sábado, 4 de febrero de 2017

LA VENGANZA DE UN HOMBRE: CAPITULO 27





Empujó con fuerza la puerta y entró decidida al despacho de su padre en la décima planta. Roberto Chaves comenzó a levantarse de su sillón, pero al ver quién había producido aquel alboroto, volvió a sentarse.


—Deberías haber avisado de que venías. Sé más profesional, Paula.


—¿Por qué le dijiste a Pedro que había amenazado con suicidarme?


—¿De qué estás hablando?


—¡No me mientas! Él me lo ha dicho. ¿Acaso pensabas que no lo haría?


Por un instante, pensó que su padre se inventaría algo para salir de la situación.


—¿Qué importancia tiene?


Pedro salió del país y se fue a trabajar a sitios terribles porque le mentiste. ¿Lo hiciste para quedarte con sus acciones de Chavesco?


—Fue un estúpido por creerme. Nunca pensé que se lo creyera tan fácilmente o que se sintiera conmovido.


Pedro es un hombre de buenos sentimientos.


¿Cómo podría amarla? Su familia siempre lo había engañado a menudo.


—Le dijiste que testificarías para decir que la prenda que se encontró en su cama era mía y que cuando me dijiste que lo ibas a hacer, juré suicidarme.


Roberto Chaves sacudió los hombros.


—Era culpable. Se merecía acabar en prisión.


La ira dio paso al desprecio.


—Nunca fue Cata. Fuiste tú el que puso aquella prenda en su cama.


Él se encogió de hombros.


—Me dijeron que habías estado en su habitación la noche anterior. ¿Quién se pensaba que era Pedro para flirtear con mis hijas?


Paula se quedó mirando a su padre.


—Gracias a Dios que Pedro no es como tú.


—Mira...


—No, escúchame y entiende lo que voy a decirte porque no lo repetiré. Pedro no me puso la mano encima por mucho que yo lo deseaba. Se mantuvo fiel a su esposa.


—Alfonso no se habría ido si nunca hubiera tocado a Cata.


—Cata mintió. Y tú lo pusiste en una situación difícil. Asustaste a su esposa y le dijiste que estaba dispuesta a suicidarme. Él era inocente y cuando su esposa murió, se quedó destrozado —dijo Paula—. ¿Fuiste infiel a mamá?


—¡No! —exclamó palideciendo—. ¡Nunca! Amaba a tu madre.


—¿Crees que le hubiera parecido bien cómo te comportaste con Pedro?


Su padre no dijo nada.


—A mamá le gustaba Pedro. ¿Y quieres escuchar algo irónico? Pedro se siente culpable de que mamá muriera. Cree que podía haberlo evitado.


—Eso es ridículo. Le pedí que os acompañara a tu madre y a ti a aquel concierto. Yo pensaba ir con Cata y encontraros allí. ¿Cómo podía ser responsable de aquel accidente?


—Cree que es culpable porque cambiaron los asientos en el último momento. Mamá quiso sentarse delante, en donde Pedro iba a sentarse. Cree que debería haber muerto él. Por eso fue tan amable conmigo tras el accidente, porque se sentía responsable de todo el dolor que estaba sufriendo. Y yo pensé que su compasión era algo más —dijo y mirando a su padre, añadió—. Y tú le premiaste arruinando su vida.


Su padre estaba destrozado.


—Nunca me di cuenta de que estuvieras tan afectada. Siempre se te veía tan tranquila... Pensé que tu juventud te había ayudado a soportar el dolor.


—Me quedé atrapada en el coche durante horas con mamá. La oí lamentarse y luego morir.


—¿Rosa no murió en el acto?


—La sentí morir y no pude hacer nada. Sólo tenía a Pedro. Él se quedó a mi lado y nunca me soltó la mano durante aquellas terribles horas.


Su padre rodeó el escritorio.


—No lo sabía. Pensé que había muerto en el acto —dijo entristecido—. Te defraudé y también defraudé a Rosa. Me fue muy difícil superar la muerte de tu madre —dijo ocultando el rostro entre sus manos—. Pensé que siempre estaría ahí y, de repente, una noche de verano, mi sueño se desvaneció. No sabía qué hacer, no sabía cómo sobreviviría a aquella soledad.


Paula tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta.


—Pensé que lo único que te importaba era el trabajo —dijo con lágrimas en los ojos.


—Eras demasiado joven para hablar.


—La muerte de mamá me hizo madurar —dijo dando un paso hacia su padre—. Todavía la echo de menos.


Los ojos de Roberto Chaves brillaron húmedos.


—Yo también —dijo abriendo los brazos.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario