miércoles, 15 de enero de 2020
SIN PALABRAS: CAPITULO 6
De vuelta al bar, los chicos eran los siguientes en la cola para el camarero. Alicia le dio al trasero de Andres una nalgada juguetona y movió su cabeza hacia su taburete habitual. El atractivo tipo de cabello negro que estaba sentado en éste inmediatamente lo desalojó cuando ella se le acercó. Pau no sabía cómo lo había hecho, pero era un súper poder muy útil.
Pedro siguió a Andres. Cuando Andres nos alcanzó, atrajo a Alicia en un apretado abrazo.
Paula le dio una mirada a su recientemente nombrado Hombre Misterioso. Pedro. Le gustaba el nombre. Encajaba con su fuerte forma atlética, y la oscura mirada erótica. El calor aumentó en sus mejillas. Se encogió de hombros, con las palmas hacia arriba, preguntando si ella quería volver a bailar o quedarse ahí. Un vistazo a la pareja que se besaba junto a ella hizo que sus pies se pusieran en movimiento hacia la pista de baile.
La música se volvió más lenta y el espacio se vació por primera vez en toda la noche. Sólo una docena de parejas permanecieron. Pedro la miró y levantó sus expresivas cejas.
Ella sonrió y le puso una mano en el hombro. Él le agarró la otra mano, llevándosela hasta el pecho. El aire todavía podía circular entre ellos, pero cuando le posó su otra mano en la espalda, chispas de energía sexual se dispararon a través de su cuerpo como los velocistas en las Olimpiadas.
No se atrevió a mirarlo a la cara. Si él intentaba besarla, ella se disolvería en un charco, se desmayaría, o caería muerta de deseo.
Lentamente, balanceándose con la música, se inclinó para olerlo. Las esencias de colonia sexy, ropa limpia, hombre y amor llenaron su nariz.
Deseó poder embotellarlas para tomar una bocanada cuando se sintiera poco atractiva.
Para el segundo coro, se relajó y recostó la mejilla contra su pecho. Él dejó caer su mano y envolvió los brazos alrededor de su cintura. Sus movimientos eran lentos y fáciles de seguir. Sus brazos eran musculosos y la hicieron sentir protegida. Quería quedarse como estaban y bailar toda la noche. Pero la canción terminó y el DJ anunció el cierre del bar.
Salieron de la pista agarrados de la mano. En el bar, Andres pasó una ronda de vasos demasiado grandes para beber tragos.
Brindaron silenciosamente mientras Blurred Lines sonaba y la pista de baile volvía a llenarse.
Alicia se atragantó con el agua gasificada que cada uno bebió.
Andres se rio e hizo el gesto de agarrar un volante para conducir. Alicia se inclinó hacia su oído y le gritó algo que ella no pudo entender en absoluto.
Asintió de cualquier manera, y observó a Andres.
Él no parecía borracho y era bueno saber que su sobriedad se extendía a estar atento a Alicia Por lo general, ese trabajo recaía en Pau
Esta noche había sido la mejor noche de viernes de todas.
Se divirtieron.
Bailaron.
Conocieron a unos hombres guapos con potencial.
Ella no podía pedir más nada. Excepto, tal vez, el número de teléfono de Pedro.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario