sábado, 25 de abril de 2020

CITA SORPRESA: CAPITULO 34





Estela llegaba el martes y Paula se pasó todo el lunes limpiando la casa de arriba abajo.


Después, puso flores en la habitación de invitados y cerró la puerta para que Derek no se
subiera a la cama.


Ultimamente le había dado por hacerlo, sobre todo después de rebozarse bien en el barro del jardín, y Pedro montó en cólera cuando lo hizo en su cama.


Paula había planeado una cena especial para esa noche y estaba haciendo mousse de chocolate cuando Pedro bajó a la cocina después de darle las buenas noches a Ariana.


–¿Lo tienes todo controlado?


–Creo que sí –dijo ella.


Después de la desastrosa fiesta en casa de Laura se limitaban a ser amables el uno con el
otro, pero no habían vuelto a hablar con normalidad.


–Tengo que terminar este postre para mañana. Pero la habitación de Estela ya está preparada
y voy a meter una botella de champán en la nevera.


Pedro levantó una ceja.


–¿Champán?


–Para celebrar nuestro compromiso. No has visto a tu hermana en un año y hemos de
celebrar que vamos a casarnos. Hay que tomar champán.


–Si tú lo dices...


–No vale de nada hacer todo esto si no lo hacemos como es debido.


–Tienes razón –murmuró él, metiendo un dedo en el bol de chocolate. Oye, esto está muy rico.


–Gracias. ¿Crees que todo saldrá bien?


–Si no perdemos los nervios, supongo que sí. Pero Estela es muy astuta, así que no debemos
bajar la guardia. Cualquier detalle podría delatarnos. De hecho...


–¿Qué?


Pedro no contestó inmediatamente. Nervioso, se metió las manos en los bolsillos del pantalón.


–No sé cómo pedirte esto, Paula –dijo por fin–. Pero... verás... ¿te importaría dormir conmigo
mientras Estela esté aquí? Sólo compartiríamos la habitación, claro. Nada más.


Por supuesto. No iban a hacer el amor, pensó Paula, echando azúcar en el bol. 


Creo que mi hermana se sorprendería si no durmiéramos juntos.


Ella asintió. No debía tomárselo en serio. Sólo estaba haciendo un papel


–Claro.


–¿Estás de acuerdo?


–Lo mejor es que hagamos las cosas bien. Además, estoy segura de que tú no... bueno, ya
sabes, que no hay ningún peligro.


–Claro que no –sonrió él.


–Podríamos empezar esta noche, si te parece –sugirió Paula–. Así será más natural cuando
Estela llegue mañana.





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