lunes, 26 de abril de 2021

NO DEBO ENAMORARME: CAPÍTULO 43

 


–Estamos perdidos, ¿verdad? –le preguntó Paula, acurrucada junto a él en el suelo, con la respiración tan entrecortada como la de él.


Estaba resplandeciente después de la que, para él, había sido una de las mejores experiencias sexuales de su vida. No, había sido la mejor.


Quizá lo que hacía que fuera tan emocionante fuera que ambos sabían que era una relación prohibida. O quizá que Paula no parecía tener complejos e inseguridades sobre su aspecto, o que se entregaba en cuerpo y alma.


O quizá fuera porque Paula le gustaba de verdad.


Tal y como ella había dicho, estaban perdidos. ¿Cómo iba a explicárselo a su padre? «Lo siento, pero me he acostado con la mujer a la que amas y creo que me estoy enamorando de ella».


La mujer de otro hombre era terreno prohibido y más entre familia. Sin embargo él se había adentrado en dicho terreno y lo peor de todo era que no conseguía sentirse culpable por ello.


–Mi padre no debe enterarse –dijo.


–Lo sé –respondió ella–. Y yo no puedo casarme con él.


–Lo sé.


Le daba mucha lástima, pero era evidente que Paula no quería a su padre como debía hacerlo una esposa. Quizá al interponerse entre ellos, les hubiese hecho un favor. Ella era tan buena que habría sido capaz de sacrificar su propia felicidad solo para hacer feliz a su padre, pero con el tiempo los dos habrían sido muy desgraciados. Los había salvado de un fracaso seguro en realidad.


Claro que quizá solo estaba intentando racionalizar algo injustificable.


Paula le dio la mano, entrelazando los dedos con los suyos.


–No ha sido culpa tuya, así que por favor no te martirices.


–No es culpa de nadie –respondió él, apretándole la mano–. A veces estas cosas… pasan.


Ella se incorporó para mirarlo.


–Sabes que, sintamos lo que sintamos, tú y yo no podemos…


–Lo sé –y solo con pensarlo sentía un terrible dolor en el pecho.


No tenía ninguna duda de que Paula era la mujer de su vida. Estaba destinado a estar con ella, y con Mia, pero no podía ser. No, si quería seguir teniendo una buena relación con su padre. Parecía que el universo estuviera jugando con ellos de la manera más cruel. Pero en su mundo el honor y la familia eran lo más importante. Sus sentimientos y su felicidad eran irrelevantes.


No era justo, no, pero, ¿quién había dicho que la vida tuviera que ser justa?


–Tengo que llamarlo para decirle que lo nuestro se ha acabado –anunció Paula.


Pero en cuanto rompiera con su padre, tendría que marcharse, no tendría ninguna excusa para quedarse. La idea de no volver a estar con ella nunca más hizo que se le acelerara el corazón angustiosamente. No estaba preparado para renunciar a ella tan pronto.


–¿No crees que sería mejor que esperaras a que vuelva y decírselo cara a cara?


Paula frunció el ceño.


–No me parece bien dejarle creer que todo va bien y luego dejarlo en cuanto llegue.


–¿De verdad crees que es el mejor momento para decírselo? –insistió, buscando la manera de retenerla–. Está muy preocupado por mi tía.


–Eso no lo había pensado –admitió ella–. Es verdad que sería muy desconsiderado, pero no creo que pueda esperar hasta que vuelva. Podría tardar semanas.


–Entonces espera por lo menos hasta que mi tía salga de cuidados intensivos.


–No sé…


¿Qué estaba haciendo? Intentaba manipularla.


–La verdad es que no me importa lo que sienta mi padre. Estoy siendo un egoísta, pero no quiero que te vayas –le tomó el rostro entre las manos y la miró a los ojos–. Quédate conmigo, Paula. Solo unos días más.


Ella lo miró con profunda tristeza y con confusión.


–Solo servirá para torturarnos.


–No me importa. Quiero estar contigo un poco más de tiempo.


Lo necesitaba. Y él nunca había necesitado a nadie.


–Tendremos que ser muy discretos. Si Gabriel se enterara…


–No se enterará. Te lo prometo.


Paula se quedó callada unos segundos, luego sonrió y le puso la mano en la cara.


–Está bien. Solo unos días más.


Pedro respiró aliviado. Sabía que solo estaban retrasando lo inevitable, pero no le importaba. Llevaba toda la vida haciendo sacrificios y por una vez iba a ser un poco egoísta.


–Luego tendré que irme y seguir con mi vida –le advirtió.


–Lo sé.


Pero por ahora era suya y pensaba aprovechar al máximo el poco tiempo que tenían.




2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyy, al finnnnnnnnnnnnnnn, Muy buenos los 3 caps.

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  2. Ay pobres!! Como van a sufrir!! Y mepa que Gabriel hizo todo esto sólo para que ellos se enamoren

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