sábado, 29 de febrero de 2020
LUZ, CAMARA Y... BESO: CAPITULO 40
—¡No es suficiente! —exclamó Carla observando el rostro de Paula—. Se trata de los premios ATA, Paula. Ya sabes, alfombras rojas, focos por todas partes, cámaras… Si hay una ocasión en la que debes olvidarte de tu maquillaje habitual, es ésta.
—Yo creo que me queda muy bien…
—Horrible, te queda horrible —dijo Carla guiándola hasta el interior del cuarto de baño, donde había un enorme espejo—. Sinceramente, Paula. Un vestido como éste necesita que el maquillaje acompañe, no que contraste. Confía en mí, por favor.
—Está bien —suspiró Paula—. Con tal de que no te vuelvas loca…
Aunque nunca había llevado tanto maquillaje encima, el resultado fue fantástico y acorde con el vestido que se había puesto. La cadena había enviado el día anterior a su casa a un diseñador para que le tomara las medidas. Paula se había resignado a llevar la primera monstruosidad que la cadena decidiera, pero el diseñador resultó ser una persona con gusto y el vestido finalmente había sido de su agrado. Era justo lo que ella habría elegido si hubiera podido decidir, algo sencillo. Sólo quedaba el pelo.
—No te preocupes, tenemos tiempo —dijo Carla.
En unos pocos minutos, le había hecho un peinado digno de una ceremonia de boda.
—Creo que me tendré que sentar lejos de ti —sonrió Carla, valorando el resultado final—. No quiero ser la amiga fea.
—Sí, será mejor que te sientes atrás, en el gallinero —se echó a reír Paula.
Cuando volvieron al salón, Paula vio a través de la puerta de la calle, que había dejado abierta, el coche de Brian. Constanza estaba al volante.
Paula contuvo la respiración y miró a Carla, que no dijo nada. Seguramente, tomó a Constanza por la última conquista de Brian.
Entonces, volvió a mirar el coche de nuevo. Allí estaba Constanza. Aquélla iba a ser una noche muy importante para Brian, y ella no podría estar a su lado.
—Estáis muy guapas —saludó Brian dándoles a cada una dos besos.
—¡No le estropees el maquillaje! —protestó Carla echándose a reír.
—¿Ya habéis empezado a descorchar el champán? —preguntó de repente Pedro acercándose a ellos.
Paula se quedó sin habla. Le había visto ya muchas veces vestido con elegantes trajes de diseño, pero el esmoquin que había elegido para la gala era absolutamente estremecedor.
—Maravilloso —dijo Pedro, como haciéndose eco de sus pensamientos, recorriendo su cuerpo de arriba abajo con la mirada.
—Hola, Pedro —le saludó Carla.
Paula se esforzó en no mirar a Pedro y entablar conversación con los demás.
—¿Has ensayado ya tu discurso de agradecimiento, Maddox? —le preguntó Pedro distendido a Brian, que también estaba muy elegante con el traje que le había elegido la cadena, complementado con una corbata que hacía juego con el vestido de Paula.
—¿Has practicado tú el tuyo, Alfonso? —replicó Brian.
La actitud de Pedro hacia Brian había cambiado sustancialmente desde que Paula le había contado la verdad. Incluso habían salido una noche a cenar los cuatro, aunque Constanza, por las apariencias, había interpretado el papel de acompañante de Pedro.
En ese momento, un enorme y brillante coche se detuvo en la calle frente a ellos. Todos se dirigieron hacia la limusina sin darle la menor importancia. ¿Era la única que no se había montado nunca en algo así?
—Id primero vosotros, yo tengo que hablar un momento con Paula —dijo Pedro.
Cuando se quedaron solos, Pedro aprovechó para besar apasionada pero delicadamente a Paula.
—No podemos ir —dijo a continuación.
—¿Por qué no? —preguntó ella perpleja.
—Porque necesito volver a besarte —sonrió Pedro—. Estás absolutamente preciosa. ¿Te lo he dicho?
—Bueno, no con palabras.
—Elegí yo el vestido. Te queda sensacional.
Paula sonrió. ¿Cómo no se le había ocurrido?
—Aunque me gustaría más verte sin él —continuó Pedro—. Los zapatos no hace falta que te los quites.
Paula sonrió nerviosa.
—El coche está esperando.
—Que espere —dijo él sin dejar de besarla.
—Venga, Pedro… —sonrió ella, sin estar segura de si Pedro estaba de broma o no—. Más tarde.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo —Paula levantó la mano con ironía como si estuviera realizando un juramento.
A los pocos segundos, estaban ya caminando en dirección a la limusina, que les conduciría hacia una noche llena de emociones, glamour y hermosos vestidos. Y Pedro estaría a su lado en todo momento.
Aquella noche de ensueño se quedaría grabada en su memoria para siempre.
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Que hdp la periodista!!
ResponderBorrarÁspera la periodista menos mal que pudieron zafar. Muy buenos los 5 caps.
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