miércoles, 28 de marzo de 2018

POR UNA SEMANA: CAPITULO 20




Pedro ni siquiera se daba cuenta, pero para Paula aquellas palabras eran mágicas. Él la necesitaba, comprendió, y eso era lo que ella siempre había deseado. Era fuerte, se dijo. Sobreviviría... con tal de que recordara que sólo era un juego.


—¿Sólo me necesitas para esta noche? —susurró Paula, que no quería concebir esperanzas.


—Sólo durante una hora o dos —contestó Pedro. Sabía que para Paula era importante dejar eso claro—. Me gustas mucho, Paula, pero no puedo darte lo que tú necesitas. Si me quedo sólo voy a conseguir hacerte infeliz, y no quiero arriesgarme a que ocurra eso.


—Entonces estamos de acuerdo —parpadeó Paula. Aquellas eran las palabras exactas que ella había esperado oír, pero de todos modos la desilusionaron. En algún lugar, en lo más hondo de su corazón, había concebido la esperanza... —. Pero no sabes lo que te estás perdiendo.


Sí lo sabía, pensó Pedro en silencio.


—Al menos serás mía durante una hora.


Pedro se esforzó por sonreír. Su corazón estaba triste. Tomó el anillo y se lo puso en el dedo. 


Ambos lo miraron durante unos instantes. Tenía que reprimir sus deseos por ella, se dijo. 


Llevársela a la cama sería un error, y si lo cometiera se odiaría, pensó.


—Vamos, cuanto antes lleguemos antes nos iremos, Pedro. Luego puedes volver a casa a hacer las maletas y marcharte de aquí.


—¿Es que este pueblo no es lo suficientemente grande para los dos?


Paula torció la boca en una ligera sonrisa. No tenía ganas de reír. Todo le parecía mal. Estaba mal desear a Pedro tan desesperadamente, estaba mal lo que él le hacía a su padre, y estaba mal que el amor sólo sucediera una vez en la vida, pensó.


No podía hacer nada con respecto a sus deseos, reflexionó. 


Ni tampoco podía obligar a Pedro a que se enamorara de ella. Pero sí podía hacer algo con respecto a Lucas. Tenía que encontrar la forma de ayudar a Pedro, se prometió a sí misma, lo quisiera o no.





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