domingo, 1 de septiembre de 2019

COMPLICADO: CAPITULO 15




Vi a Paula varias veces durante el día y sé que ese no es exactamente mi nombre en la parte de atrás de su camisa, pero es mi número. Ha habido unas cuantas niñas en la escuela que llevan camisas de orgullo y pintan números en sus mejillas, pero ver a Paula con el número siete en el pecho me hizo caminar con la cabeza bien alta.


Cuando ella llegó a la escuela decoré su casillero con serpentinas, globos y un letrero para que la gente supiera que era su cumpleaños. Luego, en el almuerzo, le pagué a un estudiante de primer año para que saliera a hurtadillas y tomara su comida favorita porque sabía que la gente me estaría observando. El mariscal de campo que salía del campus justo antes del partido habría sido material de chismes de primera. La vi comiendo cuando salía de la cafetería y la sonrisa que me dio valió la pena. Incluso conseguí que el novio de Dakota, Willy, le diera un grito sobre los anuncios matutinos, y aunque no estaba en su clase, escuché que se sonrojó y enterró la cabeza en sus manos.


Mis clases eran cortas porque el equipo quería tiempo extra para repasar las jugadas antes del partido de esta noche. Pasé horas en el vestuario anticipándome al partido y preparándome para salir al campo. Mi mente era aguda y concentrada, pero Paula nunca estaba lejos de mis pensamientos.


Algo ha cambiado entre nosotros y no es como antes. Nos empujamos unos a otros, pero esta mañana, cuando estaba tumbado a su lado, pude sentir que algo cambiaba. Cuando ella me sonrió no sentí la misma tensión, como una pared entre nosotros, sino una mirada en sus ojos que no había visto en años.


—Hey Pedro—, dice Courtney cuando salgo de la oficina del entrenador Chris.


Acabamos de terminar de repasar algunos cambios de última hora en la lista de esta noche y quería estar preparado.


—Hola.— Voy a caminar alrededor de ella y ella se pone de lado delante de mí.


—¿Notas algo?— Me mira con los labios abiertos y yo miro su uniforme de animadora. Tiene mi número pintado en la mejilla y un botón en su uniforme con mi nombre.


—Gracias—, murmuro porque ¿qué más debería decir? —Tengo que ir al vestuario.


—Apuesto a que sí—. Hace un espectáculo mirándome de arriba a abajo y me pone la piel de gallina.


—¿Qué quieres, Courtney?— Porque estoy cansado de perder el tiempo.


—Me preguntaba si ibas a ir a la fiesta de Kira después del partido de esta noche. Sus padres se han ido el fin de semana y ella va a hacer una fiesta en la piscina.


—Tengo planes con mi familia.— Todos vamos a ir a Joe’s después del partido y será como en los viejos tiempos. Lo he estado esperando toda la semana.


—Sí, pero cierran como a las ocho. La fiesta no empezará hasta después. Seguramente el mariscal de campo puede escabullirse.— Ella se acerca más rápido de lo que esperaba y siento su cuerpo presionando el mío mientras su mano se desliza por mi pecho. —Me encantaría dar las gracias por todo su trabajo en el campo este año. —Voy a dar un paso atrás y levantar las manos, pero justo en ese momento Paula sale por la puerta al final del pasillo.


Una mirada a la posición en la que estamos y veo el dolor en su cara. La llamo, pero ya se está moviendo en la dirección opuesta y no puede oírme.


—Joder—, siseé, alejándome de Courtney.


Courtney se da la vuelta, ve la espalda de Ali y lo saluda con la mano. 


—Pensé que era un profesor. De todos modos, ven esta noche. Tengo un bikini nuevo y necesito que me digas si me veo gorda con él—. Me besa en el aire y camina a mi alrededor por el pasillo.


No hice nada malo, pero de alguna manera sé que la cagué.


Pedro—, llama el entrenador Chris y tiene su sujetapapeles bajo el brazo. — Date prisa, es hora de irnos.


Parte del trato con el Homecoming es que antes de que comience el juego anuncian al ganador del rey y la reina del Homecoming. Es un espectáculo muy largo cuando estoy listo para salir al campo y batear algo.


Después de que el equipo se arregla, salimos al campo y esperamos a todas las chicas nominadas para caminar con nosotros. Los chicos se paran de un lado y las chicas del otro mientras gritan a los ganadores. No he prestado atención a nada de esto, pero es de lo único que puede hablar la Brigada Rubia. Kira y Dakota son llamadas primero como tercera y luego como segunda finalista.


Llaman a un par de tipos del equipo y los llevan al frente.


Observo a la multitud en cuanto salgo al campo y veo a mis padres en su lugar habitual. Ambos tienen sus teléfonos grabando y tomando fotos sin parar, lo cual es vergonzoso y dulce al mismo tiempo. Cuando no veo a Paula mi corazón empieza a latir más rápido y mis ojos se mueven a través del mar de la gente.


El alivio me golpea cuando la veo a ella y a Laura haciendo su camino hacia mis padres con bebidas y bocadillos en sus manos. Me tomo un respiro y me hablo a mí mismo del pánico y trato de concentrarme. Necesito meter la cabeza en el juego. Literalmente.




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