miércoles, 6 de marzo de 2019

AS HOT AS IT GETS: CAPITULO 15




Pedro esbozó una mueca al oír el portazo y cruzó la habitación a toda velocidad, con la cabeza rebosante de imágenes de Paula desnuda y delante de él. En su mente se repetían fragmentos de su conversación mientras pensaba en todo lo que debería haber dicho y hecho. No podía decir que hubiera manejado muy bien aquel encuentro.


Jamás había manejado bien a Paula y por fin comprendía cuál era el problema. Paula era una mujer a la que no se podía ni manejar, ni dominar, ni controlar. Por lo menos no de la forma en la que a él le gustaba por eso lo arrastraba prácticamente hasta la locura cada vez que estaba con ella.


Pero había estado tan cerca de él, y estaba tan viva… Tórrida, deliciosa, embriagadora. Lo había besado de una forma que lo había dejado loco de deseo y en aquel momento allí estaba, solo, en medio de una suite enorme y vacía. Se cruzó de brazos y miró hacia el jardín, iluminado en aquel momento por los focos. Y por si el problema con Paula no fuera suficiente, tenía también el problema que había ido a contarle.


¿Realmente habría en su centro una red de servicios sadomasoquistas funcionando en su centro turístico? Si eso era cierto, tendría que detenerla cuanto antes. La imagen que quería proyectar de Escapada era la de un lugar hedonista y lujoso y sabía perfectamente que la frontera entre el hedonismo y la sordidez podía llegar a ser muy pequeña. Era una batalla que había estado librando durante años en Rancho Fantasía y sabía que tendría que enfrentarse al mismo desafío con Escapada. Pero hasta entonces no había sido consciente de la rapidez con la que se iba a presentar.


Maldita fuera.


Se metió en le dormitorio y se tiró en la cama.


Estaba demasiado frustrado para pensar correctamente. Las posibilidades runruneaban en su cabeza a más velocidad de la que era capaz de considerar.


Pedro dio vueltas en la cama, golpeó la almohada y la tiró a un lado, porque le parecía de pronto tan dura como una piedra. Pero eso lo dejó tumbado en un duro colchón, con el cuerpo tenso y preparado para la acción y anhelando compañía.


Paula Chaves había conseguido sacarlo de quicio.


Y tendría que acostarse con ella.


Aquel pensamiento llegó a su mente completamente formulado. Estaba tan seguro de lo que acababa de pensar como de su propio nombre.


Pero era ridículo. Paula acababa de estar en su habitación, desnuda y dispuesta, y él le había pedido que se fuera. Porque era lo que tenía que hacer.


Quizá si ambos fueran capaces de mantener la boca cerrada durante el tiempo suficiente como para poder…


Tenía que acostarse con ella esa misma noche.


Ya era hora de dejar de andarse con rodeos y de ir directamente al grano, tal como ella había propuesto. La idea de Paula ya no le parecía en absoluto tan disparatada como se lo había parecido en un principio y, de pronto, estaba convencido de que la única forma de olvidarse de Paula era acostarse con ella.




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