sábado, 27 de junio de 2020

A TODO RIESGO: CAPITULO 39





Paula esperaba en la terraza, con el corazón en la garganta, mientras veía acercarse a Pedro. 


Aparentemente no había resultado herido, pero eso no cambiaba lo que había sentido hacía tan solo unos minutos, cuando estaba sentada en el coche escuchando el tiroteo. No lograba borrar el terror que se le había metido dentro, la desazón de no saber si Pedro estaba muerto o vivo.


Pero, finalmente, el miedo y la insoportable angustia le habían dado la fuerza necesaria para tomar la decisión que debió haber tomado mucho antes. No podía quedarse allí como cebo. No podía arriesgarse a que todo el mundo acabara muerto mientras el FBI jugaba con un loco. Iría a Mobile, alquilaría una habitación con un nombre supuesto y contrataría a un guardaespaldas para que vigilara la puerta. 


Alguien que no tuviera más objetivo que vigilarla a ella y al bebé.


Si el FBI quería capturar a Marcos Caraway, tendría que hacerlo sin contar con ella. En esa ocasión no se dejaría arrastrar por las emociones ni por su lealtad a su amiga asesinada. Llevaba en sus entrañas el bebé de Juana y tenía que concentrarse en ello. Y, sobre todo, no se vería obligada a asistir a un nuevo tiroteo entre Pedro y aquel asesino. No sería ella la única responsable de que pudiera resultar herido y tal vez incluso morir. Se acarició el vientre, recibiendo tranquilidad y consuelo de la inocente criatura que seguía creciendo en su interior.


—Solo nos vamos a quedar tú y yo, pequeñita.



«Y mientras tanto, rezaré para que Pedro Alfonso siga vivo», añadió para sí.



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