sábado, 24 de octubre de 2015
EL DESAFIO: CAPITULO 19
–¿Seguro que estás bien, papá? –le preguntó preocupada al ver lo pálido que estaba Damian cuando se reunió de nuevo con él en la sala. Esperaba que esa lividez se debiera al esfuerzo que le suponía estar relacionándose con tanta gente después de tantos años evitándolo, y no al hecho de que hubiera desaparecido con Pedro hacía un momento.
Había hecho todo lo posible por recomponer su aspecto en el lavabo, pero ni atusarse el pelo ni pintarse los labios habían podido ocultar el sensual brillo que, según Pedro, desprendía después de hacer el amor. Un brillo que había oscurecido el tono de sus ojos, que había teñido sus mejillas y que había dejado sus labios inflamados por los besos.
–Estoy muy bien, maya doch. ¿Pedro Alfonso y tú volvéis… a ser amigos?
–Que yo sepa, nunca hemos sido otra cosa que amigos –respondió sin mirarlo a los ojos.
–Creo que ya hemos superado la barrera de la timidez en lo que respecta a tu relación con Alfonso, Paula.
Paula se sonrojó al recordar la pasión que habían compartido hacía escasos minutos; había sido como si hubieran estado hambrientos el uno del otro.
Miró a Pedro, que estaba charlando con su hermano, justo a tiempo de verlo meterse la mano en el bolsillo donde había guardado sus braguitas rasgadas.
Y como si la hubiera sentido mirándolo, Pedro se giró; esos ojos dorados resplandecieron cargados de recuerdos, y esos labios esculpidos esbozaron una sonrisa que fue una promesa del placer que aún estaba por llegar una vez se reunieran en el piso.
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