sábado, 28 de noviembre de 2020

VENGANZA: CAPITULO 11

 


Una vez en la playa Paula saltó de la tabla a toda prisa, sabiendo que Pedro no dejaba de mirarla.


Con las zapatillas llenas de agua, corrió hacia donde había dejado la toalla y se dejó caer sobre ella con el corazón latiendo a toda velocidad.


Pedro se acercó un minuto después.


—No me habías dicho que hicieras windsurf.


Cuando se bajó la cremallera del traje de neopreno el sonido pareció un estruendo en medio de aquel silencio. Debajo llevaba un bañador oscuro, y Paula intentó no fijarse en su estómago plano, en los músculos bien definidos de un hombre que parecía hacer ejercicio a menudo.


—No sé por que no te lo dije.


¿Por qué no se lo habría contado Mariana? Especialmente sabiendo que Pedro también hacía windsurf. Sus padres habían pagado a un profesor para que les diera clases en Buckland's Beach, cerca de su casa. Mariana estaba más interesada en tontear con los chicos que en aprender, pero al final se convirtió en una experta.


—¿Cuándo te marchas? —preguntó Pedro.


—No me voy —contestó ella.


—Anoche dijiste que te ibas. ¿Por qué has cambiado de opinión?


—Porque si rompiera mi contrato, mi reputación quedaría empañada y podría tener problemas para encontrar trabajo.


—Yo me encargaría de que eso no ocurriera.


—No puedo irme. Necesito el dinero.


—¿Es ahora cuando se supone que debo ofrecerte dinero para que no te vayas? —preguntó Pedro, irónico.


—¡No! Tengo un contrato y pienso cumplirlo. Necesito el dinero, ya te lo he dicho.


—¿Para qué lo necesitas?


—Para pagar los gastos de hospital.


—¿Gastos de hospital?


—Por… el accidente.


—¿Eso es lo que provocó la amnesia? ¿Un accidente de coche?


—Los testigos dijeron que la persona que me atropello se dio a la fuga —mintió Paula—. Afortunadamente, cuando llegué al hospital recordé quién era. Pero no recuerdo nada sobre ti, sobre Strathmos… o lo que pasó cuando me marché de aquí.


—¿Sufriste alguna otra lesión?


—No, tuve suerte. Sólo un golpe en la cabeza.


—No creo que eso fuera una suerte. ¿La policía detuvo al conductor?


—No —contestó Paula, cruzándose de brazos. Detestaba mentir, pero no tenía más remedio—. ¿Entiendes ahora por qué necesito el dinero?


—¿Qué vas a hacer cuando termine tu contrato aquí?


—Mi representante está buscando algo.


—Muy bien. Pero tu contrato en Strathmos no será renovado. No te quiero aquí.


Paula tragó saliva. De modo que tenía menos de dos semanas para averiguar lo que había pasado…


—De acuerdo.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario