miércoles, 8 de enero de 2020
HEREDERO OCULTO: CAPITULO 23
–Creo que ha sido una mala idea –murmuró Paula.
Pedro se había preguntado cuánto tiempo tardaría en empezar a arrepentirse.
Estaban tumbados boca arriba, el uno al lado del otro. Paula se había tapado con la sábana hasta el cuello. Él estaba un poco más relajado, con la sábana tapándole solo el abdomen.
En cualquier caso, no podía no estar de acuerdo con ella con respecto a que había sido mala idea. No se arrepentía. Jamás podría arrepentirse de hacer el amor con Paula, pero sabía que no había sido la decisión más inteligente de su vida.
Ni siquiera sabía qué lo había poseído para haberla besado en primer lugar.
Tal vez fuese que había estado toda la noche pensando en besarla.
O que no había logrado sacársela de la cabeza desde que había vuelto a verla, después de tanto tiempo, después de haber decidido que no volvería a verla jamás.
O que Paula era, sencillamente, irresistible. Para él, siempre lo había sido.
Casi no le sorprendía que hubiesen hecho un hijo juntos mientras su matrimonio se desmoronaba. A pesar de sus diferencias y problemas, siempre habían sido compatibles físicamente.
Y era un alivio saber que eso no había cambiado. Ya no estaban casados, ella le había ocultado a su hijo y ninguno de los dos estaba seguro de lo que les iba a deparar el futuro, pero al menos Pedro sabía que seguía habiendo pasión entre ellos. Más que pasión, un deseo y un anhelo irrefrenables.
Pedro le rozó la pierna y notó que su erección volvía a crecer. Ella, por su parte, se apartó.
–Tienes razón –le dijo Pedro–. Tal vez no haya sido lo más sensato. Al menos, dadas las circunstancias.
–Me temo que te quedas corto –protestó ella, girándose hacia el borde de la cama y sentándose.
Se quedó así un minuto, sin moverse, y Pedro aprovechó para admirar cómo le caía la corta melena sobre los hombros, la suave línea de su espalda.
Había engordado un poco con el embarazo, pero eso no le restaba ni un ápice de atractivo.
Sino que, en todo caso, hacía que fuese todavía más bella y sensual. Él había disfrutado mucho descubriendo sus nuevas curvas con las manos y con los labios.
Sonrió de medio lado, no solo por las vistas, sino por el tono de su voz.
Siempre le había gustado la manera de expresarse de Paula.
A ella siempre le había molestando verlo sonreír cuando estaba enfadada, regañándolo.
Pero Pedro no sonreía porque no la escuchase o no se la tomase en serio, sino porque le encantaba observarla y escucharla, aunque fuese echándole la bronca.
Su manera de moverse, de ir de un lado a otro y mover los brazos. El modo en que subía y bajaba su pecho, agitado. Lo cierto era… que lo excitaba. Y nueve de cada diez veces, sus discusiones terminaban con un sexo estupendo.
A posteriori, Pedro se había dado cuenta de que tal vez aquello hubiese causado otros problemas que los habían llevado a separarse. Él no había pretendido burlarse de sus sentimientos ni de sus opiniones, solo había creído que su relación estaba tan afianzada que ninguna diferencia ni malentendido podría romperla.
Qué equivocado había estado. Y cuando había querido darse cuenta, ya había sido demasiado tarde.
–No puede volver a ocurrir –le dijo Paula, todavía dándole la espalda.
Por un momento, Pedro se quedó bloqueado y pensó que estaba hablando de su divorcio, que no podría volver a ocurrir y, que si él pudiese dar marcha atrás, jamás habría tenido lugar.
Entonces se dio cuenta de que se refería al sexo.
–Pedro –añadió Paula al ver que no contestaba. Se giró ligeramente e inclinó la cabeza para poder verlo con el rabillo del ojo–. Esto no puede volver a ocurrir.
Él se tumbó de lado y se apoyó en un codo, dejando que el silencio inundase la habitación mientras la estudiaba.
–¿Qué quieres que te diga, Paula? –murmuró–. ¿Que me arrepiento de que hayamos hecho el amor? ¿Que no espero que vuelva a ocurrir? Lo siento, pero no puedo.
–¿Puede saberse qué te pasa? –inquirió ella.
Se puso de pie de un salto y se llevó la sábana, dejando a Pedro completamente al descubierto.
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Muy buenos los 3 caps, pero me temo que va a ser terrible para los 2.
ResponderBorrarMucho fuego queda entre los dos... y parece que Pedro está aprendiendo a reconocer los errores que llevaron todo al fracaso
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