sábado, 6 de julio de 2019

CAER EN LA TENTACIÓN: CAPITULO 53




Paula creía haber logrado ocultar su tristeza durante su visita a Georgia. Había hablado alegremente y sonreído a todo el mundo en la boda de Luciana con su prometido Santiago. No se había peleado con su madre y había disfrutado conociendo a la familia de él.


Y había conseguido no echarse a llorar ni una sola vez. Por lo menos, no cuando tenía gente cerca.


En privado, había llorado muchísimo.


Pero el sábado por la noche sucedió algo mientras observaba bailar a Luciana con su marido. Luciana lo miraba con una felicidad radiante. Paula se dio cuenta de que ella había estado toda la semana mirando a Pedro de la misma manera. Conocer que él le había mentido sobre su auténtica vida no había hecho disminuir sus sentimientos. La había enfurecido, pero no la había entristecido.


Lo que la entristecía era la idea de que lo había perdido, para siempre. Y justo en ese momento había empezado a darse cuenta de durante cuánto tiempo él había sido suyo.


Él se había enamorado de ella hacía años, cuando ella era una atolondrada adolescente que ni siquiera sabía que él existía. Quizás no hubiera sido más que un enamoramiento adolescente, aunque, dada la belleza y la intensidad de la canción que él había escrito para ella, sospechaba que era algo más. No importaba. Porque él se había enamorado de ella durante las semanas que habían pasado juntos. Ella estaba tan segura como de que se había enamorado de él.


Y entonces, ¿qué estaba haciendo en Georgia, cuando él estaba en Texas, seguramente preguntándose si ella volvería a hablarle alguna vez?


—Tengo que irme a casa —susurró—. Ahora mismo, sin tardanza.


Y eso hizo. A pesar de que el banquete seguía muy animado, Paula se escabulló y se dirigió al aeropuerto. Su vuelo no era hasta el domingo por la mañana, pero logró un vuelo a última hora el sábado. Antes de despegar, llamó por teléfono a Vicki, que buscó una información para ella en Internet. Así que Paula ya tenía la dirección de un Pedro Alfonso en Tremont, Texas.


El avión aterrizó en Austin a las tres de la madrugada. A las cinco, Paula estaba en La Tentación, intentando decidir si iba a casa de Alfonso directamente o dormía un par de horas antes de ir. Sabía que no sería capaz de dormir hasta que viera el rostro de él y se asegurara de que podía salvar su relación, así que optó por no dormir.




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