sábado, 12 de agosto de 2017

UNA CANCION: CAPITULO 27





El miércoles por la noche, recibió una llamada de Pedro.


—¿Una cita? —preguntó Paula, como si no hubiera escuchado bien.


—Sí, señorita Chaves, te estoy pidiendo una cita formal. Tú y yo solos. ¿Crees que Olga y Manuel podrán quedarse con el niño?


—No lo sé. Tendré que preguntárselo. ¿Tengo que ir vestida de alguna forma especial?


—Puedes ir como quieras.


—Hace mucho que no me pongo un vestido. Será una novedad para mí. Podría incluso ponerme un poco de perfume —añadió ella con cierta timidez.


—¿Me puedes dar un adelanto de dónde piensas ponértelo? —dijo él con un tono insinuante.


—Trata de adivinarlo. Luego veremos si has acertado —dijo Paula, flirteando abiertamente con él—. Te recuerdo que no es nuestra primera cita. Ya hemos ido juntos una vez al cine.


—Sí, pero esa no cuenta. Joaquin estaba con nosotros. Esa no es la idea que yo tengo de lo que es una cita.


Paula se preguntó qué tendría él preparado. Se imaginó que no la llevaría a ningún lugar público. Aunque comprendía los motivos, se preguntó si podría sentirse avergonzado de que le vieran con ella. Después de todo, ella no era nadie especial, comparada con él.


—¿Cuándo es tu próxima noche libre? —preguntó Pedro.


—El domingo por la noche.


Aún quedaban cuatro días.


—Me gustaría también ver a Joaquin.


—El viernes no tengo turno de noche en el restaurante. A primera hora de la tarde, le quitarán los puntos a Joaquin, pero luego puedes venir a pasar la tarde con nosotros.


—¿Por qué no venís vosotros a mi casa? Podemos ir al monte a ver si tenemos suerte y vemos más alces. Me llevaré la cámara digital que debo tener en algún sitio de la maleta y veremos luego en el ordenador las fotos que hayamos sacado.


—Me parece una gran idea. ¿Quieres que nos pasemos por tu casa cuando salga de la clínica?


—No, iré yo a recogeros. No me gusta la idea de que vengáis los dos solos por esta montaña.


Él estaba siendo protector con Joaquin y con ella pero, a pesar de eso, se sintió complacida.


—Está bien. Te diré mañana si Olga y Manuel pueden quedarse con Joaquin el domingo.


—Estoy deseando veros. Cuando no estoy contigo. Te echo mucho de menos.


Bueno, no le había dicho nada profundo, pero al menos le había confesado que la echaba de menos. Hubiera querido contarle lo de su entrevista con Jeff Nolan, pero pensó que no era adecuado hablar de esas cosas por teléfono. Ni, probablemente, tampoco el viernes estando Joaquin delante. 


Sería mejor dejarlo para el domingo, cuando estuviesen los dos solos.



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