sábado, 27 de julio de 2019

INTENTO DE MATRIMONIO: CAPITULO 41




El bar estaba oscuro, lleno de humo. Penny Washington estaba sentada ante la barra, en un lugar desde donde podía vigilar perfectamente la puerta. Ya había estado antes allí. La había llevado su amiga Karen, cuando le confesó que el hijo que llevaba en sus entrañas era de su amante, el médico del hospital, y que no estaba dispuesta a desaparecer del mapa con tal de facilitarle las cosas. Ya entonces a Penny no le había gustado aquel local. Ahora menos todavía. 


Pero entonces solo había estado algo inquieta, y ahora sentía verdadero miedo. Sabía demasiado. Sabía que el médico había amenazado con matar a Karen si le decía algo a su mujer. Sabía de la existencia del club. Sabía de las fotografías y del lugar donde la lascivia campeaba a sus anchas. Lo sabía porque ella misma también había formado parte de eso.


Media hora después de la hora de la cita, Penny recogió su bolso y sacó la cartera para pagar la consumición. Media hora era un tiempo de espera más que suficiente. Aunque su marcha no cambiaría nada. Finalmente, el trato sería un hecho. Se había comprometido a cumplirlo. Si no, moriría.


«Juega según las reglas y todo saldrá bien»: ese había sido el consejo de Mariano. Pero también había hecho de consejero de Karen. Se disponía a pagar a la camarera cuando se abrió la puerta y entró el doctor Javier Castle. Barrió lentamente el local con la mirada, hasta que la descubrió. 


No sonrió ni demostró el menor gesto de reconocimiento. Simplemente se dirigió hacia ella.


La camarera dejó lo que estaba haciendo y se volvió para mirarlo. Penny se preguntó si aquella pobre chica sabría que el tipo impecablemente vestido que acababa de entrar era un reputado psiquiatra... perfectamente capaz de cometer un asesinato.





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