sábado, 9 de octubre de 2021

MENTIRAS DE AMOR: CAPITULO 54

 

El chófer descendió del coche y guardó la maleta en el maletero mientras que Pedro abría la puerta para que ella se montara en el coche. Cuando los dos estuvieron acomodados en el asiento trasero, Paula agradeció el calor que hacía en el interior del vehículo y el que emanaba del cuerpo de Pedro, pero se mantuvo recta y rígida. Por mucho que deseara acurrucarse contra él, no estaba segura de su situación con Pedro para poder hacerlo. Incluso después del último fin de semana, donde habían conquistado parte de la distancia física que había entre ellos, Paula seguía sintiéndose incómoda rompiendo las barreras invisibles que él había erigido entre ellos.


El tráfico no era aún demasiado pesado, por lo que realizaron el trayecto hasta el aeropuerto de San Diego sin problemas, al igual que la facturación. Paula abrió los ojos muy sorprendida cuando el personal de cabina los llamó por sus nombres y les mostraron sus asientos en primera clase. Pedro le cedió el asiento junto a la ventana antes de colocar su maletín en el compartimiento superior.


Cuando se sentó, ella se volvió para mirarlo.


–¿Primera clase? –susurró.


–¿Y por qué no? –replicó él–. Es tu primer vuelo, ¿no?


Paula sacudió la cabeza y observó al hombre que le había dado tanto en un periodo de tiempo tan corto. Él jamás comprendería lo mucho que aquello significaba para ella. Para él, viajar así era lo habitual, pero para ella era algo que sólo había podido soñar hasta aquel momento. Se reclinó sobre su asiento y miró por la ventana. De repente, las lágrimas le nublaron la vista.


¿Cómo sería Pedro con la mujer de la que estuviera de verdad enamorado? Seguramente, le entregaría el mundo en bandeja de plata. Fuera ella quien fuera, sería la mujer más afortunada del planeta. A Paula le habría gustado tanto serlo…


1 comentario:

  1. Ayyyyyyyyyyyy, qué ternura Pau, me parece que ya está sufriendo. Ojalá Pedro se enamore de ella y rápido.

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