sábado, 7 de julio de 2018

LA TENTACION: CAPITULO 40




—¿Seguirme?


—Sí. Un Taurus de color verde oscuro con dos ocupantes.


—¿Estás seguro? —preguntó ella.


—Quiero que vengas conmigo —dijo. La tomó de la muñeca y la llevó a su despacho, donde sacó unos cuantos papeles—. He cargado en mi ordenador un programa de seguimiento para ver lo que has estado haciendo. No sé qué has estado haciendo exactamente, pero no tiene nada que ver con vender casas. No me gusta que me sigan, así que, ¿vas a decirme lo que está pasando?


Horrorizada, Paula tomó los papeles de su mano.


—¿Has estado espiándome? ¿Cómo has podido hacerlo?


Él se frotó el entrecejo con los dedos de la mano derecha.


—¿Qué otra opción me has dado?


—Todo lo que tenías que hacer era haberme pedido que me fuera —dijo ella.


Pedro se acercó a la ventana para bajar la persiana.


—Eso dejó de ser una opción.


—¿Y espiarme sí que lo era? —preguntó Paula, echando los papeles a la papelera que había junto a la mesa.


—No, pero hablaremos de mis pecados más tarde. Por ahora, y ya que puedo garantizarte que vamos a tener algunos visitantes en un futuro cercano, creo que sería mejor que me contaras qué está pasando. Y cuando lo hayas hecho, llamaré a Carlos para que venga.


Pedro tomó la silla que había bajo la mesa y se sentó.


Paula estaba hecha un lío. Por un lado se sentía traicionada, pero por otro sentía alivio. 


Agarrándose una mano con la otra para ocultar su temblor, empezó a hablar.


—Roxana, mi compañera de trabajo, desapareció justo antes de que yo viniera a Sandy Bend. Las circunstancias no eran las mejores. Ella estaba con un par de tipos cuyo aspecto no me gustaba. Recibí una amenaza por teléfono y vi que había más tipos en mi casa. No estaba segura de lo que estaba pasando, pero sí sabía que no era nada bueno.


Hizo una pausa, buscando algún signo de comprensión en Pedro, pero su rostro no reflejaba nada.


—Continúa —dijo él.


—Contraté un detective privado a través de una amiga, y él me sugirió que estaría bien que dejara la ciudad. Elegí Sandy Bend porque nadie esperaría encontrarme aquí.


—Y desde que estás aquí, ¿has sabido algo de tu compañera? ¿Te ha dicho algo el detective?


—He descubierto que Roxana ha estado moviendo grandes cantidades de dinero a través de nuestra cuenta para los clientes. Posiblemente esté metida en algo raro. Roxana no es precisamente un ángel.


—Lo sé todo sobre Roxana.


—¿Cómo?


—Lo he averiguado por los procedimientos usuales. ¿Dónde está Roxana ahora?


—No estoy segura —admitió—. Recibí un e-mail suyo el jueves por la noche diciéndome que volviera a casa porque necesitaba algo que yo tenía y, que de todas formas, sus socios sabían dónde estaba. En cuanto lo recibí me puse en contacto con Claudio.


—¿Claudio?


—El detective privado.


—¿Llamaste a ese tipo a Florida en vez de mirar al otro lado de la almohada y hablar conmigo?


—No quería involucrarte.


—Seguro que no se te ha escapado que tú y yo ya estamos involucrados —replicó él.


—Ya sabes lo que quiero decir. Además, no había pruebas sólidas de que el remitente fuera realmente Roxana.


—No importa quién lo enviara. Paula, era una amenaza.


—Lo sé, y pensé que podría manejarlo sola. Pero la otra noche en la playa y hoy de nuevo en la boda vi a una mujer que me parece que estaba con aquellos matones en mi casa de Florida.


—¿Caucásica, pelo castaño corto, unos cuarenta años de edad? —preguntó él. Paula asintió con la cabeza y él soltó un juramento—. ¿Y tampoco me lo contaste? —Pedro se levantó. Estaba claramente furióso—. No has cambiado. No puedo creerlo, pero no has cambiado nada. Sigues siendo la misma persona mimada y egoísta, ¿verdad?


—Eso no es justo, Pedro.


—Pero es cierto. Vamos a ceñirnos a los hechos —comenzó a caminar por la habitación—. Huiste de Florida porque tu compañera desaparecida está involucrada en algo que parece criminal. Recibes un e-mail suyo diciendo que sus socios saben dónde estás. Te siguen y aun así no te molestas en contármelo. ¿En qué estabas pensando?


—Esto no tiene nada que ver contigo —Paula inspiró profundamente y dejó escapar el aire despacio—. Cuando llegué, no sabía con seguridad que estaba ocurriendo algo malo. Podría ser simplemente que Roxana hubiera decidido repentinamente tomarse unas vacaciones. No sería la primera vez.


—¿Y los hombres que había en tu casa que te asustaron tanto como para que te marcharas? Tal vez fueran vendedores de biblias, ¿no? Y cuando descubriste que te estaban buscando, ¿por qué no recurriste a mí? ¡Paula, has arriesgado tu vida!


—Lo sé —se enjugó una lágrima que le caía del ojo derecho—. Al menos, lo sé ahora, pero no quería meterte en el lío. Y esto es lo último que sé: por error, terminé con el PDA de Roxana cuando me marché. Claudio cree que en él hay un archivo oculto y que eso es lo que quiere. Y cree que tiene algo que ver con una gran cantidad de títulos al portador que algún traficante de droga ha perdido.


Pedro salió de la habitación y unos minutos después Paula lo oyó hablar con Carlos por teléfono. Se metió en el baño y agarró algunos pañuelos de papel. Preparándose para la tormenta que se avecinaba, se sentó en el salón y esperó. Carlos llegó unos quince minutos después, con otra oficial a quien le presentó como Cathy.


—Cathy se quedará aquí esta noche —le dijo Carlos a Paula—. Es por simple precaución. Y estoy intentando saber si los tipos que os han seguido son de alguna otra rama de protección de la ley. Normalmente nos hacen una visita de cortesía cuando están por aquí, pero no siempre.


Paula asintió, apretando con fuerza los pañuelos de papel.


—De acuerdo.


Pedro apareció con una bolsa en la mano.


—¿Te vas a algún sitio? —le preguntó Paula. Él evitó mirarla a los ojos.


—Aquí estarás segura.


A ella no le importaba que la viera con un ataque de pánico. Lo único que quería era que se quedara.



—No me dejes esta noche. Por favor.


—Tengo que hacerlo. Ahora no puedo tratar contigo —se pasó una mano por la cara—. Mañana, ¿de acuerdo? —dijo, y se marchó.


Pero se había olvidado de que al día siguiente ella se iba.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario