martes, 31 de agosto de 2021

QUIERO TU CORAZÓN: CAPÍTULO 62

 

Después de permanecer bajo la ducha hasta haber dejado de temblar, se secó y se puso un pijama de franela, su bata más vieja y las zapatillas forradas. Se preparó una taza de té, sacó una galleta del bote pintado con una abeja, y pensó en llamar a Emilia.


Su hermana mayor siempre había sido como una segunda madre para ella. Emilia no sólo le diría lo que quería oír, como podría hacer Karen, sino que no se andaría con medias tintas y ella necesitaba saber si estaba totalmente confundida o si tenía razón en sentirse furiosa con Pedro.


Por supuesto, lo primero que haría sería soltarle un discurso por haber dejado un trabajo más, probablemente el mejor que había tenido jamás, y luego la reprendería por enamorarse de Pedro tan rápidamente. Emilia pensaba que había cambiado de trabajo demasiadas veces y no se había molestado en ocultar la opinión que le había merecido su compromiso con Damián.


Hizo una mueca al recordar la reacción de Emilia. Quizá lo mejor era no llamarla. Añadió miel al té y lo removió mientras rumiaba sus ideas.


Sin importar si su hermana se mostraba exasperada con ella, necesitaba desesperadamente hablar con alguien que la conociera, con defectos y todo. Aunque parecía que hacía días que había ido a la casa de Pedro, tan llena de jubilosa expectación, tal vez aún fuera temprano para llamar a Emilia. Y aunque la despertara, no se quejaría. Era una de las pocas personas a las que le encantaba que la necesitaran, y ella la necesitaba en ese momento.




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