí- se levantó de un salto y fue hasta la puerta- Y cuanto antes mejor. No sé cómo lo soporta Leticia.- dijo antes de salir.
-¡Eh! ¡Tampoco es para tanto!
Ella ya estaba observando a la preciosa morena que se miraba las uñas pintadas de rojo en medio del salón. Demasiado exótica para su gusto. –Leti, ven que vamos a hablar del brazo.
La chica se levantó del sofá y cuando llegaron a su piso escucharon la música a todo volumen.- Un día le echan los vecinos.
-Abajo no vive nadie- dijo su sobrina sentándose en el sofá.
-¿Ah, no?
-No. Son suyos. Intentó comprar este pero la anterior propietaria no quería ni verlo.
Hizo una mueca antes de echarse a reír porque la verdad es que cuando se empeñaba en algo…
***
Tres horas después escucharon los gritos en el piso de al lado- ¡Mierda, Jody! ¡Como sigas poniendo esa cara no te van a llamar ni para envases de cereales! ¡Largo de aquí, me tienes harto!
Paula sentada en el suelo intentando atornillar la estantería hizo una mueca mientras Leticia soltaba una risita- La está poniendo fina.
-No seas mala- dijo Paula con una mirada maliciosa.
-Estás disfrutando con esto ¿verdad?
-Mucho- siguió atornillando y suspiró al ver que todavía le quedaba la mitad. Estaba claro que el bricolaje no era lo suyo.
-¡Paula!- gritó Pedro desde su piso.
Frunciendo el ceño, se levantó del suelo estirando sus pantaloncitos verdes. Se miró la camiseta y Leticia dijo divertida- Te ha visto desnuda. No se va a fijar en la ropa.
-Serás sabihonda y cómo sabes tú…
-¡Paula!
-Está impaciennnte- canturreó la chica pasando la página.
Con grandes zancadas fue hasta su piso, casi tropezándose con la morena que salía furiosa.- ¿Qué pasa?
Él la miró de arriba abajo e hizo una mueca- Ven, te necesito.
-¿Para qué?- le siguió hasta el estudio y le dio un teléfono móvil.- Jo, qué chulo- dijo mirándolo bien. Era de pantalla táctil, en gris metalizado y se notaba que era de última generación. Ignorándola la cogió por la cintura y la llevó hasta un taburete. Paula seguía mirando el teléfono y se sentó sin rechistar. – ¿Te lo han dejado para las fotos?
-Cuando termine puedes quedártelo- dijo cogiendo la cámara.
Confusa lo miró – ¿Cuándo termines de qué?
-De sacarte unas fotos.
Cuando se dio cuenta de lo que quería decir, se echó a reír- Ni hablar.-se bajó del taburete.
-¡Vamos nena, tengo que entregar las fotos mañana!
-No soy modelo y esto no va conmigo. Pídeselo a Leticia.
Pedro puso los ojos en blanco y susurró.-No es fotogénica.
-¡Vaya, gracias!- gritó Leticia desde el salón. Estaba claro que no quería perdérselo. Apareció en la puerta y suspiraron aliviados al ver que no se lo había tomado mal- Tranquilos. Lo sé desde hace años. Cada vez que el tío Pedro me sacaba una foto hacía una mueca sin darse cuenta.
Pedro se sonrojó y Paula se echó a reír a carcajadas. Su vecino carraspeó y la miró suplicante- Sólo tienes que aparentar que estás hablando y saco un par de fotos. Nada más.
-¿Para qué es?
-Va, un catálogo de telefonía móvil.
Salir en un catálogo no era para tanto. Se lo pensó y miró a Leticia que sonrió asintiendo. –Está bien…- se volvió a sentar en el taburete y se puso el teléfono en la oreja- ¿Diga? Sí, el pesado de mi vecino no hace más que darme la paliza- sonrió asintiendo mientras Pedro sacaba fotografías- Si ese que desde que me he mudado sólo da problemas.
-Mira quien fue a hablar.
Sonrió radiante mirando a la cámara- ¿Pero sabes? Que nos va a sacar a cenar por ahí.
-¡Sí!- dijo Leticia.
-¿Salir a cenar?- Pedro negó con la cabeza sonriendo tras la cámara antes de pulsar el botón otra vez.
-Sí, a un sitio muy caro.
-¡Una hamburguesa!- pidió Leticia.
Paula frunció el ceño negando – Ni hablar, langosta.-Pedro gimió mientras Leticia gruñía.- No seáis así. Un sitio elegante. Nos ponemos guapos y salimos a cenar.
-Nena…
-¿Si?
-¿No habías quedado?
Le miró sorprendida porque se había olvidado totalmente de sus amigos - ¿Qué hora es?
-Las cinco y media.- respondió Leticia.
-Vale, tengo tiempo.-miró a Pedro–Pero mañana nos llevas a cenar.
Él sonrió- Vale.
-Y date prisa que tengo que ponerme todavía más hermosa- dijo imitando a las modelos haciéndolos reír.- ¡No tiene gracia!- simuló indignada.-Saldré en el Vogue dentro de nada.
-Claro, cielo…
Le guiñó un ojo y le mandó un beso. Pedro no perdió detalle con la cámara y después de unos minutos dijo- Muy bien. Listo.
-El teléfono me lo quedo ¿no?- dijo llevándoselo al pecho mirándolo con desconfianza.
-Sí, es tuyo.
Chilló de alegría y se levantó dándole un rápido beso.- Gracias. Me largo, que no llego.
-¿Te ducharás esta vez?-pregunto Leticia.
-Muy graciosa, enana.
-Nena- Pedro la cogió por la cintura- No llegues muy tarde.
-No, llegaré enseguida. Sólo es una cena de despedida. –le besó en la barbilla antes de alejarse.
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