sábado, 6 de noviembre de 2021

SIN ATADURAS: CAPÍTULO 58

 

Sentado en la habitación de su hotel, en Sídney, Pedro rio sin humor al recordar que solo dos semanas atrás había planeado pasar unas noches locas aprovechando aquel viaje. La idea de tener relaciones sexuales con una desconocida lo dejaba frío… y flácido.


No podía llamar a Paula por teléfono, de manera que acabó viendo en el ordenador el vídeo del último partido del equipo, en el que salían las Blade bailando. Vio tres veces seguidas los momentos en que aparecía Paula alzando sus largas piernas, el pelo al viento, las mejillas sonrosadas y una gran sonrisa en el rostro… Era la mujer más sexy que había conocido.


¡Y ya no se sentía tan flácido!


Había salido otras veces con bailarinas, pero nunca se había visto reducido a ver vídeos de ninguna de ellas una y otra vez.


Apagó la pantalla y se tumbó en la cama. No le gustaba que Paula no le hubiera dicho nada aquella mañana. Que lo hubiera utilizado. Tenía algo más que ofrecerle que aquello, y quería que lo supiera, que se diera cuenta de ello, que lo quisiera, que lo aceptara.


Pero la distancia hizo que surgieran las dudas. ¿Habría imaginado la calidez y el cariño con que le había devuelto el abrazo? Necesitaba saber que las emociones de Paula estaban tan involucradas en aquello como las suyas.


Se irguió, frustrado de impotencia. Seguro que había algo que pudiera hacer. Miró el teléfono y sonrió al pensar en lo evidente. Tomó su cartera y la llave del hotel y salió a la calle, agradeciendo que en aquella ciudad las tiendas estuvieran abiertas las veinticuatro horas del día.



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