sábado, 7 de diciembre de 2019

SECRETOS DE AMOR: CAPITULO 40




DURANTE el viaje de vuelta a Inglaterra, no intercambiaron una sola palabra. Pedro estuvo en los Juzgados durante toda la semana y ella no se molestó en preguntar por el resultado del caso de Sebastian Vaughn, aunque después supo por Margarita que Seb había salido victorioso. O, más bien, que Pedro había salido victorioso.


La tensión seguía latente durante la semana siguiente y los sarcasmos de Pedro cuando se dirigía a ella no pasaron desapercibidos al resto de los empleados.


-No sé qué habrás hecho para enfadar tanto al jefe -le dijo un día Katrina-. Nunca lo había visto tan furioso.


-¿Y por qué crees que su mal humor tiene que ver conmigo?


Lo que faltaba, que Katrina se pusiera de su parte.


-Porque está así desde que volvisteis de París-. Espero que no le hicieras quedar mal. Los Vaughn son una familia muy importante.


Al final de la semana, Paula estaba dispuesta a dejar su trabajo. Tenía que haber otros bufetes, pensaba mientras salía del metro. El ambiente en la oficina era horrible y el malhumor de Pedro afectaba a todo el mundo. Por los demás compañeros y por su propia cordura, lo mejor sería mejor marcharse lo antes posible. 


Cualquier trabajo sería mejor que tener que soportar otro de los comentarios sarcásticos de Pedro.


Pero cuando llegó a la oficina, la gente estaba hablando en corrillos, muy animada.


-¿Ha pasado algo?


-¿No te has enterado? Pedro va a casarse con Celina Carter-Lloyd. Se ha anunciado su compromiso en el periódico esta mañana.


Por un momento, Paula sintió que el suelo se movía bajo sus pies y tuvo que agarrarse al escritorio para mantener el equilibrio.


-Vaya, menuda noticia. Inesperada, ¿no?


-Lo sé. Es asombroso, ¿verdad?.- sonrio la recepcionista-. Pedro es un hombre tan reservado... Ni siquiera Margarita sabía nada. ¿Tú crees que es por eso por lo que ha estado de tan mal humor estos días? A lo mejor Celina y él habían discutido o algo así. Pero, evidentemente, han hecho las paces. Qué romántico. Mira, ahí viene. Voy a darle la enhorabuena.


Paulaa se escondió en el cuarto de baño y empezó a atusarse el pelo con dedos temblorosos. Katrina entraba en ese momento, tan pálida que los labios rojos parecían una cicatriz en medio de su cara. A pesar de que no se llevaban bien, Paula puso una mano sobre su hombro para consolarla.


-Katrina, lo siento.


-¿Qué sientes? ¿Crees que me importa? ¿Crees que no me he dado cuenta de que estás enamorada de Pedro? Pero él no está a tu alcance, eso seguro.


-Yo sólo quería... bueno, da igual. Déjalo.


Fue por orgullo por lo que Paula entró en el despacho de Pedro para darle la enhorabuena con un tono aparentemente frío y desinteresado. 


Y le pareció que, para ser un hombre enamorado, no parecía muy feliz.


-Supongo que Celina y tú estaréis muy ocupados organizando la boda. ¿Cuándo será?


-En primavera, pero aún no hemos fijado la fecha -contestó él bruscamente-. Como sabes, Celina es periodista deportiva y tiene que irse a Durban la semana que viene para cubrir un campeonato de polo. Quiero que se piense lo del compromiso...


-¿Cómo?


-Espero que decida si de verdad quiere casarse conmigo.




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