jueves, 10 de octubre de 2019

LOS SECRETOS DE UNA MUJER: CAPITULO 33




Encontró el dinero donde lo había dejado.


Paula se pasó una mano por el pelo. No podía dejar de pensar que quizá aquel no había sido un robo cualquiera. A lo mejor Agustin había enviado a esos dos matones para que dieran con ella.


Se dejó caer sobre la cama. La mera posibilidad de que fuera así estaba consiguiendo que le faltara el aire. Se forzó a respirar profundamente para intentar recuperar la calma.


Si trabajaban para Agustin, volverían a por ella tarde o temprano. Su ex era de lo más persistente.


Intentó calmarse, no quería llegar apresuradamente a conclusiones equivocadas.


Se dijo que aquello no tenía nada que ver con Agustin, que era casi imposible que hubiera dado con ella. Juan era el único que sabía dónde estaba y estaba segura de que nunca se lo diría.


Pensó en pedirle a Pedro que la dejara al día siguiente en la siguiente isla a la que se acercaran. Desde allí se las arreglaría para volver a Miami por sus propios medios, después volar a Richmond y hacer lo que debería haber hecho desde un primer momento. Sabía que no le quedaba más remedio que enfrentarse a Agustin cara a cara.


Pero no quería irse. Se había reído más en el tiempo que llevaba a bordo del Gaby que durante sus tres años de matrimonio.


Pensó en Pedro y en el baile.


Había sido muy agradable.


Se quedó pensando en la cama hasta que se convenció de que no debía irse. Se había comprometido a ayudar a Margo y no podía echarse atrás.





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