domingo, 22 de octubre de 2017

NOVIA A LA FUERZA: CAPITULO 17




Pedro se preguntó si realmente Paula Chaves no sabía qué estaba ocurriendo o si estaba jugando a un juego aún más complicado junto al resto de su familia.


Aquella pregunta lo distrajo peligrosamente de la difícil conducción que estaba realizando. Necesitaba toda su concentración puesta en la carretera.


Pero a pesar del hecho de que sabía que tenía que pensar sólo en la conducción, no podía quitarse de la cabeza lo que había ocurrido en casa de ella. Quería recordar las cosas que había dicho Paula y cómo las había dicho, aunque lo más importante era la expresión de su cara al reaccionar ante él o al contestar sus preguntas. Tenía que ser capaz de interpretar aquellas expresiones y el lenguaje de su cuerpo para ser capaz de comprender lo que estaba ocurriendo. 


Pero el problema era que los recuerdos que necesitaba no eran los que más fácilmente podía recordar.


En vez de ello, las imágenes que se estaban apoderando de su mente eran las de la noche que habían pasado juntos en Sevilla, imágenes sensuales, eróticas… Podía ver el aspecto que había tenido Paula cuando la había besado. Podía jurar que todavía podía saborear la esencia de ella en sus labios. 


Si se los lamía para paliar la repentina sequedad que se había apoderado de ellos, era como si acabara de apartar su boca de la de ella.


También recordó el momento en el que Paula había estado tumbada en la cama debajo de él con su sedoso pelo marrón esparcido por la almohada. La dulce fragancia de su piel le había embargado los sentidos.


—¡Maldita sea, no! —maldijo en voz alta, concentrándose en la horrorosa carretera que tenía delante.


Quería ser capaz de pensar sin permitir que el hambre que sentía por ella le distrajera. Pero lo cierto era que, en lo que a Paula se refería, no podía pensar con claridad, en realidad no podía pensar en otra cosa que no fuera la intensa pasión sexual que aquella mujer despertaba en él. Incluso en aquel momento, con sólo pensar en ella, su sexo estaba erecto.


Pero se preguntó si Paula era realmente tan inocente como en algunas ocasiones parecía o si simplemente estaba fingiendo no saber nada del montaje que había sido la supuesta boda con su hermana…


—¡Demonios!


Un intenso sonido le advirtió justo a tiempo. Observó cómo uno de los árboles que había junto a la carretera se estaba balanceando de manera virulenta. El fuerte sonido volvió a escucharse de nuevo, pero en aquella ocasión el árbol se rompió y comenzó a caer sobre la carretera.


—¡Madre de Dios!


Agarró con fuerza el volante y giró apresuradamente hacia la izquierda. Sólo deseó haber reaccionado suficientemente rápido…





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