sábado, 12 de enero de 2019

AL CAER LA NOCHE: CAPITULO 32




Pedro se montó en el coche con intención de dirigirse hacia su casa. Pero en cuanto se detuvo ante el primer semáforo, giró hacia la derecha y condujo hacia la zona de Hunter's Grove.


Aparcó a una media manzana de la casa de Paula. Desde allí podía ver encendidas las luces del piso de arriba. Debía de estar despierta.


Le habría encantado llegar hasta allí, llamar a la puerta y estrecharla entre sus brazos. Pero Mateo tenía razón. Todavía no estaba preparado para zambullirse. Necesitaba continuar fuera del agua.


Se recostó contra el asiento, apoyando la cabeza en el reposacabezas. Debería irse a casa y dormir. Y eso era lo que iba a hacer. Pero antes, cerraría los ojos un instante.


Y en cuanto lo hizo, apareció la imagen de Paula en su cabeza, enfundada en un vestido de satén y ofreciéndole sus labios.


—He estado esperándote, Pedro. He estado esperándote durante toda mi vida…


Cuando volvió a abrir los ojos, Paula había apagado la luz de su casa. Pedro puso el motor en marcha y se alejó dispuesto a enfrentarse a otra noche de insomnio.




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