sábado, 15 de junio de 2019

AMULETO: CAPITULO 28




Después de que Simon se fuera, Paula mira su plato de comida como si estuviese memorizándolo.


—¿Qué sucede?


Ella niega con la cabeza.


—No sé, es solo que... ¿Todo el mundo te atosiga sobre las mujeres con las que has estado?


Agrego más pimienta y sal de la necesaria a mis huevos, decidiendo qué es exactamente lo que quería decir.


—Mira, no es ningún secreto que he jodido. Pero todo ha sido diversión inofensiva. Estoy aquí en las afueras, ¿qué más se supone que debe hacer un hombre? —Paula torció los labios, en conflicto. Tomo su mano en la mía—. Escucha, no soy perfecto. Hemos cubierto abundantemente eso. Y la verdad es que este es un territorio nuevo para mí.


—¿De qué territorio estamos hablando, exactamente?


—Nosotros. Esto. —Me quito la gorra tejida y paso una mano por mi cabello—. Quiero decir, los últimos días se han sentido como que hemos estado en hipervelocidad, ¿no es así? ¿Cómo que hemos estado en esto mucho más tiempo del hemos tenido juntos?


—Es así. —Paula asiente, lentamente. Esta conversación claramente tampoco es fácil para ella. Todo esto es vulnerable y honesto y me tiene temblando en mis botas. Pero entonces Paula habla de nuevo—. Se siente como si te hubiese conocido de siempre, Pedro. Como que puedo confiar en ti. Como si estuviera destinada a estar aquí, contigo. Tal vez eso suene loco o intenso, pero...


—No es así. Yo también lo siento Y quiero ver a dónde nos lleva. En dos días, siento que te conozco de siempre. ¿Cómo será en dos días más?


Paula parpadea nuevamente las lágrimas en sus ojos.


—No pensé que esto fuera real, sea lo que sea esto.


—Es la magia de Irlanda, muchacha.


—Entonces supongo que hoy es el día en que voy a encontrar ese arcoíris.


Me sonríe, su rostro luminoso y brillante, y me encanta verla de esta manera. La niña tan asustada de su propia sombra hace unos días se había ido.


Solo que no sé qué hacer con el lío en el que me había metido.


Parte de mí piensa que debería llamar a Patricio y suspender la apuesta, pero conozco a mi hermano y nuestra rivalidad tiene profundas raíces. Si la suspendo, me llamará perdedor. 


Pero dado que Paula no irá a ningún lado sin mí, la verá de nuevo, y pronto.


Entonces, ¿dónde me dejaría eso? Ella averiguará sobre la apuesta tarde o temprano.


Y yo no tendré la tierra que quiero ofrecerle.


No tengo más remedio que seguir adelante.


Además, he salido de líos más grandes antes. 


Ciertamente, puedo manejar el corazón de esta chica.




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