sábado, 8 de febrero de 2020

TE ODIO: CAPITULO 13




Cuando entraron en el vestíbulo, Paula miró alrededor. Era raro encontrarse por fin dentro de la famosa villa de San Cerini. Construida por un noble ruso en el siglo XIX, Pedro la había ampliado y convertido en una especie de fortaleza… con el lujo de un palacio más suntuoso que el propio palacio real de San Piedro.


Había pasado muchas horas en su habitación, viendo las luces de San Cerini al otro lado de la bahía preguntándose qué actriz o modelo estaría entreteniéndolo.


Pero esa noche sería ella quien estuviera en su cama. Sería ella quien disfrutase de sus caricias, quien se encendiera con sus besos…


Sólo podía rezar para que, mientras rendía su cuerpo, tuviera fuerzas para mantener escondido su secreto y su corazón.


Después de darle órdenes al ama de llaves, Pedro se volvió hacia ella.


—Ven conmigo.


Paula dejó que la llevara por una escalera de mármol… ¿dejó que la llevara?


Eso sí que era de risa. Como si ella tuviera algo que decir. ¿Quién podía parar a Pedro Alfonso cuando quería algo?


Especialmente cuando su propio cuerpo anhelaba obedecerlo…


Se detuvo frente a la puerta de su dormitorio.
Emocionada.


Aterrorizada.


«Mi plan», se recordó a sí misma. «Piensa en el plan». Tenía que convencerlo para que la sedujera lo antes posible. Mantendría su corazón helado, cubierto de una escarcha impenetrable. Luego se marcharía y haría lo posible para que sus caminos no volvieran a cruzarse nunca. Tan sencillo como eso.


O quizá no tanto. Pedro la tomó en brazos como si no pesara nada.


—¿Qué estás haciendo?


—Entrar en brazos con la novia —contestó Pedro.


—¡Yo no soy tu novia!


—Una vez te pedí que te casaras conmigo. ¿No te acuerdas?




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