sábado, 29 de febrero de 2020

LUZ, CAMARA Y... BESO: CAPITULO 39




—No debería sorprendernos el que supiera que estás viviendo en la casa de invitados.


Paula estaba tendida sobre Pedro, sobre la colcha de flores de la cama.


—Odio tener que mentir.


—¿Qué dijiste que no fuera verdad?


—Mentí por omisión.


—Eso no es mentir. A eso se le llama política.


Paula suspiró. Nunca podría llegar a acostumbrarse a aquel mundo de la televisión.


—¿Qué te preguntó a ti?


—Respondí de una forma tan críptica, que creo que se quedó frustrada. Primero me preguntó sobre mi carrera profesional, sobre mi reputación, los temas que uno utiliza para entrar en calor.


—¿Y luego?


—Dijo que la gente que ascendía tan rápido como yo, solía hacerlo siempre a costa de perder su integridad y su honestidad.


—¡Que lo dijera ella precisamente! —exclamó Paula indignada—. ¿Qué le respondiste?


—Le dije que el secreto estaba en permanecer fiel a las raíces de uno mismo. Le dije que, en mi caso, lo había conseguido manteniéndome cerca de mis amigos de la infancia.


—¿Amigos? —preguntó Paula llevándose las manos de él a la boca—. ¿En plural?


—No, perdona, en singular. Gracias a la advertencia que me hiciste, pude hablarle directamente sobre Sebastian, y la dejé sin argumentos.


—No se me ocurrió otra cosa que decir —reconoció Paula.


—Fue la respuesta perfecta —sonrió DanPedro recorriendo suavemente sus senos—. Siento mucho que hayas tenido que pasar por todo esto. No es lo que yo había planeado. Si viviéramos en un mundo diferente a éste, ahora mismo podría salir a la calle y celebrar a voz en grito lo orgulloso que estoy.


—¿Ahora mismo? —sonrió ella con sensualidad.


—Si continúas sonriéndome de esa manera, creo que lo haré de todas formas.


Pedro la besó apasionadamente y, durante unos segundos, ambos se olvidaron de todo.


Entonces, Pedro la miró fijamente.


—Tengo algo que preguntarte —empezó, y Paula le miró intrigada—. Mañana por la noche es la gala de los premios ATA. Me gustaría… ¿Querrías…? Sé que vas a ir de todas formas, pero… ¿Irías conmigo?


—Pero… ¿No se supone que…?


—Maddox, sí, por supuesto. Pero tú y yo sabremos, aunque sea en secreto, que estás conmigo.


«Que estás conmigo», repitió Paula dentro de su cabeza. Eran las tres palabras más maravillosas del mundo, la antítesis de aquella horrible frase del pasado: «Nunca estaré contigo». Paula pensó antes de decir nada. Sabía que en unos meses su contrato habría finalizado y tendría que volver a Flynn's Beach. No iba a tener otra oportunidad.


—Sí, Pedro. Me encantaría ir contigo.


—Gracias —dijo él besándola suavemente, y Paula sintió que Pedro parecía haberse librado de una pesada carga, una carga que no había sido capaz de percibir antes en él.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario