sábado, 27 de octubre de 2018
BUSCANDO EL AMANTE PERFECTO: CAPITULO 18
Del sexo como una cadena de montaje
Uno de los peligros de la hiperactividad sexual, como ha tenido a bien señalarme recientemente un querido amigo mío, es que es fácil llegar a cansarse de ella. Inserta la parte A en la parte B, masajea la parte C mientras besas la parte D, etcétera. Al final esto se parece a una cadena de montaje.
Cuando te sorprendes a ti misma haciendo los movimientos y te das cuenta de que el simple logro del placer físico ha dejado de ser el objetivo de tu vida, ¿qué haces entonces? ¿Retirarte a una montaña a meditar sobre el problema? ¿Darte a la bebida? ¿Renunciar al sexo?
¿O buscar algo más en tus relaciones sexuales?
Lo admito. Me he pasado la mayor parte de mi vida evitando la famosa categoría conocida por algunos como «algo más», y por otros como «amor», «compromiso», y todas esas cosas.
Os ahorraré la charla psicoanalítica autobiográfica, pero digamos que en mi familia la adicción siempre ha estado a la orden del día, y lo último que necesito es hacerme adicta a algo. Especialmente a una persona o a una relación.
Pero el otro día un querido amigo mío hizo la observación que he reseñado antes, y me puse a pensar sobre ello. Llevaba meses sufriendo del síndrome de «sexo como una cadena de montaje», hasta que de repente conocí a ese tipo… X, en caso de que no hayáis prestado atención, y las cosas empezaron a animarse de nuevo.
Mi vida sexual ha mejorado un cien por cien, y aunque me gustaría atribuir todo el mérito al talento amatorio de X, que ya todas sabéis que es impresionante, he de admitir que hay «algo más». Es una conexión que va más allá de lo físico.
Una conexión que implica a los sentimientos y al intelecto, al igual que al cuerpo, y que presuntamente produce el mejor sexo del mundo… pero que dado que yo suelo evitar esas cosas, no he experimentado muy a menudo. De ahí el dilema que padecen las alérgicas al compromiso como yo: ¿cómo puedes mantener ese mismo nivel de excelencia en el sexo sin arriesgarte a hacerte adicta a… ese algo más?
¿Es posible profundizar en esa conexión sin las complicaciones resultantes? No lo creo.
Lo que significa, básicamente, que estoy alucinando. ¿Qué hago con mi alergia al compromiso. ¿Renuncio a ella para lanzarme en pos del mejor sexo que la vida tiene que ofrecerme?
Supongo que la mayoría de la gente cerraría los ojos y se lanzaría a la piscina. Y supongo también que todas vosotras probablemente me aconsejaréis que lo haga.
Pero, sinceramente, ni siquiera sé si X siente lo que yo siento, porque si no es así… ¿entonces qué?
Puedo escuchar vuestros pequeños dedos tecleando «cobarde, cobarde»… Llamadlo como queráis, pero la mía es una situación muy delicada: tengo a un tipo al que no quiero ahuyentar, pero con el que tampoco quiero encariñarme demasiado. Es una de las desventajas de vivir y amar temporalmente en Europa: si una no tiene intención de quedarse para siempre, tiene que evitar las relaciones de larga duración.
Comentarios:
1. Lolo dice: tienes razón. El sexo fácil al final acaba cansando.
2. TinaLee dice: deja lo del «sexo como una cadena de montaje» hace años y no lo he echado de menos ni una sola vez. No es divertido a no ser que haya un verdadero sentimiento de por medio. Y me parece que tú estás confundiendo el amor con la adicción.
3. Jimmycap dice: diablos. Yo creía que el punto de este blog era precisamente lo de la cadena de montaje.
4. Eurogirl dice: lo sé. Es aterrador que una tenga que ponerse ahora a cuestionar su propósito en la vida.
5. HillaryB dice: el amor apesta. No te dejes engañar.
6. Obaby dice: se notaba a kilómetros que estabas hastiada del sexo por el sexo. Lo que necesitas es ablandarte un poco y buscar el amor en tu vida.
7. Anónimo dice: el amor puede acarrearte muchos problemas, ya lo sabes. Mejor que lleves cuidado.
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