miércoles, 16 de agosto de 2017

LA CHICA QUE EL NUNCA NOTO: CAPITULO 6




La reunión era a las nueve y media. Paula y Monica prepararon juntas la sala de conferencias.


Todo salió según lo previsto. Paula hizo su papel, repartiendo y recogiendo documentos, sirviendo agua y café y recibiendo las efusivas gracias del vicepresidente de Mariscos Fortune. Ella se limitó a sonreír como respuesta, pero algo la incitó a mirar a su jefe, al que sorprendió observándola con un intenso gesto de desaprobación. Entonces, ella se sonrojó y él apartó la mirada.


No era posible que Pedro Alfonso creyera que estaba coqueteando ni nada parecido, ¿o sí?


Por otra parte, ser madre soltera conllevaba que muchos hombres albergaran la estúpida creencia de que, por ello, tenía que ser una mujer promiscua…


Cuando Paula llevó a su jefe a la comida en un Mercedes de la compañía, le pareció obvio que él no estaba de buen humor. Las razones eran confusas.


–Hmm… Conduces con mucha cautela, Paula.


Ella miró a la izquierda y a la derecha un par de veces antes de cruzar una intersección.


–No es mi coche, su vida está en mis manos, señor Alfonso, y además respeto mi propia vida.


–La cautela excesiva también puede ser peligrosa –comentó él–. Rogelio conduce mejor.


Paula se empezó a enfurecer, pero no dijo nada.


–Si lo pienso bien, otra buena cualidad de Rogelio es que no debo preocuparme porque reciba proposiciones indecentes de uno de nuestros mayores clientes que, por cierto, tiene edad suficiente para ser tu padre. Ay, ve un poco más deprisa, Paula.


Fue la gota que colmó el vaso. Paula aparcó con cuidado en la acera, paró el motor y le tendió las llaves a su jefe. No gritó ni dio ningún portazo.


–Si quiere llegar a la comida con los Bromwich de una pieza, es mejor que conducta usted. Y no vuelva a pedirme que lo lleve a ningún sitio más. Además, puedo manejarme con las propuestas indecentes yo sola, así que no es necesario que se preocupe por eso. En cuanto a sus comentarios sobre mi forma de conducir, resulta que yo pienso que es usted una amenaza en la carretera.


–Paula…


Ella lo ignoró, abrió la puerta y salió del coche.




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