viernes, 23 de octubre de 2020

EN SU CAMA: CAPÍTULO 38

 


Permaneció en el dormitorio hasta que oyó que el camarero servía la cena y salía de nuevo. Abrió la puerta una rendija y vio a Pedro de pie delante de la mesa redonda situada a un lado de la zona de estar, dispuesta en ella la vajilla y la cristalería.


Salió del dormitorio y se paró en medio del salón, esperando a que se diera cuenta de su presencia. Al verla, Pedro detuvo en seco el movimiento de levantar la tapa de plata de una de las fuentes y clavó la vista en ella.


Paula se había puesto un camisón largo negro con tirantes finos y aberturas a cada lado hasta medio muslo. Iba descalza y las uñas pintadas de rojo sobresalían del bajo del camisón. El pelo suelto le caía por encima de los hombros. Supo, a juzgar por la mirada de Pedro, que éste apreciaba lo que estaba viendo.


—No estoy desnuda, pero espero que te parezca bien.


Él tragó con dificultad.


—Muy bien. No creí que fuera posible, pero ese camisón es casi mejor que la desnudez total.


Ella sonrió divertida.


—Vaya, me alegra oírlo. Ahora sé que no tengo que quitármelo, por mucho que me supliques que lo haga.


—Los príncipes no suplican —le informó él, avanzando lentamente hacia ella.


—¿No? —preguntó ella, sintiendo la boca seca de repente.


—No.


Estaba frente a ella, lo bastante cerca como para tocarla, pero mantenía los brazos a lo largo de los costados. Paula creía que el corazón se le iba a salir y tuvo que contener las ganas de contonearse.


—¿Y qué hacen los príncipes? —preguntó, con voz ronca de creciente deseo.


Pedro tendió la mano y le rozó la mejilla con los dedos.


—Será mejor que te lo enseñe.


—¿No se nos enfriará la cena?


—¿Te importa?





1 comentario:

  1. Él es re seductor y ella se hace la difícil pero les encanta estar juntos. Espero que la reina no se ponga pesada.

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