sábado, 17 de agosto de 2019

AMARGA VERDAD: CAPITULO 14




Pedro abrió la boca. Paula sabía que le iba a soltar una mala contestación, pero la volvió a cerrar. Sus miradas se entrelazaron y, de pronto, todo lo que los rodeaba dejó de existir y se hizo el más absoluto de los silencios.


Paula no estaba preparada para lo que ocurrió a continuación. No sabía quién había dado el primer paso, pero lo cierto era que se encontró con aquellos labios, que había esperado crueles a juzgar por el comportamiento de aquel hombre, pero que resultaron ser de lo más cálidos.


Pedro le pasó la mano por la cintura y ella sintió mil alfileres en la espalda. Sus caderas se tocaron y Paula se dio cuenta de que lo que estaba pasando encima de la superficie tenía consecuencias en lo que había debajo del agua.


Aquello era de locos. No se caían bien, no se fiaban el uno del otro, pero sus cuerpos no podían ignorar la atracción que sus cabezas no querían reconocer. Sus cuerpos estaban tan perfectamente compenetrados que Paula temió que la engañara.


«Esto no ha sido una atracción irresistible, no ha sido lujuria, lo tenía todo calculado para seducirme».


Se apartó y vio en sus ojos algo que no supo si era fuego o hielo.


—Quizás —dijo él entrecortadamente—, deberíamos parar.


—No, quiero que me expliques qué querías decir antes en la biblioteca con aquello de que no todas las mujeres tienen la moralidad de una gata callejera.


¿Es esta tu forma de llevar la teoría a la práctica?



1 comentario:

  1. Ayyyyyyy me encanta esta historia, pero ya podría aflojar un poco Pedro me parece jajajajaja.

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