sábado, 29 de diciembre de 2018

EL SOLTERO MAS CODICIADO: CAPITULO 28



Pedro no sabía por qué se había distanciado de la fiesta de bienvenida. Tal vez porque sabía que Paula no iba a quedarse en Point. Tal vez porque aquella certeza lo carcomía por dentro. 


Apartó la mirada de su hermoso perfil mientras saludaba al marido de Frankie y sacó una lata de cerveza de una nevera. No tenía sed, y sabía que Paula tomaría una foto de él bebiendo para añadir a su colección, pero aun así tomó un trago.


La noche anterior no había sido como él esperaba. No lo había sorprendido la pasión ni la belleza de su cuerpo desnudo. Siempre había sabido que Paula lo deslumbraría con su físico. 


Pero no había contado con los arrebatos de ardiente emoción que lo habían invadido mientras le hacía el amor. Ni había sospechado que esa emoción lo acompañaría mucho después de haber abandonado su cama.


Y, lo que era peor, aún no se había recuperado. 


Nunca había experimentado una angustia semejante. ¿Y si la noche anterior era todo lo que podía conseguir de Paula? La idea de no volver a besarla o abrazarla le resultaba insoportable.


«La has asustado», lo acusaba una voz interior. 


Y sospechaba que era cierto. Paula sólo había querido jugar, pero le había entrado el pánico por la intensidad emocional que él no había podido ocultar. Había querido poseerla y consumirla. Y seguía queriendo hacerlo.


Tenía que mantenerse alejado de ella hasta que pudiera recuperar el control. Hasta que pudiera relacionarse con ella sin arriesgarse a ahuyentarla.


-Eh, doctor, hemos encontrado la red de arrastre -dijo uno de los chicos a los que había enviado al barco en busca de los aparejos de pesca.


Agradeciendo la distracción, Pedro arrojó la lata medio llena a un cubo de basura y siguió al grupo de jóvenes pescadores a la playa.



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