domingo, 3 de noviembre de 2019
UN HOMBRE MUY ESPECIAL: CAPITULO 40
-¿Crees que si se hubiera marchado de la ciudad me lo habría dicho? -preguntó Paula a Malena mientras comían chocolate de Halloween en la trastienda-. Es que no tengo la menor idea de dónde puede estar. Podría haberle pasado algo, su furgoneta no se ha movido en todos estos días… ¿Y si se ha caído y ha perdido el conocimiento estando solo en el apartamento? A lo mejor debería intentar entrar.
-Te ha dado fuerte, ¿verdad? -dedujo Malena comprensivamente.
-¿El qué?
-El amor.
Paula no se atrevió a contradecirla, estaba claro cuál era su enfermedad.
-Está bien, seguramente no esté ahí, pero es que no puedo evitar preocuparme.
Su amiga siguió comiendo chocolate mientras cavilaba.
-¿Y tienes alguna idea de por qué se ha podido marchar?
-Bueno -había llegado el momento de ser sincera-… Puede que yo lo pusiera un poco nervioso. Le dije que lo quería.
-¿Cómo?
-Tranquila, tampoco me puse de rodillas y le declaré mi amor eterno, pero puede que lo dedujera de una especie de broma que le hice.
-Pues sí que debió de deducirlo dado que se ha esfumado. Te habla la voz de la experiencia, esas noticias hay que darlas poco a poco.
-O no darlas -respondió Paula con resignación-. Menos mal que tengo el trabajo que me distrae, si no llevaría toda la semana pegándome cabezazos contra la pared por ser tan estúpida -había sido un consuelo estar montando su pequeña tienda dentro de la de su tía.
-Lo único que tienes que hacer cuando vuelvas a verlo es tomarte las cosas con calma. No le pidas explicaciones, pero tampoco te disculpes; simplemente intenta olvidarte del tema. A lo mejor él ya lo ha hecho, los hombres tienen una memoria increíblemente mala.
Male tenía razón, hasta el momento había machacado a Pedro con todas y cada una de las cosas que la preocupaban con respecto a su relación. Sabía que lo había hecho para protegerse, pero a lo mejor lo único que había conseguido había sido asustarlo.
-Pues aquí tienes la oportunidad de enmendarte, señorita -anunció Malena al ver a Pedro entrar en la tienda-. Yo me voy.
La saludó con un rápido beso en los labios, se sentó a su lado y le tomó las manos entre las suyas.
-Te preguntarás dónde me he metido.
Pensó decirle que no, que ni siquiera lo había pensado, pero no habría servido de nada porque él habría sabido que mentía.
-Te he echado de menos -dijo en su lugar. Solo esperaba que echar de menos no le sonara tan serio como querer.
-Yo también te he echado de menos a ti -respondió sin dejar de acariciarle las manos. Y ella se moría de ganas de abrazarlo, recostarse en su hombro. ¿Cómo iba a fingir estar tranquila e impasible cuando se sentía tan confundida y llena de deseo?-. He estado pescando con unos amigos. Sé que debería haberte avisado de que me iba…
-No te preocupes -lo interrumpió enseguida-. No estamos casados, ni nada parecido - ¡vaya! Eso seguro que para él sonaba casi tan peligroso como lo de quererse-. Quiero decir que…
-Tranquila. Ya sé que no estamos casados, pero sí que hay algo entre nosotros; algo que todavía no soy capaz de identificar. Solo te pido que me des tiempo para hacerme a la idea y pensarlo tranquilamente. No quiero que hablemos de lo que me dijiste antes de irme. Vamos a tomarnos las cosas con calma, ¿de acuerdo?
-Está bien. Pero pienso…
Pedro le agarró la cara y la besó varias veces.
-Piensa todo lo que quieras, preciosa, pero no lo digas en voz alta hasta que pase algún tiempo, ¿te parece?
No pudo contestar porque siguió dándole besos, unos besos cada vez más apasionados. Estaba claro que estaba comprando su silencio, pero Paula no pudo hacer nada más que dejarse llevar, ya resolvería sus problemas de conciencia más tarde.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Pero por qué quiere ir tan lento Pedro? Muy buenos los 3 caps.
ResponderBorrar