sábado, 30 de noviembre de 2019
SECRETOS DE AMOR: CAPITULO 17
Maia estaba emocionada con la visita de su tío y le costó trabajo meterla en la cama. Parecía muy feliz después de estar todo el día en la guardería porque, según ella, ahora era una de las niñas mayores, a las que no iban a recoger a la hora del almuerzo.
Se quedó dormida un minuto después de apoyar la cabeza en la almohada y Paula sintió que su corazón se llenaba de amor mientras le daba un beso y la arropaba con el edredón. Maia siempre había sido pequeña para su edad y tenía una carita tan preciosa como una de las hadas que adornaban su habitación. Había heredado su pelo y sus ojos, pero de un tono mas claro, y las largas pestañas hacian sombra en sus mejillas mientras dormía.
Daria la vida por su hija, pensó. Haría cualquier cosa para protegerla y si para eso, tenía que lidiar con Pedro Alfonso todos los días, lo haría sin dudarlo un segundo.
Le dolía el hombro y pensó tomar uno de los analgésicos que le había dado el médico de Pedro, pero decidió no hacerlo. Odiaba tomar pastillas, especialmente las que te dejaban adormilada.
A pesar de las órdenes de Pedro, estaba decidída a ir a trabajar al día siguiente. Y a llegar a su hora.
Chris se había ido a dormir temprano, cansado, y ella estaba a punto de hacer lo mismo cuando sonó el teléfono. Paula arrugo el ceño, recordando las llamadas intempestivas de unos meses antes. Si Leo había vuelto a las andadas... Pero la voz al otro lado del hilo no era la de su ex marido. Era su jefe.
-¡Pedro! -exclamó, atónita.
-Llamo para ver cómo estás. ¿Has tomado las pastillas que te ha dado Guy?
-Iba a hacerlo ahora mismo.
-Ya veo. Pues tómalas. ¿Qué ha dicho Chris sobre tu intento de ser Superwoman?
Paula arrugó el ceño.
-No le he contado nada.
-¿No le has contado a tu marido lo que ha pasado?
-No es nada - respondio Paula. Ella no estaba acostumbrada a mentir pero, aparentemente, esa pequeña mentira ya estaba complicando las cosas-. Gracias por llamar.
-Mira te debo una disculpa. Debería haberte creído esta mañana. Lo siento.
¿Cómo podía afectarla tanto el sonido de su voz?, se pregunto Paula, con el corazón acelerado.
-Estoy bien, de verdad. Ha sido un malentendido, no pasa nada.
Entonces vaciló, recordando el otro malentendido en el parque. Esperaba que el no estuviera pensando lo mismo.
-Tengo que colgar. Ha sido un día agotador.
-Para ti y para mí -dijo Pedro, enigmático. Pero antes de que ella pudiera descifrar ese mensaje, había colgado.
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