sábado, 31 de agosto de 2019

COMPLICADO: CAPITULO 14




Me como cada bocado antes de irme a la escuela. Pedro dice que deberíamos ir juntos, así que me subo a su auto. El viaje es corto y Pedro trata de hacer una pequeña charla, pero es difícil para mí mirarlo. Sigo pensando que de alguna manera sabe que me excité mientras estaba en mi cama.


Cuando entra en el estacionamiento, yo salgo del auto antes de que se detenga.


Pero eso no lo disuade, y sus largas piernas me atrapan fácilmente.


—Hablé con mamá y me dijo que estarías lista a eso de las seis. Hice una reservación para que podamos ir a cenar primero—. Esto está empezando a parecer una cita, pero si mamá y papá no están viendo eso y tampoco lo está viendo nadie más, entonces tal vez yo soy el que lo está pensando demasiado. Tal vez esté exagerando, pero me quito ese pensamiento loco de la cabeza.


—¡Hice nuestras camisas!— Los dos nos damos la vuelta con el sonido de la voz de Laura. Corre hacia mí con una bolsa en la mano. Ella no me lo da cuando llega a nosotros, sino que abre la bolsa ella misma y saca la camisa.


—Feliz cumpleaños—. Me abraza y aplasta la camisa entre nosotros. —Sabía que no sacarías el espíritu de equipo, así que lo hice por nosotros.


Se inclina hacia atrás para que pueda ver la camisa. Ahora sé por qué me envió tantos mensajes de texto anoche. Tenía las manos ocupadas. Volteo la camisa para ver a Alfonso escrito en la parte de atrás. Sé que es para Pedro, pero también es mi apellido desde que papá me adoptó hace años. Ella puso mucho tiempo y esfuerzo en ellos y en algún lugar un unicornio está perdiendo su brillo.


—Me gusta—, dice Pedro desde mi lado. Está luchando con una sonrisa y no estoy segura de que esté mintiendo.


—Pensé que deberíamos representarlos, ya que vamos a ir todos juntos al baile. — Se gira y veo el apellido de Luis en el suyo.


—No es como una cita—, dije, aun sintiéndome avergonzada por lo de esta mañana. ¿Y si Pedro ve que estoy empezando a sentir algo por él que no debería?


Me sentiría muy avergonzada de que me pusiera en el suelo y tuviera el mismo tipo de conversación que he oído que ha tenido con otras chicas en la escuela.


Que su enfoque es el fútbol y no la vagina. 


Aunque estoy segura de que no lo diría así conmigo. Nunca le he oído usar esa palabra, pero estoy segura de que sí.


Toda esperanza de que alguna vez tengamos algún tipo de relación se arruinaría porque me arrastraría bajo mis mantas y nunca saldría.


Puedo sentir que Pedro se pone rígido a mi lado y me inquieta mientras me pongo el pelo detrás de la oreja. Últimamente lo llevo así y también me quito las gafas cuando no las necesito. He estado saliendo de mi caparazón más y más. Al menos eso es lo que dice Laura. Creo que es como dijo mi mamá, me estoy sintiendo más cómodo en mi propia piel. Dejé de tratar de ocultar tanto mi cuerpo y he estado usando ropa más ajustada a la forma. He estado más cómodo, pero ahora estoy inestable de nuevo y sé que es por Pedro.


—Vamos, vamos a cambiarnos, cumpleañera—. Laura bloquea su brazo con el mío y me arrastra con ella. Miro por encima del hombro para ver a Pedro viéndonos ir y esta vez no puedo leer su cara. No es ira, pero sea lo que sea, es intenso.



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