sábado, 15 de agosto de 2015
EL ENGAÑO: CAPITULO 17
Así que por fin lo admitía, pensó ella con amargura.
Tras fingir inocencia, tras gesticular y esbozar expresiones de indignación, Pedro comprendía que no podía seguir negando su infidelidad. El corazón de Paula se vació de repente de toda emoción. Él le había mentido, quizá le hubiera mentido durante mucho tiempo. ¿Había vivido con ella durante todos aquellos años solo porque le procuraba seguridad? Paula conocía bien su terrible infancia. Quizá, tan sólo, hubiera necesitado de un hombro sobre el que llorar. Quizá hubiera necesitado incluso alguien a quien poseer de vez en cuando como compañera de cama.
Durante todos aquellos años, todo se había reducido a pura necesidad. Necesidad sexual y necesidad de seguridad, la seguridad de alguien a quien conocía bien.
«Bien, pues al infierno con Pedro». Podía vivir perfectamente sin él. Sí, le dejaría ver a los gemelos, pero con condiciones.
Paula se metió en la cama. Se sentía utilizada y muy infeliz.
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