sábado, 27 de junio de 2020
A TODO RIESGO: CAPITULO 40
Pedro se quedó contemplando a Paula mientras hacía la maleta. Seguía de pie en el mismo lugar, intentando asimilar lo que ella acababa de decirle, cuando sonó su móvil. Podía entender su miedo y su deseo de escapar, pero aún tenía la esperanza de hacerla entrar en razón.
—Debemos de estar en contacto telepático —pronunció Pedro tan pronto como Lucas Powell se identificó—. Estaba a punto de llamarte.
—Tengo buenas noticias.
—Si vas a decirme que habéis vuelto a ver a Caraway en San Luis, ya puedes olvidarte de ello.
—No se trata de eso, Pedro. Está detenido. Dos polis lo arrestaron anoche en Chicago. Todo ha terminado.
—En Orange Beach, no. Paula acaba de sufrir hace unos minutos otro atentado.
—No fue Marcos Caraway. Eso te lo garantizo.
—Entonces es que ha contratado a alguien para matarla. O ese alguien le está haciendo un favor.
—Si Marcos Caraway le hubiera encargado a otra persona el trabajo sucio, no habría tenido que esperar a salir de la cárcel para hacerlo. Tiene más contactos en el mundo del hampa que canas tengo yo en la cabeza.
—Mira, no sé por qué ha contratado a alguien, pero es así y punto.
—Una interesante teoría, pero no tenemos nada con qué respaldarla.
—Hay un asesino en la zona de Orange Beach decidido a acabar con la vida de Paula Chaves.
—No sé en qué lío te has metido, Pedro, pero los hechos indican que eso no tiene nada que ver con el caso Caraway. Él no es el hombre que la atacó esta noche y no tenemos ningún motivo para creer que pueda estar detrás de la explosión que mató a los Brewster.
—No puede ser una coincidencia.
—No, pero puede no tener nada que ver con Marcos Caraway. Tenemos que considerar la posibilidad de que todo esto esté limitado a Paula Chaves y a Juana Brewster. Tal vez las dos estuvieran metidas en algo. Paula viaja por todo el mundo y tiene una cuantiosa herencia de su abuela que quiere utilizar en sus actividades financieras, sean legales o no. Tú ya sabías todo esto.
—Lo que sí sé es que no está complicada en ninguna actividad criminal. Está a punto de dar a luz, y las posibilidades que tiene de escapar a ese asesino son cada vez menores.
—No tengo necesidad de decirte esto, Alfonso, pero con Marcos Caraway bajo arresto, ya no tenemos ningún legítimo interés por Paula Chaves o por los problemas de Orange Beach.
—Espero que no me estés sugiriendo que interrumpa la misión.
—Te estoy advirtiendo que solo podré mantener este caso abierto durante unos días más, a no ser que me demuestres con pruebas que tenemos que seguir en él.
—No puedo dejar a Paula sin protección.
—Puedes llevarla a la policía, contarles lo que sabes y pedirles que garanticen su protección.
—Sabes perfectamente que no puedo dejar colgado este caso.
—Nosotros no somos superhéroes, Alfonso. No podemos dedicarnos a salvar a bonitas embarazadas solo porque sabemos que podemos hacerlo mejor que las autoridades locales.
—¿Y si esas autoridades nos piden ayuda?
—Cuando nos la pidan, nos lo pensaremos.
—Ya, y para entonces Paula y su bebé estarán muertos —replicó, acalorado—.Voy a decirte una cosa: si la oficina abandona este caso, me daré de baja hasta que encuentre al tipo que ha estado atentando contra su vida.
—Mira, no sé lo que te pasa con esa mujer, y tampoco quiero saberlo. Mantendré el caso abierto durante todo el tiempo que pueda. Después de eso, te quedarás solo, pero si eso llega a producirse, tendrás que ser sincero con ella. No podrás permitirle que piense que sigues actuando en calidad de agente de FBI.
—Lo entiendo.
—No dejes que esa mujer te nuble el juicio. El hecho de que esté embarazada no convierte a una mujer en una santa.
—¿Es un consejo oficial?
—No, es un consejo privado de parte de Lucas Powell. Mi consejo oficial es que dejes el asunto en manos de las autoridades locales y te vuelvas a casa.
—Pensaré en ello.
—Mantente en contacto.
—Sí, ahora tengo que cortar la comunicación. Te llamaré por la mañana.
Colgó. Si le hubiera quedado al menos un resto de buen juicio, habría hecho exactamente lo que le había sugerido su jefe, sobre todo teniendo en cuenta que Paula acababa de decirle que estaba harta de su protección. Pero tanto si le gustaba como si no, no iría a ninguna parte sin ella hasta que estuviera completamente a salvo.
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