sábado, 8 de julio de 2017

PROMETIDA TEMPORAL: CAPITULO 23






Paula pasó la noche acurrucada en la cama, contando los minutos que faltaban para que amaneciera.


Pedro tenía razón en una cosa. Debería haberle dicho que era hermana, media hermana, de Laura en un primer momento. Ése había sido su plan. Pero lo cierto era que no había querido hacerlo porque lo que estaba ocurriendo con él era lo más maravilloso que le había ocurrido en la vida.


Se secó las lágrimas con rabia, pues sabía que de nada servía sentir lástima de una misma, era algo que había aprendido a una edad muy temprana. Había tenido a su abuela, pero siempre había tenido la sensación de que le faltaba algo. Lo que más había deseado en el mundo era que su madre la quisiese y haber conocido a su padre en lugar de ser un error, como la había llamado Laura. Por eso se había pasado la vida huyendo de los hombres; si no se enamoraba, no podría cometer ningún error.


Pero el deseo de tener una familia «normal» la había convertido en una persona inquieta y necesitada, incapaz de encontrar lo que necesitaba porque tenía demasiado miedo a dejar que alguien se acercara a ella. Igual que Kiko.


—Tú y yo no encajamos en ninguna parte —le dijo a su perra—. Somos únicas, atrapadas entre dos mundos.


A pesar de todo el amor que le había dado su abuela, Paula siempre había sentido que había algo de verdad en las palabras de Laura… que no era lo bastante buena para su madre y por eso la había abandonado.


Siempre se había sentido así… hasta que había conocido a Pedro.


Durante un fugaz lapso de tiempo había descubierto lo que era pertenecer a una familia. Pero lo había estropeado todo.


—Debería habérselo dicho —dijo, respondiendo a los aullidos de Kiko—. Pero entonces no habría hecho el amor conmigo y yo no me habría enamorado de él.


Se le escaparon algunas lágrimas mientras pensaba que había merecido la pena a pesar de lo mal que había acabado. Los días que había pasado con Pedro compensaban cualquier agonía y volvería a hacerlo en cualquier momento.


Sin dudarlo un segundo.




1 comentario: