sábado, 7 de julio de 2018

LA TENTACION: CAPITULO 42




Diez días después...


Cuando Paula había llegado al aeropuerto de Miami, su nuevo abogado le había dicho que hablaría con el FBI, no con la policía local. Ya que se trataba de un caso de títulos al portador y tráfico de droga, el caso estaba bajo jurisdicción federal.


Los instintos de Carlos habían sido los correctos: la mujer que había estado siguiendo a Paula no era una de las socias de Roxana, sino una agente federal. Y a Paula la habían estado siguiendo durante meses sin que ella se diera cuenta.


Los tipos que había visto en la puerta de su casa ya estaban arrestados, y aquella mañana fue el primer día que pudo volver al trabajo.


Paula cerró la puerta de su despacho y llamó a Pedro, pensando que se merecía saber cómo había ido todo, después de las molestias que se había tomado. No estaba nerviosa por la llamada, ya que no esperaba encontrarlo en casa, pero al quinto tono contestó una voz masculina:
—¿Diga?


Paula se sintió tentada de colgar, pero en lugar de eso consiguió reunir el valor suficiente para decir:
—¿Pedro?


—Paula, ¿eres tú?


—Sí. Pensé... pensé que tal vez te gustaría saber cómo ha ido todo.


—Claro —contestó él después de una pausa.


Paula agarró el teléfono con fuerza y cerró los ojos. No había pensado que sería tan doloroso oír su voz de nuevo.


—Hoy han arrestado a Roxana. Por lo que ha podido averiguar mi abogado, Roxana, estaba involucrada en una operación de blanqueo de dinero, comprando y entregando títulos al portador. Además, tenía una gran deuda. Decidió quedarse con algunos títulos que supuestamente tenía que entregar, pensando que simplemente se llevaría el dinero y saldría del país. Pero no fue lo suficientemente rápida. Cuando los socios del propietario de los títulos la encontraron aquel día, ella les dijo que yo tenía los títulos al portador. Pero a las pocas horas se rindió y confesó que en realidad estaban en una caja fuerte de un almacén, pero estaba tan asustada que no recordaba la combinación, estaba en el PDA...


—Que tú te llevaste por error —intervino Pedro.


—Eso es. En cualquier caso, ahora Roxana está en la cárcel, el propietario de los títulos al portador y sus matones están arrestados y yo puedo seguir con mi vida.


—Me alegro de que estés a salvo —dijo Pedro.


—Y tú, ¿cómo estás?


—Cansado. Las clases son duras y no duermo bien.


—Yo tampoco.


—Te echo de menos —dijo él—, y no me gusta echarte de menos.


—Tal vez si vinieras a hacerme una visita...


Su oferta fue recibida con unos segundos de silencio.


—No creo que pueda hacerlo —dijo Pedro finalmente.


—Entonces, cuídate —respondió Paula, porque no había nada más que decir.


—Y tú. Adiós —y con eso, terminó la llamada.


Paula pensó que, después de todo, era hora de olvidar Dollhouse Cottage y al único hombre al que realmente había amado. Era hora de continuar con su vida.




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