sábado, 25 de abril de 2020

CITA SORPRESA: CAPITULO 33





–Qué guapa te has puesto –Isabel estaba jugando a las cartas con Ariana cuando Paula apareció en la cocina con una falda recta y un top de encaje negro–. Los hombres se pegarán por estar contigo.


Paula se subió el escote.


–¿No crees que es un poco exagerado?


–¿Por qué? Si lo tienes, enséñalo.


–Ojalá hubiera traído más ropa. Laura es muy elegante...


–Yo creo que estás preciosa –dijo Ariana–. ¿Verdad que sí, papá?


Paula se volvió. No lo había visto hasta entonces, pero estaba muy guapo con un traje oscuro y una corbata de colores.


–Está bien –dijo él.


–Señor Alfonso, por favor, hará que me ruborice con tantos halagos –replicó ella, irónica.


Pedro dejó escapar un suspiro.


–Estás guapísima... elegante, sofisticada... ¿qué más tengo que decir?


–Delgada –dijo Paula.


–Sexy –sugirió Isabel. 


Pedro miró su escote.


–Y sexy –añadió. Después, miró su reloj–. Bueno, si has terminado de suplicar halagos,
podríamos irnos. Cuanto antes lleguemos, antes podremos marcharnos.


–Es la alegría de la fiesta, ¿eh? –rió Isabel.


–Deja de quejarte, lo pasaremos bien –sonrió Paula, tomándolo del brazo–. Piensa en esto
como un ensayo para cuando venga Estela. ¡Y al menos intenta sonreír!


Como sospechaba, al saber que estaba prometido Laura olvidó su idea de la cita íntima e invitó a varios vecinos. Las mujeres iban elegantísimas, muy finas con vestidos de diseño, y Paula se dio cuenta de que el top de encaje era un error. Al lado de ellas, parecía... una descarada. Sin embargo, a los maridos pareció gustarles mucho. Como era demasiado tarde para cambiarse, Paula optó por pasarlo bien, o aparentar que lo estaba pasando bien, y la expresión de Pedro se hizo cada vez más sombría.


–¿Ya estáis aquí? –exclamó Isabel cuando volvieron, una hora más tarde–. No os esperaba tan pronto. ¿Qué tal ha ido?


–Genial –contestó Pedro–. Paula ha conseguido destrozar mi reputación y romper varios
matrimonios en menos de una hora.


–No sé de qué estás hablando –replicó ella.


–Claro que lo sabes. Has estado exhibiéndote. A Laura no la sorprenderá que rompa el compromiso después de verte coquetear con todos los vecinos. ¡Pero si prácticamente te has
sentado en las rodillas de Tomas Anderson!


Paula lo miró, perpleja.


–¡Eso no es verdad! Además, te has pasado el rato en una esquina y no has hecho ningún esfuerzo por hablar con nadie. Se te ha notado mucho...


–Lo que se ha notado es lo transparente que es esa blusa –la interrumpió Pedro.


–A ver, niños, por favor –intervino Isabel–. Yo creo que deberíais ensayar esto del compromiso antes de que Estela llegue a Londres. Porque, veréis, cuando dos personas se comprometen... es porque están enamorados y quieren pasar el resto de su vida juntos. Y no porque les guste pelearse en las fiestas. Eso suele pasar después de casarse.


–Mi hermana nunca se creerá que estamos prometidos si Paula sigue portándose como esta noche.


–Pero bueno... ¿cómo me he portado? –exclamó ella, furiosa–. Sencillamente, me gusta que la gente me aprecie y eso no pasa cuando estoy contigo.


–Paola y yo hemos pensado que estaría bien dar una fiesta cuando llegue Estela –intervino
Isabel de nuevo–. Si estuvierais prometidos de verdad, sería lo más lógico, ¿no? Podrían venir
Jonathan, Gabriel, en fin... unos cuantos amigos. Si tu hermana ve que los amigos os tratan como
prometidos no tendrá ninguna duda. Aunque Paula y tú estéis como el perro y el gato.


–Es posible –admitió Pedro–. Pero no hace falta que te molestes. Todo este asunto ya está
resultando demasiado complicado.


–No te preocupes por eso. Cualquier excusa es buena para hacer una fiesta. ¿Qué te parece,
Paula?


–Yo creo que es una idea estupenda. Llamaré a Paola mañana para buscar una fecha.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario