domingo, 3 de noviembre de 2019

UN HOMBRE MUY ESPECIAL: CAPITULO 39




Pedro permaneció de pie exactamente en el mismo sitio donde lo había dejado Paula. No podía quitarse de la cabeza aquellas palabras, podía oírlas una y otra vez retumbándole en los oídos y sentía que el mundo se le venía encima. 


Se suponía que ese era su momento de ser independiente y de hacer lo que le viniera en gana.


No podía negar que Paula le gustaba muchísimo; disfrutaba estando con ella porque era sexy y jamás se echaba atrás ante sus continuas provocaciones. Incluso cuando no estaban juntos, pensaba mucho en ella y se preguntaba qué estaría haciendo. No obstante y, por muy egoísta que fuese, seguía teniendo la sensación de que todo eso acabaría con su recién recuperada libertad. Todo se estaba volviendo muy serio, muy permanente.


Quizá estuviera exagerando, a lo mejor no debía dar tanta importancia a lo que acababa de decir. 


Repitió sus palabras en voz alta para juzgar desde diferentes perspectivas si sonaban tan peligrosas como le había parecido en un primer momento o si de verdad estaba exagerando. 


Dios mío, la habitación se estaba haciendo cada vez más pequeña, le faltaba el aire… Tenía que salir de allí, necesitaba unos días de relajación antes de echarlo todo a perder.


Llamó a Jose, un antiguo compañero de casa, y unos minutos más tarde estaba listo para irse de fiesta con su amigo.



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