sábado, 6 de febrero de 2021

APARIENCIAS: CAPÍTULO 18

 


Pedro buscó el estrecho camino que había encontrado por casualidad un mes antes, cuando había empezado a ir allí. Estaba tan escondido entre la vegetación que estuvo a punto de no verlo. Giró a la izquierda y tomó una pista polvorienta.


–¿Dónde estamos? –le preguntó Paula.


–En el Canyon Trail Park, descubrí este camino de casualidad.


–¿Y vienes mucho por aquí?


–De vez en cuando, cuando estoy por la ciudad y necesito un lugar en el que estar solo.


Siguió por el camino hasta llegar a un pequeño claro cubierto de hierba donde nunca había nadie. Aparcó a la sombra de los árboles y salieron de la camioneta.


Paula miró a su alrededor con el ceño fruncido.


–Tal vez te parezca una pregunta tonta –le dijo–, pero ¿y si uno de los dos necesita ir al baño?


–Hay unos aseos públicos aproximadamente a medio kilómetro de aquí. Y si no quieres andar tanto, hay muchos arbustos por aquí.


Pedro sacó la gruesa manta de lana que tenía debajo del asiento del conductor y la extendió en el suelo, a la sombra de un árbol.


Paula se sentó y aspiró el aire limpio. Había mucha tranquilidad.


–Es un sitio muy bonito.


Él se sentó a su lado.


–Es un poco pronto para comer.


–¿Y qué hacemos hasta entonces?


–Relajarnos.


–¿Relajarnos?


Paula lo miró como si no supiese qué significaba esa palabra.


–Creo que no sé hacerlo. ¿No podemos ir a dar un paseo o algo así? O, si quieres, podemos hablar de la gala.


Pedro pensó que le iba a costar mucho trabajo seducirla si no aguantaba sentada ni dos minutos.


–También podemos quedarnos aquí, disfrutando del entorno.


–¿Por qué estar aquí sentados, cuando podemos hacer cosas?


Era cierto, no sabía relajarse. Y Pedro se dio cuenta de que no podía obligarla.


–En ese caso, tengo una idea –le dijo, poniéndose en pie y tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse–. Ven.


Ella le dio la mano y se puso en pie también.


–¿Qué vamos a hacer?


–Voy a enseñarte a bailar en línea.


Ella abrió mucho los ojos.


–¿Es una broma, no?


–No.


–Brandon, no puedo.


–Anoche me dijiste que no sabías bailar y al final lo conseguiste.


–Esto es diferente. Bailar en línea requiere coordinación, y yo no tengo.


–En cuanto aprendas los pasos solo será cuestión de práctica. Y aquí no te puede dar vergüenza, porque no te ve nadie.


Eso no pareció consolarla.


–Primero te enseñaré algunos pasos fáciles –continuó Pedro–. Cuando los hayas pillado, pondré música.


–¿Cuánto tiempo tienes? Porque podría llevarnos mucho.


–No te preocupes, tengo todo el día.


Ella seguía sin parecer convencida.


–O eso, o nos sentamos y nos relajamos. Tú elijes.


Y si conseguía salirse con la suya, bailar no sería la única actividad física que harían ese día.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario