sábado, 3 de agosto de 2019

INTENTO DE MATRIMONIO: CAPITULO 65




Pedro hundió el pie en el freno y de un salto bajó del coche. Medio envuelta en una vieja manta, Paula caminaba tambaleándose bajo los árboles, hacía la cabaña. Corrió hacia ella con la pistola en la mano, preparado para disparar.


—Yo que tú no lo haría, inspector.


Se detuvo al oír la voz de Mariano. En esa ocasión no tenía un tono calmado, sino todo lo contrario. Parecía alterado, nervioso. Tenía un arma en la mano y estaba apuntando a Paula.


—Baja la pistola, Mariano. Todo ha terminado. Sabemos que mataste a todas esas mujeres. Sabemos incluso lo de Tamy, y tus sospechas acerca de que tenía una aventura con Gerardo Dalton.


—Yo no sospechaba que tuviera una aventura. Lo sabía. Ella me lo dijo. A sabiendas de que yo la amaba. Se merecía morir. Y el senador también.


—Lo mataste, ¿verdad? Estaba en el hospital bajo tu cuidado, y te aseguraste de que no sobreviviera a la operación.


—Se merecía la muerte. Todos vosotros os la merecéis.


—Pero no puedes matarnos a todos, Mariano. Yo también estoy armado, y si disparas a Paula, te mataré.


Vio la furia en los ojos de Mariano, contorsionado su rostro, tensos los músculos del cuello como cables de acero. Pedro supo que iba a apretar el gatillo. Que iba a matar a alguien por última vez. Sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.


Mariano apretó el gatillo. Y Pedro también. El tiroteo fue ensordecedor.


Mariano cayó al suelo mientras Pedro corría hacia Paula. Cuando se derrumbó en sus brazos, sintió la caliente caricia de la sangre. 


Envolviéndola en la manta, la estrechó con fuerza.


—No te mueras, Paula. Por favor, no te mueras. Por favor, Dios mío, no la dejes morir...




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