viernes, 28 de diciembre de 2018

EL SOLTERO MAS CODICIADO: CAPITULO 26




-Espero que los vecinos no sean tan groseros contigo como lo han sido conmigo. Sally Babcock me llamó para decir que no le gustaba nada tener que responder preguntas sobre su sopa -dijo Agnes Tierney mientras deshuesaba aceitunas en su cocina-. Y en el puesto de verduras del señor Johnson, Wanda Scaggs me dijo que debería avergonzarme por las horribles cosas que he dicho del doctor Alfonso. Y el señor Johnson me hizo un desaire.


-¿Estás segura de que quieres ir hoy al picnic, Agnes? -le preguntó Paula, viendo cómo la escultora echaba las aceitunas en la ensalada de patata.


-¡Claro que sí! Bob estará allí. Y también mi club de bridge. Saben que esta demanda es obra de Gaston... Creo que es importante para Gaston debido a un asunto de tierras -le confesó sobre el cuenco de ensalada-. Ahora está reunido con un agente inmobiliario, intentando conseguir la propiedad a las afueras de Point. Quiere construir edificios de apartamentos para alquilar.


Paula la miró horrorizada. La naturaleza salvaje se extendía a lo largo de cien kilómetros por la península. Tan sólo una docena de casas salpicaban el paisaje y las playas.


-¿Qué tiene que ver el asunto de las tierras con la demanda?


-Pedro es el propietario de la mayor extensión de tierra. Sin ella, Gaston no puede construir -explicó Agnes mientras machacaba los ajos-. Creo que Gaston quiere obligarlo a vender.


Paula tuvo que esforzarse para disimular su indignación. Así que Gaston tenía un motivo oculto para explotar la situación...


-Agnes, si no quieres demandar a Pedro, ¿por qué lo estás haciendo?


-¡No puedo desafiar a Gaston! -exclamó ella-. Odia que le lleven la contraria.


-¿Crees que la inyección de Pedro te provocó las alucinaciones? -la presionó Paula. Ahora más que nunca quería llegar al fondo del misterio.


La escultora se encogió de hombros y vertió el zumo de limón en la ensalada.


-Supongo. Nunca había tenido alucinaciones, y no he vuelto a tenerlas desde entonces.


-Si la inyección no las provocó, ¿querrías saber cuál fue la causa?


-Por supuesto. Jamás acusaría injustamente a un vecino -declaró ella-. Ni siquiera Gaston puede impedir que me disculpe si me he equivocado.


-¿Te importa si intento averiguar qué pudo haberte causado las alucinaciones?


-¡Oh, hazlo, por favor! -la animó Agnes, y miró nerviosa hacia la puerta-. Pero tendrás que ser discreta si viene Gaston. No le gustará que estés fisgoneando.


Paula se pasó una hora haciéndole preguntas a Agnes sobre lo que hizo aquel día de julio. 


Luego, tomó muestras de las plantas que Agnes cultivaba en el jardín y que utilizaba para hacer el té. También examinó su inventario de especias y copió los nombres de los medicamentos del cuarto de baño. Cuando reunió todos los datos que pudo, conectó su portátil a Internet y envió la información a su ayudante. Las muestras de plantas y especias las mandaría al laboratorio para analizarlas.


-Si no había gambas en la sopa de Sally, ¿por qué sospechaste que tenías una reacción alérgica? -le preguntó a Agnes antes de marcharse.


-Tenía que haber gambas por alguna parte. Noté su sabor.


Paula le pidió que recordara todo lo que había comido aquel día e hizo una lista con los alimentos.


-Hasta que descubramos la causa de tu reacción, ten cuidado con lo que comes hoy en el picnic.


-Sólo tomaré la comida que yo lleve -le aseguró Agnes-. Gaston no irá al picnic hasta bastante tarde, pero ¿te gustaría acompañarnos a Bob y a mí? Jugaremos al bridge.


-Gracias, Agnes, pero tendré que irme pronto del picnic, así que necesito mi coche.


-Oh, tómate un poco de tiempo para divertirte. Y no permitas que te afecten los modales de la gente. ¡Todos están muy susceptibles por este asunto de la demanda!




No hay comentarios.:

Publicar un comentario